domingo, 4 de agosto de 2019

¿SE HA SENTIMENTALIZADO LA POLÍTICA? (I)



La Historia va dando pasos sin cesar y los vaivenes se suceden en procesión constante, de manera que una parte fundamental de los avances consiste siempre en anular parte de lo que viene siendo más admitido e imponer lo contrario. Al cabo de un período de tiempo variable, el camino se anda en dirección contraria, aunque no para volver exactamente al mismo punto de partida, pues se habrán incorporado al proceso histórico elementos nuevos que modifican el contexto de todo lo que se produce. Así explicaba el proceso cíclico de las civilizaciones Arnold Toynbee. Así, a grandes rasgos, lo veo, humildemente, yo. Edad Media, Renacimiento, Barroco, Racionalismo s XVIII, Romanticismo, Realismo… Vanguardias, casticismo; progreso, conservación; modas, vintage…
Vengamos a lo de hoy, por si repercute más directamente en nosotros y podemos explicar algo mejor lo que nos roza y nos hiere. Apliquemos la visión al mundo social y político.
Hay una fecha muy reciente que vivimos todos con expectación y muchos con esperanza. Se trata del 15-M. Las calles se llenaron de gente, los locales fueron sustituidos por las asambleas populares y los órganos de representación institucional parecieron dejar paso a reuniones espontáneas y a participaciones improvisadas. Todo bullía como agua en olla que cuece la comida. De aquel espíritu surgió una fuerza política que hoy se mueve en el Congreso y que facilita o impide investiduras. Nada menos. La pequeña pero intensa historia de esta formación política es bien conocida por todos.
Organizar, implantar y solidificar una fuerza política no resulta nada sencillo; y se muestra casi imposible cuando los elementos de relación entre los grupos que la componen son débiles y difusos. Las pruebas están a la vista de todos (“¿Aquí cómo nos llamamos?”, confesaba el líder de UP, en una entrevista reciente, que tuvo que preguntar en algún sitio haciendo campaña).
Pero hoy no quiero pensar en asuntos organizativos, sino conceptuales. ¿Cuáles son las causas para el nacimiento y el crecimiento (ya veremos si la posible caída e irrelevancia) tan rápidos de esta formación política? Sea cual sea su descripción y su articulación, convendremos en el ambiente general de frustración producido por el desencanto en la forma de representación tradicional y en la sensación extendida de pérdida de derechos adquiridos en los decenios anteriores. El color del futuro no era demasiado claro y en la comunidad se extendió un sentimiento de desesperanza.
De ahí al miedo y hasta la ira no hay demasiada distancia. La democracia representativa, basada en la racionalidad y en el ajuste de una serie de principios teóricos en una ideología, se tambaleaba y una acción más directa se habría paso. Por si acaso esto fuera poco, entraron en conflicto más directo los derechos individuales con los colectivos, que se hacían visibles en la misma calle.
Por añadir un solo apunte más en este boceto de pocas líneas, la izquierda (al menos la socialdemocracia -la otra lo tiene aún más complicado-) sigue buscando la manera de gestionar el futuro en un período posmarxista y no parece que siempre la encuentre fácilmente.
Con estos alimentos (y otros muchos que no caben en formato reducido) se prepara un guiso que hay que cocinar y servir a la sociedad y del que han de comer todos, los más allegados y los menos predispuestos. Si no hay serenidad, en forma de calma y visión sosegada de un futuro tranquilo y de aproximación social, la olla seguirá bullendo y muchos se quemarán al acercar las manos para sacar comida de ella. Cuando algo quema, retiramos las manos con rapidez. Sucede entre nosotros y ocurre en muchos otros países.
La exposición de ideas es siempre saludable, de todas. La existencia de sentimientos ennoblece al ser humano. Aliñar el pensamiento con el sentimiento es negocio de particular juicio. Ojalá que todos nos prestemos a ello y lo busquemos. Sin esperanza, con convencimiento.
N.B. Algo similar ha ocurrido en la otra esquina del panorama. El fenómeno ha sido posterior y creo que, en el fondo, las causas han sido similares. Pero de eso, hoy no, mañana.

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