viernes, 30 de agosto de 2019

LAS VELADAS DE PALACIO



Quiero dejar constancia, en forma de breve resumen, de las jornadas poético-musicales que se han venido desarrollando a lo largo del mes de agosto en el Palacio Ducal, hoy IES Ramón Olleros. Son varios los motivos que me animan a ello.
Tengo la impresión (es solo mi impresión y puedo estar equivocado) de que el equipo de gobierno del Ayuntamiento se vio pillado con el tiempo y con la escasa previsión del equipo municipal anterior. A veces la necesidad hace virtud pues creo que han salido muy bien parados del intento.
Sospecho que acudieron a refugio seguro y a persona dispuesta. Esa persona se llama Luis Felipe Comendador, que se prestó enseguida a la ayuda.
Su don de gentes, su predisposición y sus amplias amistades seguro que han facilitado la confección de un programa de participación potente y también dispuesta a la ayuda. Y seguro que se pudo confeccionar en pocos días lo que de otra manera habría sido imposible. A él, creo yo, se debe casi todo el éxito del programa.
La aventura tenía un riesgo alto pues se trataba de veladas en las que la poesía era la materia básica y la experiencia enseñaba que es asunto para minorías y que acaso la afluencia y la disposición de los posibles asistentes podía no ser la mejor.
He asistido a todas las veladas y he constatado con mucha alegría que cualquier previsión, por positiva que fuera, ha sido sobrepasada en número de asistentes y en atención a lo que allí se presentaba. No creo que sea fácil congregar a tal número de personas ni en los lugares más propicios.
El patio renacentista del palacio es lugar inmejorable para este tipo de actividades: cualquier tipo de sonido suena allí melodioso. Las últimas horas de la tarde y las primeras de la noche crean en el lugar un refugio de fresquito que, en fechas de verano, lo agradece cualquier cuerpo y cualquier espíritu.
La muestra de participantes, poetas y cantantes, ha sido muy variada y manifestación de muy diversas sensibilidades.
Me siento muy satisfecho de haber acudido a todas las sesiones y de haber sido invitado a participar con mi lectura en una de ellas y de compartir versos y afectos con amigos y colegas.
Me parece que, por encima de todo, se ha mostrado que hay otras formas diferentes de entender los veranos y los tiempos de ocio.
Querría que la gente entendiera (también los representantes públicos) que estos actos no deberían tener color partidista y que la presencia de gentes, tanto del equipo de gobierno como de la oposición, tendría que haber sido algo normal. Las actividades culturales deben atraer por sí mismas, no por otros condicionantes. Del anterior equipo de gobierno no he visto ni el rastro de nadie.
Espero que desde el Ayuntamiento se sigan favoreciendo actividades de este tipo en el futuro. Hay en Béjar un buen número de creadores en distintas materias a los que la comunidad debe apoyar y empujar en sus aficiones.
De una ciudad se suele medir su riqueza física y su renta per cápita, pero hay otras riquezas que engrandecen aún más a una comunidad; se trata de su riqueza humana, del valor que atesoran las personas. Ese valor no se mide en cuentas bancarias. En el palacio ducal este mes de agosto aseguro que se ha congregado una riqueza especial.
Enhorabuena a todos. 

jueves, 29 de agosto de 2019

MÁXIMA


MÁXIMA

“Cualquier tiempo pasado fue mejor”,
reza el dicho en su forma popular.
Yo me pongo a pensarlo y dudo mucho
de la certeza de aforismo tal.
Dejémoslo tan solo en esta frase:
“Cualquier tiempo pasado fue anterior”.

Dos notas de obligado cumplimiento:
1.- Muchas gracias y un abrazo a todos los que se han acordado o se han olvidado de que uno cumple años. Un abrazo.
2.- Esta tarde se cierran las jornadas poético-musicales del Palacio Ducal. Allí estaremos para leer, escuchar y disfrutar.  Jueves, 29 de agosto, 20,30 h.

miércoles, 28 de agosto de 2019

POSE Y POSICIÓN



No me digáis que no neutralizamos sus usos y sus significados en la escala de valores del mundo en que vivimos. Creo que no debería ser así. Y no por permanecer en el inmovilismo significativo de las palabras, sino por no pervertir la escala de valores de este mundo posmoderno en el que las verdades terminan siendo todas relativas, flojas, pendulonas y efímeras.
Pose nos aproxima a la representación, “a la postura poco natural y a la afectación en la manera de hablar y de comportarse”.
Posición nos lleva a la “postura, actitud o modo en que alguien o algo está puesto”. Por supuesto, tanto en una situación física como mental o conceptual.
Como se ve, pose nos deja en posición poco asentada, por más que sus fogonazos puedan deslumbrar en el primer momento; posición, sin embargo, nos enraíza y nos deja más sólidos y seguros ante los vendavales de las modas y de los vientos. El que anda en la pose depende de lo que viene de fuera, de las imposiciones externas, de quedar bien ante los demás, de proyectar una imagen amable, a pesar de que eso nos obligue a la contradicción con nosotros mismos. Posición recibe los mandatos desde dentro, obedece a unos convencimientos personales, no se acomoda porque sí a las modas pasajeras y somete las rentas inmediatas y la popularidad a los principios personales en los que se basa la coherencia.
No creo en los modelos absolutos; todos nos movemos en la vida de acuerdo con los contextos en los que nos toca pasar el tiempo; y negarse rotundamente a ello suele producir melancolía y enfado. Pero me parece evidente que vivimos en el mundo de las poses y que la balanza anda absolutamente desequilibrada a favor de las apariencias y del bien quedar, por más que las raíces de nuestras actuaciones tengan escasa profundidad. Las relaciones humanas comportan emisión y recepción, es verdad; pero, si falseamos el emisor, todo el proceso queda contaminado.
Echo una ojeada a lo que sucede por ahí, rasgo en diversos niveles y en todos me sale una cosecha de poses y más poses. Repasad, si no, las imágenes y los contenidos de las últimas reuniones del G-7; dadle una vuelta a todo el proceso de investidura que se nos viene encima y a la ya pasada; analizad lo que significa la pasarela continua de los medios de comunicación; no olvidéis daros una vuelta por el mundo de la moda; deteneos por un momento en lo que sucede en los ayuntamientos; venid a vosotros mismos y apuntad las veces en las que habéis reprimido opiniones para quedar mejor delante de los otros.
Cuando en la ecuación domina la pose, resulta casi imposible ir desde ella a la posición; cuando lo hace la posición, se puede uno conceder la disculpa de ir alguna vez a la pose, para volver enseguida al estado sólido de la posición.
Tal vez pueda pensarse que el verano no es la mejor estación para hablar de estos conceptos. O tal vez resulte la más adecuada, pues es tiempo de calle y de exposición, de ruptura de tiempos y de roce más directo con los demás. Y el ser humano, a pesar de todo, es un animal social.
En este mar de dudas andamos navegando. Ojalá que las olas no nos ahoguen en el vaivén de las mareas, de las modas y de las poses, y seamos capaces de amasar posiciones duraderas y sólidas. Aunque vayan contracorriente y nos cuesten ratos de soledad y de nostalgia.

lunes, 26 de agosto de 2019

EN PLENO MES DE AGOSTO



Observo con disgusto que, por casi todos los rincones, se respira el olorcillo de algo que parece alejarse y que se da ya por concluido. Da la impresión de que tuviéramos ya que hacer resumen y balance de lo que ha sucedido y de que nos estuviera invadiendo la obligación del futuro dando por perdido el presente. Y me parece observarlo un poco en todos los ámbitos y niveles.
Tengo gente próxima que trabaja en la enseñanza y que ya descuenta los días con los dedos de las manos viendo cómo se queda sin ellos por la proximidad de la vuelta a las aulas. Leo resúmenes y valoraciones de las actividades del mes de agosto en esta ciudad estrecha, en la que habito. Los medios hacen recuento del número de turistas que nos han visitado. Como el asunto político no se ha resuelto, muchas de las miradas apuntan al futuro y a las novedades que nos puedan traer las próximas semanas. Y en este plan.
Es verdad que la gente anda buscando su acomodo, que tal vez las calles empiecen a verse menos transitadas, que las noches, un poquito más largas, comiencen a dar indicios de que algo se mueve; incluso las tormentas de ahora mismo, después de tanta sequía, acaso anuncien un cambio natural. Qué sé yo…
Pero me parece un error adelantarse al futuro y poner el carro por delante de los bueyes. Todo llegará a su debido tiempo. Cada día tiene su afán y a él deberíamos dedicarnos con ahínco. No entiendo que nadie se obsesione con el escaso número de días que le queden de vacaciones ni que piense siquiera en la época de trabajo antes de la misma fecha en la que se vea obligado a realizarlo. Todavía la noche anterior forma parte del período de vacaciones y no deberíamos robarle ese espíritu.
Por lo demás, aún queda casi una semana entera del mes de agosto, por el medio habrá que celebrar aniversarios, las actividades siguen al mismo ritmo, la naturaleza nos sigue regalando su hermosura, las fiestas patronales se atisban por el horizonte, acaso quede pendiente alguna escapadita de semana para los más retrasados y nada nos indica que no se tranquilice todo hasta la segunda semana del mes de septiembre. Por si fuera poco, los veranos se alargan cada año más y el clima nos dejará en la calle todavía muchos días y alguna que otra noche.
Agosto, además de ser un mes largo, no linda con ningún otro mes del calendario; quiero decir que cierra período, porque septiembre cambia las costumbres, reconstruye los ritos, se hace de rogar para olvidar aquello que creció tal vez en el verano y nos asienta en la realidad más inmediata y duradera.
¿Por qué no lo dejamos que se agote y se exprima, que deje al descubierto todo lo que tenga dentro y se duerma tranquilo y rendido después de todo el gozo y el contento? Que nadie tenga prisa, y que también se agote entre sus días, para llegar alegre, satisfecho y pleno a lo que nos vaya marcando el calendario.
Venga, vamos a ello.

domingo, 25 de agosto de 2019

JUEGOS DE CALENDARIO



JUEGOS DE CALENDARIO

Si ayer fue martes y mañana jueves,
habrá que concluir que la semana
va mediando los días y las ganas
haciéndonos saber que hoy es ya miércoles.

Recuerda que pasado será viernes
y sábado después y la jarana
estará en todo caso asegurada
hasta el mismo domingo si prefieres.

Haz recuento los lunes y decide
cuál de los siete días mejor te abona
para acercarte al fin que tú persigues.

Verás que, si bien miras y razonas,
cualquiera te convoca y te bendice
cual rey de la semana, aun sin corona.

martes, 20 de agosto de 2019

RUBÉN CUMPLE CINCO AÑOS



RUBÉN CUMPLE CINCO AÑOS

No sabría decir lo que mis ojos miran
cuando contemplan estos cinco años.
Pero al recuerdo acude
la hora en que naciste.
A toda prisa, fuimos a buscarte
en el calor de Ávila.
La luz iluminaba la fiesta de la tarde.
Papá llamaba a Sara y le decía:
“Vamos, mi vida, que Rubén espera
y vamos a buscarlo y conocerlo”.

Y tú te desprendiste de tu madre
en una blanca sala de hospital.

Cinco años vividos desde entonces,
con el mar de la vida por delante
y tus manos abiertas para amarla.

Ofréceme tus manos, y, así, juntos,
vayamos al encuentro de los otros.
Tú apoyarás tus manos en mis manos,
hasta el tiempo en que sepas que es la hora
de apoyar yo mis manos en tus manos.
Así pasearemos por los parques
y veremos la luna cada noche,
y seremos del tiempo y del espacio,
como lo son las horas y las cosas,
pero juntos y urdiendo la certeza
de que estamos el uno junto al otro.

Mi tiempo va encajando tiernas perlas.
Tú eres un eslabón de esa cadena.

lunes, 19 de agosto de 2019

TINTOS DE VERANO (CON MUCHA GASEOSA)



Siempre he considerado el fin de semana que coincide con la mitad del mes de agosto (se le suma la fiesta general de la Asunción) como el espinazo del verano, la fecha que parte por el medio y empieza a hacer mirar a la parte de descenso del estío. Hay muchas razones que me invitan a pensar así: la temperatura, que sigue casi tórrida, pero que empieza a dar algún respiro por las noches; la marcha de los seres más queridos, que me dejan sin fuelle y desmadejado, odiando por unos días el progreso y el precio que tenemos que pagar por esta manera de entenderlo; el acomodo de muchas personas, que ya han girado visita a sus familias y vuelven a su contexto habitual; el descenso de festejos; la proximidad de los exámenes para los menos constantes; el comienzo de las competiciones deportivas… Qué sé yo, son muchas las variables que podría arrimar. El caso es que el ambiente se me ha puesto hoy un poquito más gris y parece que hasta me huele a algo diferente… Es el tiempo que pasa, quizás tan solo eso.
Yo tendré que volver a la rutina poco a poco, a encauzar los esfuerzos y las horas, a saber que las cosas siguen ahí para que yo las roce y las moldee. Pero tal vez lo haga poco a poco, con calma y con sosiego, introduciendo marchas lentamente, pues ando al ralentí y como desalmado; hoy un poco más al escuchar el silencio por los pasillos de mi casa, por esos pasillos en los que Sara y Rubén han expandido sus risas y sus voces durante los últimos días.
Así que vamos al diario, con el telón un poco triste decorando estas horas. Hoy con una especie de divertimento, que viene aquí no solo en calidad de tal sino como símbolo que encierra todo un mapa social que no se contiene y tira al monte en cuanto le ofrecen ocasión.
Primer ejemplo. En un cartel de anuncios, en plena calle, se puede leer este: “Profesor especialista da clases de apollo”. Ojo, que el asunto tiene miga. Se trata de alguien que profesa (no sé si con votos a perpetuidad), no de cualquier advenedizo. Pero es que, además, es especialista, o sea, con práctica sobrada y con conocimientos más que abundantes. Y, por fin, la joya de la corona: las clases son de apollo. Tampoco es plan de echarle demasiada imaginación, pero uno se formula preguntas como estas: ¿En qué se *apollará?, ¿quién, qué o en qué *apollará?, ¿se tratará de algún youtuber y colgará estas clases en la red?, ¿lo hará en horario infantil y protegido? Bueno, no sigamos, que podemos desacarriar.
Segundo ejemplo. En la puerta de una casa de un pueblo pequeñito, muy cercano a Béjar, se puede leer lo siguiente: “Señor cartero, heche las cartas por debajo de la puerta”. Se puede suponer que los dueños estarán de vacaciones o no viven mucho tiempo allí, y piden algo tan razonable como que las cartas queden al refugio del interior de la casa. Pero, claro, ya me dirán cómo puede hacer el cartero para *hecharlas. Tal vez empujándolas con el gancho de la hache.
Son solo dos ejemplos del nivel de exigencia que nos ponemos a la hora de usar el mejor instrumento de comunicación que poseemos los humanos. Como fenómenos aislados, tienen una explicación muy sencilla y es muy fácil saber por qué se producen. Los que nos ocupamos de las palabras somos seguramente los que con más facilidad disculpamos estos desvíos.
Hoy y aquí, mediados de agosto, deberían servirnos de divertimento, pero también de señal de peligro y de advertencia para nuestros usos y exigencias. Una golondrina no hace verano; ni dos tampoco. Un error lo comete cualquiera et aliquando dormitat Homerus. Pero una bandada de golondrinas es indicio de que el verano empieza a declinar. Y al lado de mi terraza, en el alerón del tejado, ya se empiezan a juntar.
En todo caso, que les vaya bien a los alumnos que hayan recibido ese *apollo, si es que alguno lo llegó a recibir y que las cartas queden al resguardo del frío y de la lluvia en el interior de la casa y bien debajo de las puertas.

viernes, 16 de agosto de 2019

A LA SOMBRA DE KANT



Hay un empeño indestructible en Kant que consiste en separar radicalmente el mundo de las ideas del mundo de las cosas. Empeño peliagudo si pensamos que el ser humano se faja cada día con el roce continuo de las cosas, con lo que de verdad o de mentira nos envíen a través de nuestros sentidos, o con lo que -también de verdad o de mentira- sean capaces nuestros sentidos de captar de esa realidad. Si, por otra parte, esa realidad de ida y vuelta está condicionada y perimetrada por los medios de comunicación y por el contexto en el que vivimos, la inseguridad, el cuarteamiento y la diversidad próxima al caos están servidos.
¿Dónde, entonces, la verdad unificada, el referente cierto y la orientación segura? Por eso a Kant le producen urticaria las cosas y la realidad nebulosa y múltiple de los sentidos, y aspira a otra realidad superior y absoluta, la de las ideas. Es el mundo en el que esas ideas se tienen que explicar por sí mismas, sin necesidad de acudir a los ejemplos para certificar su validez. El bien es bien con independencia de que en tal o cual contexto produzca mayores o menores bienes. Por ese camino llegamos a una moral universal y nunca relativa, a principios fijos e independientes de sus aplicaciones. No puede extrañar que el filósofo concluya lo que sigue ante la realidad diaria de todo ser humano: “Por consiguiente, solo hay un imperativo categórico y dice así: obra solo según aquella máxima que puedas querer que se convierta, al mismo tiempo, en ley universal”.
Eppur si muove. Quiero decir que, a pesar de ello, la realdad, ese roce impreciso con las cosas sigue ahí continuo y persistente, con él tenemos que convivir y a él tenemos que atenernos en nuestras actuaciones. Bien lo sabía el filósofo. Y no renuncia a ello, por supuesto. De lo que advierte ante ello es el peligro de mezclar lo que no tiene mezcla, lo que corresponde a niveles separados y con leyes distintas. No es casual que una de sus obras fundamentales se llame Fundamentación de la metafísica de las costumbres.
Nuestras costumbres y nuestros usos siguen ahí, en ellas nos manifestamos y con ellas nos conformamos y relacionamos. Pero tal vez debamos aspirar a descubrir que nuestra inteligencia es luz superior que ilumina una moral universal y una voluntad que ha de tender al bien y a la belleza, con independencia de los resultados que produzca en un momento concreto. Si se puede expresar con palabras más directas, debemos hacer el bien no porque nos produzca o no beneficios, sino porque es el bien en sí mismo, con independencia de nuestras propias inclinaciones o deseos.
No estoy muy seguro de que cada uno de nosotros paremos mientes en esa realidad superior de las ideas y no atendamos solo a lo que nuestro instinto y nuestros intereses nos reclaman. Incluso cuando estos intereses conculcan y lesionan los de los demás. Y, si fuera solo por la supervivencia… Pero hay muchos estados opulentos que siguen engordando en su beneficio con reglas de mercado que no tienen en cuenta ninguna otra premisa que las del egoísmo y el bienestar inmediato y personal.
Y para esto no hay vacaciones: poco importa que se trate de poner el culo en primera línea de playa o de que el resultado de beneficios suba o baje. Todo obedece al mismo principio.
Poco extraña ya que el filósofo titulara este libro Fundamentación metafísica de las costumbres.
Al rincón de pensar.

miércoles, 14 de agosto de 2019

TAN SOLO DE MANERA DIFERENTE



Los medios de comunicación de masas, en conjunción con nuestra escasa capacidad mental y la necesidad que tenemos de fijar nuestra atención en unas poquitas cosas para poder sobrevivir y no morir en el intento, nos conducen a un mundo aparentemente homogéneo y redundante. De ese modo, parecería que todos estamos haciendo lo mismo, a las mismas horas y en los mismos lugares.
Y tal vez la panoplia de posibilidades no sea demasiado amplia y, en verdad, todos tratamos de cumplir un índice reducido de ilusiones y de necesidades. Acaso no seamos tan diferentes y los contextos tampoco nos dejen serlo.
Yo, sin embargo, me resisto a que esto sea así y no me complace que las imágenes que observamos o que nos disparan los medios sean del todo reales. O al menos únicas.
Además de las playas atascadas y de los centros de ocio hasta los topes, uno echa la mirada y ve muchas más cosas por ahí en pleno mes de agosto. Ve, por ejemplo, a los agricultores de tantos campos mirando al cielo y viendo que se agosta la cosecha sin saber todavía si los días que les quedan serán propicios para recogerla con bien; o ve que tanta gente sigue abriendo sus tiendas y pequeños negocios sin poder pensar en el descanso, porque en su trabajo quieren hacer su propio agosto; o piensa en los enfermos que contemplan el paso de los días con la esperanza de ponerse muy pronto a la faena de vivir la vida por las calles; o a los que en su enfermedad los acompañan; o a los que están al pie del cañón vigilando que el ocio de los otros se cumpla sin agobios; o a los que penan, o a los que simplemente se quedan en su casa porque en ella encuentran su mejor hotel durante todo el año; o a los que, aun pudiendo correr mundo, prefieran conocer algo mejor aquello que les rodea y no han hollado todavía… Qué sé yo cuántas cosas.
Estoy viendo estos días cómo en los telediarios rellenan el tiempo con la repetición de un reportaje ya emitido en programas pasados y en otros formatos. Cuando los veo pienso en lo necesario y productivo que sería que cada día se ocuparan del análisis de uno de estos hechos que en ellos nos presentan. Eso sí que merecería la pena y no tanta notica de ahora mismo, sin sustancia ni alcance, tan solo a la búsqueda del morbo y el asombro repentino y efímero.
Pero dicen que España está de vacaciones. Y eso no es verdad. O es verdad a medias. Cuando el sol sale, sale para todo el mundo, pero no todo el mundo puede tomarlo de la misma manera. Por lo demás, ni falta que hace, porque algunas maneras ni cuestan ni fatigan, y tienen recompensas positivas. En la ciudad estrecha donde escribo, existen mil caminos, por ejemplo, que te entrañan en la naturaleza, que te invitan a ella y no te cobran, que te incitan a darle a la palabra y acaso al pensamiento. Aquí también las fuentes y los ríos, las piedras y regatos hablan de muchas cosas, y no te empuja nadie ni con la sombrilla ni con el culo al aire.
A mí, sin ir más lejos, me ha dado por sentarme los dos últimos días en mi terraza y abrir con calma páginas de un libro que parece muy extraño: Fundamentos de la metafísica de las costumbres, I. Kant, un ensayo que busca hallar los límites entre la realidad y la inteligencia, entre el mundo de las cosas y el mundo de las ideas. Casi nada.
Y el sol sigue saliendo, y las noches empiezan a alargarse. Y llegará setiembre, que no linda con ningún otro mes del calendario, y reinará el silencio de las playas, y tornará el bullicio a las aceras, y las ciudades serán de nuevo otra epidemia… Y el mundo dará vueltas y más vueltas sin causa ni destino conocido.
Ni mejor ni peor, tan solo de manera diferente.   

lunes, 12 de agosto de 2019

POSTAL DESDE LA PLAYA



POSTAL DESDE LA PLAYA

Las cumbres quedan lejos. Es verano.
Las gentes se despiertan a las tantas.
 Las playas son borrosos hormigueros.
Las noches no sospechan la mañana.
Pierde pie la razón y en el olvido
se segregan señales de humedades.

Dentro de algunos días, las aceras
se llenarán tan solo de nostalgia.
Un aire de levante entrará triste
buscando a los bañistas por las calles.
El mar preguntará desde las olas.
Responderá el silencio en las arenas.

La vida en su ruleta y en su noria,
jugando otro verano al desconcierto.

viernes, 9 de agosto de 2019

EL ORDEN DE LAS COSAS



Siempre matar el tiempo, siempre dándoles vueltas a las cosas, sin saber que se van y no son nada en cuanto pasa el tiempo. Es lo que siempre pasa, que pasa el tiempo. Parecería tan solo un juego de palabras. Creo que es mucho más.
Hace unos días, en la carretera que lleva hasta la Dehesa de Candelario, le decía a un amigo con el que conversamos unos minutos: “Vamos hasta la Dehesa, a arreglar el mundo”. Y él nos respondió enseguida: “No se os ocurra arreglar el mundo porque entonces no tendremos de qué hablar”. Mucha sustancia en la respuesta del amigo.
El caso es que el orden del día de ese darles vueltas a las cosas nos lo imponen siempre desde fuera, nos lo recuerdan, con el sonsonete interminable, las televisiones, los periódicos y las emisoras de radio. Esos medios nos marcan el ritmo y, por repetición y por cansancio, nos obligan a dar vueltas en torno de lo que nos proponen. Y el mundo es la mirada que le echemos, el foco que pongamos y la interpretación que cada uno haga de esa realidad seleccionada por nosotros.
¿Es el mundo real como lo vemos? No importa demasiado. Leamos, por si acaso nos ilumina algo, a Kant, o tal vez a Descartes. Pero eso es para otro momento. Lo importante es saber que, sea lo que sea la realidad última, nosotros debemos actuar según lo que el mundo proyecta en nuestros sentidos y en nuestra razón, o viceversa, según lo que seleccionamos de esa realidad con nuestros sentidos y con nuestra mente. Si se quiere, dicho con las palabras del filósofo: “El hombre es la medida de todas las cosas”.
Pero, por mucho que nos esforcemos en hacer esa selección, ya viene dada de serie. Tan solo tenemos que dejarnos llevar y seguir los sonidos y la fila del rebaño.
Sirva este ejemplo. La próxima semana comienza la liga de fútbol. Veremos que nuestra atención, guiada por todo lo que nos apabulla desde los medios, se concentra en ese hecho y pasa a ocupar uno de los primeros lugares en las conversaciones y en el asunto ese de matar el tiempo. Conviene no resistirse demasiado por el peligro de morir en el intento. Porque dicen que existe el libre albedrío. Yo mismo pertenezco a un grupo que deliberadamente se llama así. Pero tengo para mí que no es fácil usar de esa palanca, olvidando el contexto en el que cada día tenemos que movernos. Al fin y al cabo, el hombre es un animal social, decía Aristóteles.
En esta situación continuada, el mundo se jibariza, encoge y se acobarda, se minimiza en todo, se selecciona según la voluntad del que posee los medios para marcar el ritmo.
Con todo, el hecho se agudiza o se distiende según la época del año. Echar una ojeada al mes de agosto es desolador. El mundo es hormigueros en las playas, gentes que son el pasto de la noche, muchachos que planean y se matan con tal de hacerse una foto y entrar en la carrera del famoseo… Qué sé yo.
¡Y el mundo es mucho más que solo eso! Pero anda al otro lado de la valla, detrás de las cámaras y no en primeros planos, en la hoja de periódico que no se publica o en el programa que no se emite.
Y aun hay otra consideración que desanima. Ya es mucho que un imbécil se tire por la ventana para sacarse fotos. Pobrecito él si no da más de sí. ¿Pero y los seguidores que, por miles, están esperando que tales hechos se produzcan para verlos y admirar tales cosas como si del milagro de un héroe se tratara? Una golondrina nunca hizo verano, pero ¿qué epidemia de imbecilidad puebla las aceras? ¿Qué sociedad enferma nos rodea?
En esta borrachera andamos deambulando noche y día. ¿Hacia dónde escapar de tanto ruido? Tal vez hacia la Dehesa de Candelario, para arreglar el mundo. Aunque luego no tengamos de qué hablar,

jueves, 8 de agosto de 2019

JUGAR CON FUEGO



Las palabras son dardos cargados con abrazos o puñales; con las palabras se puede causar mucho mal y mucho bien; su uso adecuado, preciso y justo no es inocente, ni mucho menos. No es poco admitir la indigencia que comportan y las limitaciones a las que se ven sometidas, como para andar usándolas con descuido y en la dirección que sople el viento. Las palabras son solo representaciones sonoras o gráficas de las imágenes mentales que de la realidad nos hacemos; por eso tienen que ser utilizadas e interpretadas con mimo y con la mejor voluntad, para que sirvan al fin supremo de la comunicación entre los que las usan y a su bienestar físico y mental.
No se trata -cuántas veces habrá que recordarlo- de ser inmovilistas, sino de tener un poco de cuidado con los cambios y de no dejar llevarse por la moda más seguida y, con demasiada frecuencia, promovida y alentada por los más indigentes en esto de la palabra.
Hay, sin embargo, un juego positivo con ellas, con las palabras, que nos deja acomodados a su costumbre, al gustito de su compañía, a sus caprichos y a sus precisiones. Practicarlo con frecuencia puede resultar saludable.
Válganos hoy, en este formato, el siguiente ejemplo: QUERER y AMAR.
Parecería que en contextos amorosos serían intercambiables, pero no así en otras situaciones. No nos sorprenderíamos si oyéramos o leyéramos estas expresiones: “Te quiero” o “Te amo”. Sin embargo, nos llamaría la atención oír esta oración: *“Amo encontrar un trabajo”. Tal vez hasta reaccionaríamos rumiando por lo bajini: “Pues lo vas a tener crudo con estas pretensiones”.
Lo cierto es que los orígenes y las etimologías de nuestras dos palabras son diferentes y nos llevan a significados distintos.
QUERER procede del verbo latino “Quarere” y significa buscar, pretender, procurar, intentar obtener… Implica, por lo tanto, un camino, un proceso inacabado, una actividad en desarrollo.
AMAR nos lo pone más fácil (o más difícil, según se mire), pues nos remite, simplemente, a amare = amar.
Dejaremos ahora qué implicaciones guarda eso que llamamos amor o amar. Es negocio de particular juicio. Pero quedémonos con lo más sencillo. Seguramente acordaríamos (otra palabra preciosa) que amar indica, al contrario que querer, el final de un proceso, un estado de reposo, una meta alcanzada, una quietud… Tal vez aquel estado que cantaba Juan de la Cruz: “Quedeme y olvídeme, / el rostro recliné sobre el amado, / cesó todo y déjeme, / dejando mi cuidado / entre las azucenas olvidado”. O algo así, aunque no sea tanto.
Fijándonos en estas diferencias, ¿podremos volver a intercambiarlas a partir de ahora en contextos amorosos? ¿Será, por tanto, lo mismo “querer” que “amar”? Si oímos que A quiere a B, y en otra ocasión leemos que A ama a B, ¿con cuál de las dos situaciones nos quedamos más a gusto? ¿Y si miramos a nosotros mismos?
No, no es igual querer que amar. Aunque yo no me he pronunciado acerca de cuál de las dos palabras me complace más. Allá cada uno.
Las palabras no son inocentes, y su uso tampoco. Pues a quererlas y a amarlas. Cada uno según es nuestro talante: yo lo que tiene importancia, ella todo lo importante, como decía la canción.

martes, 6 de agosto de 2019

CUANDO LLEGA LA NOCHE



CUANDO LLEGA LA NOCHE

Cuando llega la noche, certificas
que en la página gris del calendario
se ha descrito un guion con altibajos
y un notable compendio de derrotas.

Entonces la nostalgia cobra vida,
se amplifica y convoca a los silencios
que pueblan a su modo las esquinas
y vuelves a vivir lo que has vivido,
con el sabor, tal vez recalentado,
de lo que fue y no debió haber sido.

En esas circunstancias,
la noche abre su puerta a la amargura.

Pero una voz amiga te susurra
que es preferible armarse de paciencia 
y aguardar a que llegue la mañana   
para darle al fracaso en las narices
y concederse el gusto
de otra oportunidad frente la vida.

Ante tales consejos,
te calmas, te sosiegas, te haces cargo
de que el viaje esa noche está pensado
para marcarse un baile,
un vis en el vaivén de otras caderas,
para prenderle fuego al universo
y que en su incendio arda
el ansia de comer en otro cuerpo
y jugar a ser dios en una cama.

Después de la tormenta,
la noche sale limpia del túnel de lavado
y la mañana espera, luminosa,
otra página en blanco
donde escribir renglones bien trazados.

Al fin, tan solo somos una errata
perdida en el cuaderno del destino.

lunes, 5 de agosto de 2019

¿SE HA SENTIMENTALIZADO LA POLÍTICA? (y II)



En las últimas contiendas electorales ha irrumpido con fuerza (dicen que menos que la que ellos mismos pensaban: yo no lo tengo tan claro) una nueva formación política llamada VOX. Su primer rédito electoral importante lo ha conseguido en Andalucía, donde ya condiciona con sus votos la gobernabilidad. Otro tanto está alcanzando en diversos lugares de España, después de las últimas elecciones generales y regionales.
¿Qué caldo de cultivo propició su aparición y su concreción en un partido político? También en este caso parece relativamente sencillo apuntar las principales razones. La más importante y consistente tiene que ver con las tensiones territoriales, fundamentalmente con todo lo sucedido en Cataluña y en el País Vasco. Mientras no se le dé una solución sólida a este asunto de la articulación territorial, no es difícil augurar su permanencia y hasta su fortaleza. La situación de crisis económica y el descontento de muchas personas ante un futuro incierto suponen también otras variables importantes para que la espita de los sentimientos se abra y suelte las tensiones retenidas. Súmese a ello el asunto de la migración, sobre todo en el apartado de inmigración, y ya tenemos los principales ingredientes para un cóctel sabroso y ardiente. Es el mismo cóctel de enfado y de reacción -aunque con ingredientes bien distintos- que el que propició la protesta y estallido de VOX.
¿No son éstos elementos propicios a la exaltación y al desparrame de los sentimientos? ¿Se razona y argumenta con serenidad y hondura cuando surgen estas dificultades? Parece evidente que no es así.
Esta fuerza política existía, como célula dormida, en el seno del gran partido de la derecha; como dormía la esencia de UP en el seno de la izquierda. Lo que ha ocurrido sencillamente es que el embrión ha nacido, se ha dado a la luz y ha echado a andar.
Si nos fijamos en los países europeos, podemos observar fenómenos semejantes, pero no iguales. ¿Por qué? Porque hay una variable que es específica, o al menos está acentuada, en nuestro país. Se trata del asunto territorial, ese que nos trae a mal traer y que agota casi todos nuestros esfuerzos desde hace siglo y medio, y que nos da como resultado, todavía después de 500 años, un país fallido en buena medida. Por eso afirmamos algunos tajantemente que la solución de esta circunstancia resulta prioritaria y anterior a cualquier otra discusión.
Tanto el liberalismo como el socialismo tienen a sus espaldas un recorrido largo de discusiones, de planteamientos y de aportaciones teóricas razonadas, con las que uno puede estar de acuerdo o en desacuerdo, pero a las que no se les puede negar que forman un cuerpo de doctrina trabado y argumentado. Lo que es, en suma, una ideología.
No tengo muy claro que los casos citados de explosión sentimental aporten una ideología trabada y argumentada nueva; yo no la observo por parte alguna. Tal vez porque no sé ver o mirar bien.
No quiero negar ni la buena voluntad de nadie ni el valor del impulso ante lo que la vida nos va poniendo delante de los sentidos o la inteligencia; trato incluso de entender algunas reacciones airadas ante hechos que parecen intolerables. Pero no me parece que la mejor forma sea la de arrimar fuego al fuego, porque corremos el riesgo del incendio incontrolado y, más tarde, incontrolable.
Piensa el sentimiento, / siente el pensamiento, decía Unamuno. ¿Qué tanto por ciento le concedemos a cada uno de ellos? En el mundo político, acaso una buena dosis de razonamiento y de calma no produzcan malos resultados. No sé si a corto plazo, pero casi seguro que sí a largo plazo.
Se ha destacado aquí el caso de UP y de VOX. Estoy seguro de que, en alguna medida, la reflexión es extensible a cualquier otra formación política. Cada cual sabrá a qué atenerse.

domingo, 4 de agosto de 2019

¿SE HA SENTIMENTALIZADO LA POLÍTICA? (I)



La Historia va dando pasos sin cesar y los vaivenes se suceden en procesión constante, de manera que una parte fundamental de los avances consiste siempre en anular parte de lo que viene siendo más admitido e imponer lo contrario. Al cabo de un período de tiempo variable, el camino se anda en dirección contraria, aunque no para volver exactamente al mismo punto de partida, pues se habrán incorporado al proceso histórico elementos nuevos que modifican el contexto de todo lo que se produce. Así explicaba el proceso cíclico de las civilizaciones Arnold Toynbee. Así, a grandes rasgos, lo veo, humildemente, yo. Edad Media, Renacimiento, Barroco, Racionalismo s XVIII, Romanticismo, Realismo… Vanguardias, casticismo; progreso, conservación; modas, vintage…
Vengamos a lo de hoy, por si repercute más directamente en nosotros y podemos explicar algo mejor lo que nos roza y nos hiere. Apliquemos la visión al mundo social y político.
Hay una fecha muy reciente que vivimos todos con expectación y muchos con esperanza. Se trata del 15-M. Las calles se llenaron de gente, los locales fueron sustituidos por las asambleas populares y los órganos de representación institucional parecieron dejar paso a reuniones espontáneas y a participaciones improvisadas. Todo bullía como agua en olla que cuece la comida. De aquel espíritu surgió una fuerza política que hoy se mueve en el Congreso y que facilita o impide investiduras. Nada menos. La pequeña pero intensa historia de esta formación política es bien conocida por todos.
Organizar, implantar y solidificar una fuerza política no resulta nada sencillo; y se muestra casi imposible cuando los elementos de relación entre los grupos que la componen son débiles y difusos. Las pruebas están a la vista de todos (“¿Aquí cómo nos llamamos?”, confesaba el líder de UP, en una entrevista reciente, que tuvo que preguntar en algún sitio haciendo campaña).
Pero hoy no quiero pensar en asuntos organizativos, sino conceptuales. ¿Cuáles son las causas para el nacimiento y el crecimiento (ya veremos si la posible caída e irrelevancia) tan rápidos de esta formación política? Sea cual sea su descripción y su articulación, convendremos en el ambiente general de frustración producido por el desencanto en la forma de representación tradicional y en la sensación extendida de pérdida de derechos adquiridos en los decenios anteriores. El color del futuro no era demasiado claro y en la comunidad se extendió un sentimiento de desesperanza.
De ahí al miedo y hasta la ira no hay demasiada distancia. La democracia representativa, basada en la racionalidad y en el ajuste de una serie de principios teóricos en una ideología, se tambaleaba y una acción más directa se habría paso. Por si acaso esto fuera poco, entraron en conflicto más directo los derechos individuales con los colectivos, que se hacían visibles en la misma calle.
Por añadir un solo apunte más en este boceto de pocas líneas, la izquierda (al menos la socialdemocracia -la otra lo tiene aún más complicado-) sigue buscando la manera de gestionar el futuro en un período posmarxista y no parece que siempre la encuentre fácilmente.
Con estos alimentos (y otros muchos que no caben en formato reducido) se prepara un guiso que hay que cocinar y servir a la sociedad y del que han de comer todos, los más allegados y los menos predispuestos. Si no hay serenidad, en forma de calma y visión sosegada de un futuro tranquilo y de aproximación social, la olla seguirá bullendo y muchos se quemarán al acercar las manos para sacar comida de ella. Cuando algo quema, retiramos las manos con rapidez. Sucede entre nosotros y ocurre en muchos otros países.
La exposición de ideas es siempre saludable, de todas. La existencia de sentimientos ennoblece al ser humano. Aliñar el pensamiento con el sentimiento es negocio de particular juicio. Ojalá que todos nos prestemos a ello y lo busquemos. Sin esperanza, con convencimiento.
N.B. Algo similar ha ocurrido en la otra esquina del panorama. El fenómeno ha sido posterior y creo que, en el fondo, las causas han sido similares. Pero de eso, hoy no, mañana.

jueves, 1 de agosto de 2019

BRINDIS



BRINDIS

Como escribir los nombres en la espuma
bebiendo en la terraza una cerveza
o admirar los destellos que dibuja
la luz que baila un  vals con tu melena.

Como afirmar que haber tan solo hay una
que encienda en mis sentidos la certeza
de que el mundo merece la fortuna
de existir por saber que existe ella.

Así la tarde en que la luz se abraza
a estos vasos que saben de tus manos
como saben mis manos de tus brasas.

Convirtamos la espuma en un regalo
que envuelva nuestros nombres entre gasas
mientras muere a lo lejos el ocaso.