viernes, 30 de agosto de 2019

LAS VELADAS DE PALACIO



Quiero dejar constancia, en forma de breve resumen, de las jornadas poético-musicales que se han venido desarrollando a lo largo del mes de agosto en el Palacio Ducal, hoy IES Ramón Olleros. Son varios los motivos que me animan a ello.
Tengo la impresión (es solo mi impresión y puedo estar equivocado) de que el equipo de gobierno del Ayuntamiento se vio pillado con el tiempo y con la escasa previsión del equipo municipal anterior. A veces la necesidad hace virtud pues creo que han salido muy bien parados del intento.
Sospecho que acudieron a refugio seguro y a persona dispuesta. Esa persona se llama Luis Felipe Comendador, que se prestó enseguida a la ayuda.
Su don de gentes, su predisposición y sus amplias amistades seguro que han facilitado la confección de un programa de participación potente y también dispuesta a la ayuda. Y seguro que se pudo confeccionar en pocos días lo que de otra manera habría sido imposible. A él, creo yo, se debe casi todo el éxito del programa.
La aventura tenía un riesgo alto pues se trataba de veladas en las que la poesía era la materia básica y la experiencia enseñaba que es asunto para minorías y que acaso la afluencia y la disposición de los posibles asistentes podía no ser la mejor.
He asistido a todas las veladas y he constatado con mucha alegría que cualquier previsión, por positiva que fuera, ha sido sobrepasada en número de asistentes y en atención a lo que allí se presentaba. No creo que sea fácil congregar a tal número de personas ni en los lugares más propicios.
El patio renacentista del palacio es lugar inmejorable para este tipo de actividades: cualquier tipo de sonido suena allí melodioso. Las últimas horas de la tarde y las primeras de la noche crean en el lugar un refugio de fresquito que, en fechas de verano, lo agradece cualquier cuerpo y cualquier espíritu.
La muestra de participantes, poetas y cantantes, ha sido muy variada y manifestación de muy diversas sensibilidades.
Me siento muy satisfecho de haber acudido a todas las sesiones y de haber sido invitado a participar con mi lectura en una de ellas y de compartir versos y afectos con amigos y colegas.
Me parece que, por encima de todo, se ha mostrado que hay otras formas diferentes de entender los veranos y los tiempos de ocio.
Querría que la gente entendiera (también los representantes públicos) que estos actos no deberían tener color partidista y que la presencia de gentes, tanto del equipo de gobierno como de la oposición, tendría que haber sido algo normal. Las actividades culturales deben atraer por sí mismas, no por otros condicionantes. Del anterior equipo de gobierno no he visto ni el rastro de nadie.
Espero que desde el Ayuntamiento se sigan favoreciendo actividades de este tipo en el futuro. Hay en Béjar un buen número de creadores en distintas materias a los que la comunidad debe apoyar y empujar en sus aficiones.
De una ciudad se suele medir su riqueza física y su renta per cápita, pero hay otras riquezas que engrandecen aún más a una comunidad; se trata de su riqueza humana, del valor que atesoran las personas. Ese valor no se mide en cuentas bancarias. En el palacio ducal este mes de agosto aseguro que se ha congregado una riqueza especial.
Enhorabuena a todos. 

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