miércoles, 30 de mayo de 2018

LA GLORIA ES EL FRACASO DE LOS OTROS



Acaso en lo más hondo de la vida se esconda algún misterio que no alcanzamos nunca a descubrirlo. Cuando se reducen causas y se llega a las últimas -o tal vez a la última- aparece la lucha por la supervivencia, esa razón extraña que no sé a qué obedece, pues tanto entendería la lucha por la permanencia como el sencillo hecho de dejarse llevar y oscurecerse en otras formas de materia o de sucesos.
No tengo interés en ponerme tan estupendo, pero a algo de esto me lleva la contemplación de tantas cosas en la vida y el intento de explicación que de ellas hago. Me molesta y me irrita que en todo andemos todos a la contra, siempre frente a algo ajeno, con la necesidad de echar por tierra aquello que no somos nosotros, como si esa necesidad fuera lo que aupara y diera consistencia a lo que somos o queremos ser.
Siento volver al ejemplo del deporte, por cansino, pero creo que me ajusta para lo que quiero expresar y porque es algo visible y machacón para toda la comunidad, pues nos lo dan servido en plato y a la mesa.
Termina la temporada en copa, liga, y copas de Europa. Obsérvese el resultado: Barcelona, campeón de copa y liga nacional; Atlético de Madrid, campeón de copa de Europa League; y Real Madrid, campeón de Champions. No está mal, por cierto.
¿Se han fijado en que nadie está contento del todo? He oído y visto a jugadores del Atleti gritando su supremacía sobre el otro equipo de la capital, he visto sacar pecho al Madrid por sus copas seguidas y devolverles los cánticos a los rojiblancos, y he observado la sordina del Barcelona porque sus éxitos tal vez hayan quedado un tanto empequeñecidos ante los triunfos de los eternos rivales. ¿No es todo esto excluyente y lastimoso? ¿No pueden quedar todos contentos en un curso en el que les ha tocado a todos? Pues no hay tal cosa. Menos mal que el inminente torneo del mundial hará pasar página en espera del siguiente capítulo.
Como se ve en el ejemplo, parece que interesa más que el contrario bese la arena de los vencidos que no el éxito propio. Ni que decir tiene que este espíritu se traslada a las masas de seguidores y termina por contaminar de hiel a toda la comunidad. Después esto se extiende a otros ámbitos de la convivencia y los resultados son los que vemos y sufrimos. Por eso es importante y lo traigo como ejemplo.
¿Por qué no se puede ser algo más inclusivo? ¿Por qué no alegrarse alguna vez con el éxito ajeno? Es verdad que la vida es relación y comparación, y el deporte tiene como elemento compositivo la competición y el listado de ganadores y de perdedores. Pero ¿es que nadie se da cuenta de algo tan elemental como lo siguiente: para que haya un ganador hace falta que exista un perdedor? Si es que la ecuación no da más de sí y es tan sencilla como eso.
Qué buen momento hubiera sido para el reconocimiento mutuo y para el reparto de parabienes. Ah, pero eso no lo permitirían los fanáticos, esos seres irracionales cebados por las estructuras basadas en la victoria y en la supremacía como único fin. Qué pena.
Aunque parezca no venir a cuento, escucho en estas horas los dimes y diretes de unos y de otros acerca de la intención de voto en la moción de censura que se presenta mañana en el Congreso. Su análisis, por desgracia, me ofrece unas consideraciones similares. Dejémoslas, que son cosas más serias.

martes, 29 de mayo de 2018

LECCIÓN DE HISTORIA



LECCIÓN DE HISTORIA

En esta tarde lenta y solitaria
he buceado el suburbio de la Historia
y he llorado un gran río de amargura.
He navegado mares y en sus fondos
me he encontrado dormidos los residuos
de todos los naufragios,
el abismo de todos los silencios;
he recorrido estepas y montañas,
donde jugaron tantos a la guerra,
y fue desolación y fue desastre
lo que mis pobres ojos contemplaron.
Tantas espadas rotas, tantas cruces
salmodiando la sangre de los justos,
tantos ecos, que siguen maldiciendo
la intrahistoria de todos los pecados.

Pero bajé al suburbio de mí mismo
con ánimos de hacer crecer el fuego,
de vestir con sonrisa a la tristeza
y darle un esquinazo a la rutina.
Olvidé las historias de la Historia
y encendí el fuego de mi propia hoguera
para quemarme todo a fuego lento
y hacerme llama que se eleva al cielo.

Voy a hacer tabla rasa
de mi amplia colección de desengaños
y a quedarme desnudo pues la vida
me prefiere sin máscaras, bebiendo
el zumo amargo de sus blanco días.

lunes, 28 de mayo de 2018

EN EL TALLER POÉTICO



La creación solo puede ser producto del trabajo callado y persistente. Es verdad, me parece, que a veces explota y germina como si sucedieran los milagros. Pero eso es apariencia, resultado, fin de ciclo, etapas que se ocultan, pero existen.
Por eso la libreta con apuntes, la imagen que deslumbra y que se anota para después domarla y darle forma, para desarrollarla, o para dejarla estar como nació, resuelta y tan altiva.
Yo suelo recoger esas imágenes, que me llegan de todas direcciones, muchas de las lecturas, otras de la presión de los sentidos, algunas del resumen tranquilo de situaciones varias. Esos apuntes me sirven como raíz para plantar un árbol más crecido, para regarlos un poco y ver cómo florecen y echan hojas. Aunque tantas veces una imagen lograda vale por todo lo demás…
Pondré solo un ejemplo, real y de ahora mismo. De una experiencia próxima me llega la siguiente imagen, que verbalizo así: “Voy a ponerle pegas a la muerte”. El origen me pertenece solo a mí, aunque el lector u oyente suponga que algo negativo ha rondado a mi alrededor. O tal vez tan solo sea el resultado de alguna lectura que diera vueltas al hecho inevitable de la muerte. El caso es que ahí está un hecho seguro y preocupante: la realidad de la muerte.
Pienso ahora si la verbalización en primera persona es lo más acertado. Y lo mismo me sucede con el tiempo. Ensayo variantes: “Él va a ponerle pegas a la muerte”; “Vas a ponerle pegas a la muerte”; “Fuiste a ponerle pegas a la muerte”. O cambio de palabra: “Quiero ponerle pegas a la muerte”; “Quiero ponerle excusas a la muerte”; “Le buscaré las vueltas a la muerte”.
Se me aparecen muchas variantes y cada una de ellas me encamina hacia matices distintos. Si me arriesgo en la creación de un poema, la elección tiene que ser acertada. Me quedo con la primera chispa y adelante.
Ahora tengo que jugar al menos con tres elementos: la redacción final que voy a darle a la perífrasis inicial, la enumeración y desarrollo que he de conseguir de eso que he llamado pegas, y el sentido final de muerte: “¿Voy a darle esquinazo…?”; “¿Voy a plantarle cara?”; “¿Voy a entrar en batalla?”.
Y, ¿cómo desarrollaré eso de la muerte?, ¿qué rostro le pongo?, ¿la veré como límite o como meta?, ¿me haré amigo de ella?...
Ya tengo como en puzle la materia. Ahora hay que darle forma y desarrollo.
Y todo para comunicar de otra manera que no me hace ni pizca de gracia ese asunto tenebroso de la muerte. Vamos, que no me quiero morir.
Tal vez sea mejor dejar la imagen así en bruto y sin tallar. Sea por esta vez. Pero solo por esta vez, que luego se acostumbra uno.

sábado, 26 de mayo de 2018

EL BOTELLÓN MÍSTICO DEL FÚTBOL



El campo me ocupado la mañana. Está en todo su esplendor y no se pueden dejar pasar los días: después se echa el calor encima y la naturaleza siempre impone sus leyes. La tarde será para la lectura. Ah, y para el fútbol, claro, que hay final de la champions y se cierra la temporada, aunque solo sea por unos días. Es que esto del fútbol no nos deja ni respirar. Bueno, pues que gane el mejor y que nos divirtamos todos, si es que estas dos condiciones se pueden dar a la vez.
El asunto me sirve de pretexto para una simple consideración. Es la que tiene que ver con la importancia y el reconocimiento social que le damos al deporte, y, en concreto, al fútbol. Los modernos dioses, o semidioses, pasan por la pasarela del deporte. En ese altar se les ofrecen sacrificios, se les manifiestan gestos de adoración y se les entregan todas las energías y pasiones. Y todo esto creo que a cambio de muy poco.
Hace tan solo unos días, los medios nos han asaeteado con imágenes y comentarios laudatorios y casi hagiográficos, para con dos jugadores de fútbol que dejaban sus equipos, forrados ellos solo después de unos pocos años y por la única razón de haber dado patadas a un balón. Se trata de Iniesta y de Torres, jugadores uno del Barcelona y otro del Atlético de Madrid.
Es verdad que estos homenajes no se les ofrecen a todos los jugadores; se suele hacer con aquellos que han conseguido solapar su carrera con las ilusiones del club: con ello se han convertido en símbolos. Creo, además, que a sus cualidades deportivas suman sus cualidades humanas, que se concretan sencillamente en algo así como ser buenas personas. Que nadie pida más, que no hay más, tan solo eso. No se les conoce que hayan dedicado demasiadas horas en trabajos que ayuden a la humanidad, ni que hayan descubierto o razonado acerca de ningún instrumento que mejore la vida de sus semejantes. Nada de nada. Sencillamente se trata de buenos futbolistas y personas buenas.
Pero me sabe a poco para tanto premio. Solo me encaja si se trata de una sobrevaloración social, producto de una escala de valores manifiestamente mejorable, o de la desgracia de que apenas existan personas que conjuguen ambas cualidades. La segunda posibilidad la descarto enseguida porque no necesito ir muy lejos para descubrir la presencia de buenos profesionales y buenas personas a la vez: investigadores, médicos, profesores, tenderos, carniceros…. Incluso de muchos seres humanos que, además (subrayen este además), han entregado su tiempo y su sapiencia en favor de la comunidad. ¡Y estos no reciben homenajes ni suben a los altares!
No es poco poder sostenerse en la seguridad de que uno es una buena persona. No es poco. Estos dos deportistas seguro que lo son. Enhorabuena. Pero hombre, ¿es para tanto la cosa?
Los que van a jugar dentro de unas horas la champions también entran en el olimpo, con el reducido gremio de los dioses. Incluso si pierden. Si ganan, ya ni te cuento. Y lo mismo hasta hay entre ellos algunos de los que no se pueda asegurar del todo que sean buenas personas.
Serán cosas del fúrbol (así llamaba a este deporte un anterior presidente de federación). O de la comunidad que lo acoge, lo jalea y lo eleva a los altares. Quién sabe.
Ah, por cierto, peor aún es ese deseo bilioso y lleno de veneno de que tal equipo pierda, aunque se trate de gente próxima y de la misma comunidad. Pero en ese nivel ya no entramos porque el enfermo se pone muy mailto.

jueves, 24 de mayo de 2018

BAILE DE ESTRELLAS



BAILE DE ESTRELLAS

El cielo era misterio y en la noche
me miraba una estrella con rostro de mujer.
Era como si el cielo simulara
una danza al compás de los sonidos
de un recuerdo perdido en la distancia.

Sus brazos se alargaban en las sombras,
buscándome en las puertas
abiertas de la sed.
No supe contestarle con presteza
ni entrelacé sus manos con mis manos.
Le supliqué a la noche que, en su seno,
me acogiera, cargado
con la experiencia azul y la certeza
de algún sueño soñado en otras partes.
Y quise que la vida me sacara
a pasear la lluvia entre sus gotas,
que pudiera beber hasta las heces
el deshielo continuo de mi vida
antes de consagrarme a su servicio.

El baile en aquel cielo se hizo sueño
y yo quedé varado en la distancia,
mirando cómo el ojo de la estrella
se fue cerrando en medio de la noche.

miércoles, 23 de mayo de 2018

DE UN MEDIO DESAHOGO REPRIMIDO


       
No sé qué es más real, o que no gana uno para sustos, o que ya, en realidad, nada nos asusta porque no nos sorprende.
Asistí ayer a la romería de la Peña de la Cruz, una fiesta de primavera, como tantas en estas fechas, que recoge el espíritu de alegría ante el triunfo de la naturaleza y el dominio de los sentidos y de la luz. A su lado, y en paralelo de apropiación que daría muchas páginas para su explicación, el patrocinio religioso, en este caso de esta cofradía centenaria en Béjar, la Cofradía de la Vera Cruz, y de su abad anual, en este caso, Manuel de Frutos. Gracias, Manolo y Pepe. El día tuvo de todo y en todas las variables: elementos de naturaleza, religiosos, de amistad, de caminos y paisajes, y hasta de buena comida. Los organizadores hacen todo lo posible para que la tradición se mantenga y a ellos hay que darles las gracias, aunque la realidad muestra que, si no se le da una vuelta a todo esto, el entusiasmo y el patrocinio decaen, y no sé si con él no lo hará también la propia tradición.
A la vuelta me encuentro con el enésimo escándalo atribuido a un miembro del PP, en este caso a Eduardo Zaplana. Como hace escasos días critiqué en esta ventana la actitud de los dirigentes de Podemos Pablo Iglesias e Irene Montero, me veo en la obligación de decir algo acerca de este nuevo caso.
Me molesta sobremanera gastar tiempo y esfuerzo en criticar. Sigo pensando que no he venido a esta vida a juzgar sino a vivir queriendo y siendo querido. Si lo hago es porque creo que tengo alguna responsabilidad social y moral, y siempre con la intención de reflexionar y de que esa reflexión me acerque y nos acerque a una convivencia un poco menos mala.
Pero no juzgar no significa ni estar de acuerdo ni en desacuerdo con algo que sucede. Es más, el silencio, en muchas ocasiones, significa la crítica más feroz que imaginarse uno pueda. Aquí el recuerdo del dicho aquel de “no hay mayor desprecio que no hacer aprecio”, ese silencio tan sonoro que atruena en el vacío con un dedo acusador que persigue sin descanso.
Luego vienen los contextos personales, esos que te hacen seleccionar a ti solo esos casos que más te llaman la atención, vete a saber por qué razones.
Y yo he de reconocer que todo lo de este señor, que no escondió nunca que tenía que hacerse rico como fuera, me pone de los nervios. Como sucede en otros casos, tal vez no sea por las mismas razones que importen a otros. A mí eso del dinero parece que me molesta menos; y, si lo hace, es por las desigualdades sociales que crea. Porque nunca he entendido cómo nos engañamos olvidando que lo que se pone en un sitio es que se quita de otro. Sin embargo, lo que más me molesta y me saca de razón en la chulería formal de este señor y de todo lo que parecía querer representar. Esa media sonrisa por encima del hombro, siempre de arriba abajo, como si los otros fueran algo menos importante… Ese detentar el poder como si lo hubiera conseguido en alguna batalla y eso lo invistiera de no se sabe qué halo misterioso…
Hay muchísimos ejemplos que dan muestra de lo que digo. Me quedo, muy por encima de todos los demás, con aquel que se produjo en la comisión de investigación del 11-M. Hablaba Pilar Manjón -aún hoy se me saltan las lágrimas-, aquella mujer transida de dolor por la muerte de su hijo y entera a la vez. Y este susodicho y chulo de mierda se entretenía entre la lectura del periódico y la sonrisa sardónica delante de las narices de aquella mujer. Para haberlo colgado de ciertas partes, si es que las tiene, y haberle dejado dando vueltas durante algunos meses. Esta falta de empatía y de compasión es lo que más me duele; mucho más que el desfalco de no sé cuántos millones. Aquí se me desata toda una ristra de improperios que no puedo reproducir.
Pero ya se ve que a todo puerco le llega su san Martín. Pues ahí lo tiene.
Sigo sin alegrarme del mal de nadie. No creo en las cárceles. Tengo que reconocer, no obstante, que hoy algo me remuerde en la conciencia que parece decirme algo así como que el que la hace la paga. Para mí este sujeto no entra ni en baremo; no sé en realidad ni cómo le he dedicado estas líneas. En realidad, el silencio debería haber sido el rechazo más rotundo y el tortazo más sonoro. Debilidades que tiene uno.
Ah, y todo esto se produjo en unos años en los que la pirámide tenía un vértice con nombres y apellidos. De ese ápice todavía no se ha dicho nada. Veremos qué pasa.

lunes, 21 de mayo de 2018

DE SUPUESTOS Y PRESUNTOS



Esa bendita ocupación que he profesado, y que me ha llevado a indagar en el principal instrumento de comunicación que poseemos, el sistema lingüístico, me ha puesto muchísimas veces en el álbum de fotos de la imprecisión y de la ambigüedad. Eso debería haberme conducido, entre otras conclusiones, a la de la relatividad y la de la predisposición a la comprensión y de la disculpa. No estoy seguro de haberlo conseguido.
Este sistema basado en las palabras es -lo he escrito en numerosas ocasiones- pobre e impreciso, solamente aproximación a la realidad, cifrado incompleto del pensamiento, viajero asustado en el proceso de la comunicación. Pero las mismas razones deberían llevarnos a su cuidado y a su mimo, a un intento continuado de aprehenderlo y de hacerlo amigo nuestro, a un empeño en manejarlo cada día un poquito menos mal, a pesar de la certeza de que el empeño se moverá siempre en el terreno del deseo más que en el de la realidad.
Algunos ejemplos nos ilustran mejor que otros, por razones muy diversas. Hoy apunto solo uno en estas líneas. Lo hago por su frecuencia y por su repercusión social. Se trata de todos los presuntos habidos y por haber. No me digan que no somos todos presuntos. “A ha matado presuntamente a B”. “El arma con la que A ha herido presuntamente a B”, “A ha sido detenido como presunto autor de un delito sexual·, etc.
Cuando oímos estos usos, creo que tendemos a ponernos de mal humor con tanto presunto. ¿Cómo es posible que A sea presunto si lo han pillado con las manos en la masa? ¡Si el hecho no tiene vuelta de hoja y está clarísimo! ¿Qué es eso de que el asesino es presunto si hasta en la cara se le ve la maldad? Ese tío no es presunto, es asesino y ya está.
Pues no hay tal cosa, por mucho enfado que la codificación de la noticia provoque en nosotros.
Presunto tiene un campo de acción que no se pone en marcha hasta el momento en el que el poder judicial no abre diligencias procesales, y siempre antes de que se dicte sentencia. Entonces, ¿qué son todas esas personas a las que la maldad les sale por los poros y de los que tenemos indicios evidentes de que han cometido hechos condenables? Pues todavía no son presuntos; son solamente supuestos, o posibles. De esta manera, las frases de arriba deberían componerse de la siguiente forma: “A ha matado supuestamente a B”, “A ha sido detenido como supuesto autor de un delito sexual”.
Quizá podríamos resumir así: posibles somos todos, supuestos solo los de los indicios, y presuntos los que se han embarcado en el camino judicial.
¿Cuántos de los posibles se convierten en supuestos? Y de estos, ¿cuántos pasan al grado de presuntos? Es juego al que está invitado a participar el que quiera. Seguro que los resultados serán muy diversos.
Pero, como la lengua es, antes que nada y sobre todo, un instrumento de comunicación y está transformándose continuamente, no estoy seguro de que las precisiones que he tratado de indicar tengan ya realmente vigencia. Vaya usted a saber.

domingo, 20 de mayo de 2018

VERDADES Y MENTIRAS



VERDADES Y MENTIRAS

Perseguir la verdad es mi ejercicio,
aun sabiendo que acaso es imposible,
pues la verdad no existe:
existen solamente las verdades,
ese empeño tenaz de la materia
en repetir el mismo resultado.

Y me pregunto cuál será la causa
de esta perseverancia sin sentido.

Hoy me ofrezco a mí mismo esta respuesta,
que obra por exclusión de otras posibles:
es que mentir me cansa y desazona,
me convierte en extraño de mí mismo,
y me obliga al invento de continuo.

Así que me defiendo y persevero
en ese laberinto en claroscuro,
persiguiendo fantasmas.

No tiene ningún mérito, es tan solo
defensa personal, supervivencia.

jueves, 17 de mayo de 2018

UNA CARTA ABIERTA A QUIEN QUIERA LEERLA



Señores Irene Montero y Pablo Iglesias Turrión
He tenido noticias de que han comprado un chalet en la zona norte de Madrid, nada menos que por la cantidad de 600.000 euracos. De cien mil para arriba ya no me atrevo a hablar de euros sino de euracos.
Permítanme que les dé unos datos. Soy hijo de carbonero (de los de hacer carbón en el monte, no de los de venderlo). Somos nueve hermanos. Siempre estudié con beca (en la universidad, con beca salario: una parte la entregaba a las necesidades de mi familia). En mi casa cuelgan los títulos de tres carreras universitarias. He ejercido como catedrático en un instituto. Supongo que lo sigo siendo pues no sé si esta condición se pierde. Tengo dos hijos y dos nietos preciosos, y estoy jubilado. Cuando tenía treinta años tuve que hacerme cargo, como presidente, durante varios años, de una cooperativa de viviendas. Esta ocupación me llevó horas y disgustos para dar y regalar. Si yo le contara… Desde entonces vivo en una de esas casas construidas en cooperativa. Mi casa tiene 90 metros construidos, en los que está incluida una terraza que mira a la sierra y me ofrece unas vistas muy hermosas…
No tengo ningún interés en criticar que ustedes vivan en un lugar espacioso y agradable. Aquello de que la gente de izquierdas (porque supongo que son de izquierdas, aunque al principio aseguraban que no eran ni de derechas ni de izquierdas, y yo miraba al cielo y me quedaba turulato pensando qué serían entonces ustedes) tiene que vivir “debajo de un puente” no es más que un recurso sin fundamento de los más poderosos. Así que deseo que ustedes y sus hijos vivan lo mejor posible. Yo mismo habría cumplido con uno de mis mayores deseos si hubiera tenido la oportunidad de adquirir una vivienda muy grande. Y ¿sabe para qué? Pues sencillamente para darle más espacio a mi familia: a mis hijos y a mis nietos. Verlos correr por un amplio jardín todavía me quita el sueño. Y para tener un espacio mayor como biblioteca. Me dan ustedes envidia.
Pero es que hay algunas cosas que no me encajan del todo. Seiscientos mil euracos son muchos euracos. Empiezo a contar y me pierdo. No sé de dónde los van a poder sacar. Creo que más que hipotecar una casa van a hipotecar toda una vida. Y eso ya comporta otras variables más importantes porque la libertad se coarta y las dependencias se hacen más fuertes.
He dicho en muchas ocasiones que defender unas ideas de justicia social no implica que quien las defienda tenga que vivir en la miseria. No haré ahora una cosa distinta. Pero es que seiscientos mil euracos son muchos euracos, y el grueso de la sociedad no anda ni para soñar en cantidades semejantes. Y muchos tienen hijos, saben ustedes; y a todos les gustaría que los suyos corrieran por el jardín y se mojaran en la piscina.
Es que ustedes han metido en el mismo saco a demasiadas personas y han exigido, sin mesura y creo que con escasa humildad, muchas cosas que, seguramente, son evidentes, pero que así, arrasando con todo, dejan el campo yermo y sin posibilidad de comprensión cuando vienen mal dadas.
Les voy a confesar algo personal. Soy militante, testimonial, de un partido de izquierdas. En unas elecciones europeas voté la opción de Podemos. Después, me he sentido insultado en varias ocasiones por sus formas y por esa manera de barrer todo con una aspiradora, como si el Mediterráneo, con toda la basura y con todas sus hermosas playas, no estuviera ya inventado y todo lo bueno lo hubieran traído ustedes. No hombre, no, detrás hay toda una hermosa historia de gentes que se han dejado esfuerzos y vidas en pro de una sociedad mejor. Y han cometido errores, claro, y han traído aciertos también.
Confío mucho en la fuerza y en el impulso de las personas jóvenes. Creo que, además, están mejor preparadas. Además, no hay en ustedes tantas sospechas de másteres y carreras nebulosas.
No obstante, habrá que recordar que la mejor postura intelectual es la de la duda y la de las aristas, la de la comprensión y la de la inclusión. Y hasta la del perdón, si me lo permiten. En ese contexto estaríamos más de acuerdo y sumaríamos más fuerzas. Desde la fraseología bélica y desde la exclusión total del adversario, no creo que andemos por buen camino. Un poco más de humildad, por favor.
Es que, si de marbetes conceptuales de trata, prefiero quedarme con aquel que apunta a que, “si no vives como piensas, terminarás pensando como vives”.
Salud para disfrutar de esa gran casa e inviten ustedes a otros niños a la hermosa piscina en los tórridos veranos de ese poblachón manchego que es Madrid. Yo, si ustedes vienen alguna vez por Béjar, aquí, en el sur de Salamanca, les invito a mi terraza y a sus hermosas vistas de la sierra.
Un abrazo.

miércoles, 16 de mayo de 2018

HABITO UN TERRITORIO DE FRONTERAS



HABITO UN TERRITORIO DE FRONTERAS

Habito un territorio de fronteras.
De fronteras de luz,
como cuando la noche
gana terreno al día y vierte heridas
de rojo el horizonte. De fronteras
del mundo en las palabras,
que buscan la verdad y no la encuentran,
pero se quedan trémulas mirando
y suplicando un poco de ternura.
De fronteras de edades y de vidas,
de besos, de miradas, de certezas.

Y debo confesar que no es postura
ni presunción ni pose ni alegría;
es, al revés, la duda que me asedia
y ese dolor constante que me habita,
huérfano de certezas
y completo de aristas y de miedos.

martes, 15 de mayo de 2018

LOS QUE EL VULGAR APLAUSO PRETENDIERON


  
 “…los que el vulgar aplauso pretendieron /porque, como las paga el vulgo, es justo / hablarle en necio para darle gusto”. Lope de Vega, El arte nuevo de hacer comedias.
A veces se acumulan los sucesos y, cuando pasa el tiempo, también sus recuerdos. Hoy, por ejemplo, 15M, cualquiera vuelve a llenarse de imágenes de aquellas riadas humanas que llenaron la Puerta del Sol, que se sentaban a hablar con libertad, que pidieron a grito pelado un cambio de rumbo y de velocidad en los hechos sociales, que… Y hoy también las gentes de la capital de eso que se sigue llamando España -algunas gentes, quiero decir- se desparraman por la pradera para festejar a su patrón, san Isidro, aquel santo que se cobijaba a la sombra de la encina mientras los bueyes araban solos. Mira tú qué fácil habría sido que todos los bueyes araran como aquellos y que, de esa manera, los sufridos labradores de las mesetas se hubieran librado de tantos y tanto sudores y malos ratos. Cachis en la mar, esto de los milagros y de los designios divinos no hay quien lo entienda. En fin, no nos extendamos más, no siendo que salgamos a caminos vedados al tránsito y tan llenos de piedra que no puedan ser arados.
Lo de Madrid no es más que un síntoma añadido. Eso sí, que afecta a muchos millones de personas. Y, aun así, interesa como ejemplo para todos los demás casos, no por sí solo, por más que sea muy visible. Es asunto que a mí me pone de los nervios y, tal vez por ello, acudo con frecuencia a su contemplación.
Veo en todos los medios a los representantes políticos y sociales vestidos con la vestimenta tradicional y castiza, haciendo directamente el ridículo más espantoso. Es verdad que no a todos les sientan las prendas de vestir igual, pero verlos hoy y verlos otros días, con su vestimenta de trabajo, es como encontrarse con un jupiterino y que encima te sonría.
¿Alguien se imagina a Errejón, representante de Podemos, vestido de manolo, de chulapo o de chispero por la universidad? ¿Y al señor Carmona? A la venerable alcaldesa Carmena ni siquiera puedo intentarlo. Creo que la imagen se puede extender a cualquier otro portavoz. Ahora vedlos marcándose un chotis. Bueno, mejor dejadlo y no degradéis más la cosa.
Me sigo preguntando qué hacen todos ellos en esa situación tan lamentable. En Madrid, bailando un chotis; en Barcelona, ensayando una sardana; o en Valladolid, interpretando una jota. Entiendo perfectamente que quien, por costumbre, acuda a esos saraos, también lo haga el día de la fiesta común: está en su ambiente y no sobreactúa ni se prostituye en nada. Allá él o ella, que se diviertan. Pero los que van a dejarse ver haciendo el espantajo….
Se me dirá -se me suele decir- que los representantes tienen que ir a todos los lugares populares a los que acudan los vecinos, aunque no les guste. Entonces, argumento, ¿por qué no acuden a las manifestaciones del 1º de mayo, o a las manifestaciones feministas, o a las presentaciones de libros, o a los partidos de canicas, o…? ¿Es que esto no tiene límites? Obsérvese que, para más inri, se suelen prodigar en las manifestaciones más cutres y trasnochadas.
Me parece evidente que, en general, suelen acudir a aquellas manifestaciones populares en las que ellos mismos pueden salir de allí más “populares”. Y para ello se sacrifica hasta el mejor cordero que se tenga. Desgraciadamente, lo exige el sistema en el que estamos instalados, pues una de las primeras “cualidades” que se le exigen a cualquier candidato es su “popularidad” y el hecho de ser conocido por todos. Si no fuera así, los medios de comunicación se encargarían de mandarlos al matadero desde el primer día. En ese plan, gastamos casi todos los esfuerzos en los preparativos y en las campañas para llegar al poder ganando elecciones. Y, cuando hemos ganado unas, ya estamos encaminando las siguientes estrategias y esfuerzos hacia las siguientes. De este modo, terminan siendo mucho más importantes las fotos que las ideas, las campañas que los programas. Y, al cabo del tiempo, la fatiga y el desánimo pueden aparecer, a poco que se reflexione y se extraigan consecuencias.
Ah, por cierto, dentro de muy pocos días, se iluminará el Rocío, y la Peña de la Cruz…, y todas las fiestas de primavera. Pues eso.

lunes, 14 de mayo de 2018

LITERATURA Y FILOSOFÍA



Mi historia es una historia literaria y un poco filosófica. Quiero decir que, durante muchos días y durante muchos años, mi roce con la realidad ha tenido mucho que ver con la literatura, con los libros y con sus aledaños. Hasta el punto de que esta variable creo que me ha modelado y ha creado en mí bastantes de las formas y de los principios en los que acaso me sustento. No es la única, por supuesto, pero la reconozco como una de las más importantes.
Algo similar me ha ocurrido con la filosofía, o con sus primas la ética, la religión o hasta la sociología. A este campo de la filosofía llegué más tarde, pero siempre me ha llamado la atención y me ha robado, para mi provecho, tiempo y esfuerzos.
A ambas manifestaciones tengo mucho que agradecerles y de ellas me siento orgulloso. Mi biblioteca puede dar muestra física de que no miento.
Un apunte que, como quiero cada día, supere el caso personal -para mí muy importante, pero solo para mí- y ascienda hasta el nivel de los principios, si es que puede.
¿Qué aporta más al avance social, el mundo de la literatura o el mundo de la filosofía? No tengo respuesta clara, como me sucede casi siempre
Cuando se lee literatura, el lector está más predispuesto a dejarse llevar hacia esos mundos nuevos que el autor le propone; de ese modo, la voluntad cede con más facilidad y la mente y la forma de pensar y de actuar del lector se impregnan de los esquemas que en la obra se desarrollan. El camino termina por estar, entonces, más expedito y la siembra nace y crece con facilidad.
Cuando, por el contrario, nos acercamos a un texto filosófico, lo que aparece en él es el intento de convencernos de la fortaleza de una idea de la que nosotros con frecuencia no estamos convencidos y, en consecuencia, solemos oponer más resistencia mental. Por eso el razonamiento, no siempre sencillo y accesible, como base de la filosofía, y la argumentación y confrontación como camino para el convencimiento. Como, además, en la filosofía nos movemos en el mundo de los principios y de las abstracciones, la dificultad en la comunicación y en la aceptación se torna mayor y el cultivo se vuelve minoritario.
En ambos casos caben muy diversos grados y los límites se muestran difusos en numerosas ocasiones. Eso hay que darlo por descontado. Demasiadas veces, uno tiene la percepción de que los esquemas narrativos se repiten en la literatura y, entonces, al lector acaso le pueda la sensación de estar perdiendo un poco el tiempo por haber visto lo que lee demasiadas veces. Por otra parte, hay textos filosóficos que se presentan con un nivel de abstracción y dificultad de lectura y de comprensión que en poco ayudan a la aproximación del lector.
Parece, pues, que alguna razón hay para no decantarme por ninguno de los dos caminos. Reconozco que cada día selecciono algo más algunos libros de literatura y que, en los últimos años he dedicado paulatinamente más tiempo al pensamiento filosófico. Ahí están mis entradas en esta ventana, por ejemplo.
Pero, como decía, mi caso es personal, e interesa solo como ejemplo para la reflexión. No sé qué puede suceder en otros casos. El apunte queda ahí. Allá cada cual.

sábado, 12 de mayo de 2018

EN LA CASILLA DE SALIDA



Hoy me he acodado en casa, remolón y vaguete. Tenía el propósito de no hacer caso a lo que llegara de Cataluña, pero he caído en la tentación y he escuchado una parte del discurso del candidato Quim Torra.
Qué pena. Estamos en la casilla de salida y con las posiciones más reforzadas. La verdad es que no debería sorprendernos nada de todo lo que sucede pues tiene la lógica del que se ha marcado un camino en su cabeza y no ve otra salida que lo que tiene decidido de antemano.
Sigo pensando que hay un hecho clave, que es el que explica todos los demás. Se trata -se sigue tratando- del SUJETO DE SOBERANÍA, de quién tiene derecho a decidir. No le den más vueltas, esta es la clave y la ganzúa que abre la puerta. El resto se desploma en cascada y siempre vuelve al principio. Los independentistas catalanes no admiten ni acatan la supremacía del Estado y solo se atienen a la voluntad de la gente del territorio catalán. Además, dentro de él, se acogen a la mayoría parlamentaria, sea del tipo que sea, creyendo que les da derecho a legislar sin límites, incluso en contra de todos los demás.
A partir de este hecho se pueden analizar todos los acontecimientos: las leyes inconstitucionales, las huidas al extranjero, los victimismos, las llamadas al diálogo sin condiciones (a quién querrán engañar), los caudillismos, los nombramientos dictatoriales a dedo (esto ya ni en las dictaduras), las sumisiones vergonzosas sin discusiones ideológicas, el olvido de la realidad diaria, el fanatismo, el supremacismo, el egoísmo, ciertos brotes de fascismo… Todo vale con tal de no perder el hilo y el puente con lo que existía antes de la aplicación del artículo 155, es decir, todo se resume en el no reconocimiento de la constitución y sus consecuencias.
Sigo en mis trece al pensar que algo de razón habrá cuando tanta gente se somete a lo que me parecen formidables disparates y muestras de egoísmo insoportables; me gustaría que alguien del mundo independentista -serenamente, si es posible- me argumentara y tratara de convencerme. Es que no veo ni un solo centímetro de solidaridad, de justicia o de razón.
El conflicto estaba servido y asentado para muchos años, pasara lo que pasara. Desde hoy no ha hecho más que enfangarse más y echar raíces más hondas.
Vuelvo a pedir auxilio. Llevo cincuenta años pendiente de ETA. Ahora me someten a otro largo periodo de nacionalismo catalán. Por favor, ¿alguien posee alguna medicina que calme este dolor? ¿No hay nadie por ahí que, en lugar de ponerme pegas para todo, exprese sus ánimos de juntarse conmigo para ayudarnos en lo que podamos ambos? Porque digo yo que quien quiere alejarse es el mundo independentista y no yo. Aunque, cuando les oigo hablar, hasta parece que defienden lo contrario. Es, en todo, el mundo al revés.
Estoy triste, desconcertado, desilusionado y desanimado. No veo más que fuerzas centrífugas y nadie me explica los beneficios que eso causa. Yo veo sobre todo odio y malas caras. Y quiero ver personas que me quieran y me miren con confianza. Sigo pidiendo ayuda.

viernes, 11 de mayo de 2018

PEÑA DE LA CRUZ



El fruto desbarata la forma de la flor. Pero es más tarde eso. Ahora es tiempo de flor y de ternura. Porque hay hojas y flores que tardan y se duermen en su paso a la vida. La primavera estalla cuando estalla. Y aquí en estas montañas y estos valles suele tardar lo suyo. Luego, cuando se abre la puerta, todo se desparrama y enloquece.
He subido esta mañana hasta la Peña de la Cruz, en un día luminoso y de temperatura agradecida. Llano Alto reposa, como siempre, sentado en un mirador privilegiado, que contempla complacido todo lo que le da la sierra y le da el valle. El caminante duda y se divide. Una mirada hacia abajo, y todo verde; otra hacia las altas cumbres, y aún buena parte blancas. Sigue blanco el lomo de esa loba que nos vigila atenta y que nos aguarda siempre. Hay que subir a verla pronto, y mirar desde allí hacia el infinito, y sentirse pequeño y casi nada, y cantar con el viento y con el cielo, y presentir la luz del horizonte, y adivinar los mares no sé dónde… Qué hermosa es esta vista de la sierra…
El camino conduce al caminante por espacios abiertos, con pinos que ya lucen frondosos y bien altos, estos mismos que un día vinieron a suplir a las cenizas de un pavoroso incendio. Han sufrido sequías y tormentas, heladas y sofocos en verano, pruebas de todo tipo; y ahí están, altivos y robustos. Este año, hasta limpios de tiñas y de polvo.
El ascenso es suave y cadencioso, con los pinos cantando cara al viento y siempre con la vista de la sierra y del valle, que se hunde en lo profundo. El valle entero verdea en un color muy tierno. Qué descansada vida… Junto a los pinos, los grandes robledales, los castaños, los espinos ya blancos, las escobas que empiezan a festonear el paisaje con sus colores amarillos y los espliegos apuntando sus moradas flores.
Vámonos hacia arriba, que el camino es amable. La altura da sosiego y abre el alma, extiende el panorama y hace más pequeña la presencia de las cosas. La cruz de Jesusín, el Peladillo, la senda ahora desbrozada del Camino de los Registros, las últimas revueltas. Venga. Y la última llanura.
El paraje se muestra solitario, pero hoy es un jardín florido, lleno de margaritas tan contentas, Aún suena un regatillo que inicia el recorrido monte abajo.
Y, al final, el refugio, hoy renovado en sus cuidadores. Y la cruz en la peña. La Peña de la Cruz. Mirador excelente para todo un paraje que se pierde por los confines del Pico Cervero, que se asoma a la Peña de Francia, que mira con altivez a todas las tierras de Salamanca, que mira de reojo la llanuras extremeñas, y que, siempre, confronta en amistad con la sierra de enfrente.
Aquí hay que descansar de la subida, hay que reponer fuerzas, hay que ver y mirar, hay que admirar lo hermoso de esta naturaleza y hay que sentir si acaso no somos simplemente un pequeño trocito de ese mismo tesoro. Cada cual a lo suyo por un rato. Tomando aire del puro, dejándose llevar por lo que sienta.
La vuelta hoy fue bajada por esa hermosa senda, más umbría y cerrada, que desde hace tantos años sirve agua bien fresca, a base de arcas madre y de registros, a un estanque mayor de Llano Alto. Este camino estrecho guarda historia muy larga y provechosa. Mejor camino aún este para días de sofoco: sus sombras son tan amplias y cerradas…
Cuando el caminante llega a Llano Alto y alza la mirada de nuevo hacia la Sierra, cree entender más claro qué significa el alma de la naturaleza. Abajo espera el ruido de la ciudad estrecha. Béjar es muchas cosas, desde luego. Una de las mejores es sin duda esa lujuria densa que dejan ver los poros de su naturaleza.

jueves, 10 de mayo de 2018

ANTÍSTENES Y EL OMBLIGO



La fraseología tradicional conserva expresiones que vienen a sugerirnos ese falso orgullo de pertenecer a un terruño como algo especial. Cuando eso se exagera, la experiencia nos enseña cuánto mal acarrea y cuánta división almacena. Es verdad que todo se produce en un espacio y en un tiempo, y que en nada se puede escabullir la explicación de un fenómeno si no sabemos situarlo en ese espacio y en ese tiempo precisos que todo lo condicionan. Pero el espacio y el tiempo son conceptos que aspiran a lo absoluto y que, en cuanto elevamos la mirada y abstraemos, se nos van de la mano y desmitifican cualquier cosa hasta convertirla en minucia.
Vamos de nuevo al mundo clásico.
Antístenes es un filósofo griego que vivió a caballo entre los siglos quinto y cuarto antes de Cristo. Su familia no tenía pedigrí ateniense por parte de madre. Ya sabemos hasta qué punto las ciudades griegas eran territorios autónomos e independientes, ciudades-estado. Con frecuencia, algunos atenienses le gastaban la broma (o no tan broma) de ponerse chulitos delante de él precisamente por haber nacido en Atenas. O sea, como si dijeran que habían nacido en Bilbao o en los alrededores. Entonces, el filósofo Antístenes les respondía: Atenienses, no seáis imbéciles. Si os dais el pego por haber nacido en Atenas, habéis de saber que no por ello sois mejor que los caracoles y los saltamontes que también nacen en vuestra ciudad.
Seguramente la anécdota no tendría más alcance si no la viéramos reproducida en frecuencia y en exageración. Cuando el contexto -que todo lo condiciona y reescribe- sitúa la manifestación en la risa y en la chanza, poco hay que decir. No es seguro que sea ese el intento en todas las ocasiones.
En esta ciudad estrecha de Béjar, ya se ha consolidado la división entre bejaranos y bejarauis. Los segundos, por resumir, serían aquellos que se asimilan a los atenienses que increpaban a Antístenes.
Algo parecido sucede, me parece, con el asunto de los nacionalismos excluyentes (en realidad, con cualquier nacionalismo), que terminan concediendo valor a unas variables que responden sencillamente al azar, y que, en los tiempos actuales de la globalización no tienen por donde agarrarlos. Por eso se convierten en tan peligrosos y acarrean tantos enfrentamientos y disgustos.
Si vuelvo la vista hacia mí mismo, encuentro siempre el tirón de la tierra que me vio nacer, a pesar de lo poco que, en los últimos tiempos, la frecuento. No me arrepiento de ello, claro. El territorio de la niñez es y seguirá siendo edénico y a él vuelvo en mis palabras y en mis pensamientos muchas veces. Tampoco reniego de la estrecha ciudad que me ha acogido durante tantos años. Admiro su paisaje, me llama la atención su historia, de la que ya formo parte, me duele lo que en ella pasa y padezco con ella…
Pero quiero ser consciente de que todo es producto del azar y de esos conceptos amplios y nebulosos del tiempo y del espacio. Por eso, creo que Antístenes respondía con certeza a los atenienses. Cada uno debe ser dignamente de su pueblo o ciudad y del mundo, y, cuanto más ahonde en los elementos esenciales, más se encontrará con que son los mismos para lo pequeño y para lo grande, para lo de aquí y para lo de allí, para lo de antes y para lo de ahora o para lo de después.
Así que, ciudadanos atenienses, bejarauis, nacionalistas de toda clase, bilbaínos y arrimados, y chauvinistas en general, daos la mano y cantad juntos en lugar de gritar y sacar pecho, porque esa es la mejor forma de sentirnos todos más contentos y amigos, ciudadanos de un pueblo y del mundo a la vez. ¿No veis con qué sencillez y claridad lo explicó Antístenes?

miércoles, 9 de mayo de 2018

ALEJANDRO Y LOS GIMNOSOFISTAS



Pocas personas como Alejandro Magno representan la velocidad de la vida, el triunfo fulgurante y el poder en una sola mano. Para darle mayor lustre, su muerte se produce siendo joven y eso lo eleva a la categoría de mito, de héroe y de referencia histórica. Así andamos y esta es nuestra escala de valores. No debía andar falto de capacidades el hombre, pero de ahí a atribuirle tanta cualidad…
Todos estudian sus conquistas, sus luchas y victorias, sus cualidades guerreras y hasta sus amoríos. A mí esto me interesa más bien poco y no seré yo uno de esos palmeros que aplauda con las orejas ni sus conquistas ni siquiera sus monturas a Bucéfalo.
Hoy traigo a esta ventana una anécdota que me invita a pensar. En cierta ocasión, cayó en su poder un grupo de sabios indios; los juntó y enseguida quiso mostrarles cuál era la situación de cada uno. Ellos eran sabios, pero él era el poderoso. Les formuló preguntas presuntamente enigmáticas, tal vez buscando difíciles respuestas: así quedaría claro su poder sobre ellos. Por si fuera poco, les amenazó con la muerte para aquel que peor respuesta aportara.
Estas son algunas de sus preguntas:
“1.- ¿Hay más vivos o muertos?
2.- ¿Quién cría más bestias, la tierra o el mar?
3.- ¿Cuál es el animal más astuto?
4.- ¿Qué fue creado primero, el día o la noche?
5.- ¿Cómo puede lograr uno ser el más amado entre los hombres?
6.- ¿Cómo puede uno llegar a ser dios?
7.- ¿Quién puede más, la vida o la muerte?
8.- ¿Hasta cuándo debe vivir el ser humano?”.
Todas las preguntas tuvieron respuestas por parte de los gimnosofistas. Y todas cortas y creo que acertadas. Pero a mí me interesan como preguntas, porque las respuestas tengo que intentar dárselas yo, en mi tiempo y en mi espacio. Y no es poca cosa lo que se pone encima de la mesa. Así que, al rincón de pensar.

martes, 8 de mayo de 2018

LA FUERZA DE LA LUZ



LA FUERZA DE LA LUZ

La fuerza de la luz de la mañana
desnuda cicatrices por el mundo.

Hoy las vendas de mayo son tan verdes
que apenas nos permiten ver la sangre.
Hasta la hora
en la que el sol se eleva y cristaliza,
o levanta persianas transparentes
para llamar a todos a impregnarse
de la liturgia limpia de la celebración.

También a la intemperie se han quedado
todos los claroscuros que la noche
había llevado al centro del olvido.

Con esa nueva luz debo volverme
a la conciencia curva de la vida,
a ese vaivén que mueve ciegamente
todo lo que sucede cada día.

Vamos a contemplar cómo su impulso
nos descubre también nuestro relieve
y hagamos de la luz ese aliado
que grave a fuego lento en nuestros cuerpos
la hoguera de la vida y sus cenizas.

viernes, 4 de mayo de 2018

AGUR, ASESINOS



Casi siempre se escribe en defensa personal: para reafirmar una idea, para darle vida a otra que rondaba en las salas del silencio, para gritar simplemente tu existencia y calmar esa rabia o sentimiento que te consume, para…
Hoy redacto estas líneas para darle portazo a algo que me ha sumido en la preocupación y en la incomprensión durante cincuenta años, casi desde que mi mente se abrió al espacio y al tiempo.
La banda terrorista ETA anuncia públicamente su desaparición. Y lo hace casi perdonando la vida a las víctimas de sus asesinatos. Porque lo que perpetran los asesinos son asesinatos. Y ellos son unos asesinos. Lo escribiré otra vez por si acaso. Los miembros de la banda ETA son unos asesinos.
Esa enfermedad crónica larvada nos ha tenido a muchos medio siglo pendientes de gente sin razón, de cavernícolas con cabeza de antediluvianos, y nos ha arrebatado fuerzas que tenían que haber sido dedicadas a las mejoras sociales de la comunidad. Qué despilfarro, qué sima histórica, qué manera de poner barreras al progreso. No creo que en este país nada haya desgastado tanto como este conflicto de cafres y de asesinos. Porque creo que ya he dicho que los miembros de ETA son unos asesinos. Por si acaso, lo repetiré otra vez: ASESINOS.
Mi lejanía en el espacio y el hecho de que, para mi suerte, ningún crimen ni extorsión me haya rozado siquiera, no me impide quejarme de todos los sentimientos que me han robado y de todas las energías que se han desviado para ese conflicto sangriento. La comunidad entera es y ha sido grave víctima de estos asesinos. Y las generaciones se gastan, y la vida no regresa, por desgracia.
Así que tanta paz lleven como descanso dejan. Esta comunidad, como todas, necesita empujones de entusiasmo en objetivos comunes que favorezcan a todos, sobre todo a los más necesitados, y está petada de gentes cuya única obsesión es el particularismo y la ventaja personal o más próxima. El panorama, en otros frentes, tampoco invita precisamente al optimismo. Y de nuevo los versos del poeta: “De todas las historias de la Historia, / la más triste, sin duda, es la de España / porque termina mal, como si el hombre…”
Luego ya será tiempo de ir curando los restos de la herida. No quiero hablar de ello. Será bueno encararlos con generosidad y con cautela, mas nunca con olvido.
Hoy será suficiente despedir a la banda sin bajar la mirada. Así que hasta otro día. Agur, ASESINOS.

jueves, 3 de mayo de 2018

DESEO



DESEO
Descubrir un idioma en el que quepan
todas esas palabras que no existen,
o que viven y ya no significan
con el fulgor de su primer aliento.

Y en él pedir asilo, abandonarse,
descubrir que el vacío estaba lleno
de una inédita luz muy transparente,
que ciega y vivifica la conciencia.

miércoles, 2 de mayo de 2018

TALES Y LOS HIJOS




Una buena manera de reaccionar ante las opiniones de los demás es desmitificar los asuntos de que se trate y buscar las aristas que moldeen los juicios. Si, además, la desmitificación se produce sobre actos de uno mismo, el interlocutor queda desarmado y sin saber cómo negarse a que su contrincante le afee algo de su conducta.
Algo así le sucedía a Tales. Como persona inteligente que era, pues tal cosa solo es negocio de particular juicio y exige al menos unas gotas de fina inteligencia. En algún programa televisivo se utiliza esta técnica y ofrece buen resultado a los que la practican.
Es el caso que Tales no solo no quería tener hijos sino tampoco casarse. Sus amigos y discípulos se extrañaban de ello y le preguntaban. Él, con parsimonia, respondía algo así: ¿Sabéis por qué no quiero tener hijos? Porque siento un gran cariño por los niños.
La consecuencia la debe extraer cada uno. Y la aplicación también. Aunque, si fuera posible, no me importaría responder a Tales que la tarea de ser padre tampoco debe de ser tan difícil pues la naturaleza nos ha dotado a casi todos de la propiedad de engendrar seres humanos y de ser, por ello, padres.
Qué difícil y qué apasionante la tarea de ser padres. Ahora llega esa fiesta -comercial, como casi todas- del día de la madre. No es mal momento para reflexionar acerca de la tarea de los padres y del maravilloso camino que han de recorrer juntos en la educación de los hijos.
Enseguida se abren las ramificaciones y las posibilidades: número de hijos, conciliación familiar y laboral, atención a la educación, desplazamientos, disgregaciones familiares… Y, por encima de todo, ese hilo sagrado que va tejiendo el paso del tiempo y entrelaza, sin solución de continuidad, generaciones con generaciones.
Otro asunto para pensar y para mejorar. No me dirán que no resulta más importante esto que el PIB y el POB y toda la macroeconomía de las narices.
Por cierto, la educación es algo absolutamente sagrado y en ella hay que poner todos los esfuerzos, además de hacer participar en ella a toda la tribu. Nos jugamos casi todo. La paternidad y la maternidad responsables duran y se ejercitan a lo largo de toda la vida. Pero no hay tarea más hermosa ni apasionante.

martes, 1 de mayo de 2018

¿DÍA DEL TRABAJO?



Me reincorporo a la monotonía diaria tras una semana de estancia en Asturias. Eso de que es un paraíso natural casi se queda corto. Lo es, vaya que si lo es. A la vuelta me topo con la realidad del Primero de mayo en Béjar, con eso que llaman el Día del Trabajo. Acudo, como siempre, a la manifestación. Creo que menos gente este año. Hay tanto que arreglar en la sociedad y en los sindicatos…. Pero el fondo de realidad manifiestamente mejorable no desaparece. Y los símbolos, los himnos y la emoción tampoco.
Creo que ya he dado cuenta de esto del trabajo en alguna ocasión. Hoy no es mala fecha para recordarlo. La existencia de una familia léxica o de sinónimos es un subterfugio de la lengua para repartirse ese asunto maravilloso de nombrar la realidad por parcelas y con algo más de precisión. Por eso, al lado de trabajo, tenemos muchas otras de alcance parecido: ocupación, misión, función, tajo, faena, tarea, cometido, labor, carga, esfuerzo, pena, batalla, lucha…, estudio (el del máster de Cifuentes), investigación, ensayo… Y tantas otras. Y eso por no sumar otros usos geográficos particulares.
Pues se fue a elegir este marbete: El día del TRABAJO. Y, sea cual sea la acepción que seleccionemos, siempre nos lleva al esfuerzo y al sacrificio. ¿Pero es que no hemos recordado en muchas ocasiones cuál es la etimología de Trabajo? Pues Trabajo procede de la palabra latina TRIPALIUM, y su significado es tan sencillo como este: TRES PALOS. Se trata de un antiguo instrumento de tortura en el que el cruce de los tres palos servía para controlar el cuerpo para el castigo del reo, especialmente la cabeza. O sea, que dejémonos de monsergas: trabajo significa SUPLICIO y lo demás son gaitas. Por eso, a cualquiera que me espeta que a él le gusta trabajar, lo miro de soslayo y lo traslado mentalmente al rincón de los mentirosos. A nadie le puede gustar el suplicio. Algo bien distinto es que, a pesar de todo, sea capaz de sublimar su suplicio buscando la ayuda a los demás, o a ganar un dinero que le sirva para otros deseos. A mí, por si acaso fuéramos a tener alguna duda, no me gusta trabajar, aunque tenga que hacerlo y la vida me haya regalado un trabajo (un suplicio) que me ha parecido siempre un privilegio en comparación con otros que he visto por ahí.
 En realidad, la situación de jubilado me permite ver las cosas con una perspectiva de mayor tranquilidad. Pero esta posición de al menos no dejarse engañar por las palabras me viene de antiguo. Recuerdo aquellos años en los que mi generación (no sé en qué cantidad, la verdad) pensaba que había que caminar hacia la desaparición del trabajo. Para algo estaban las máquinas, nos decíamos; invirtamos en ciencia y en técnica y ahorrémonos el resto del trabajo. Después, los años…
Hoy casi todo el mundo se afana en encontrar un trabajo (una tortura, un suplicio) y, por desgracia, con poco éxito en muchos casos. Es una contradicción evidente. ¿Por qué sucede esto, si las nuevas generaciones son las mejores preparadas y, como reza el dicho popular, la técnica avanza que es una barbaridad?
Por lo menos habría que plantearse la reflexión. Algo pasa y lo que sucede tiene poco sentido. No voy a solucionar nada ni en estas líneas ni en un tratado entero y sesudo. Pero creo que no iría por mal camino si indagara en la escala de valores individualizada que domina esta sociedad. Si nos falla la mirada general y panorámica, si olvidamos que el avance o es de todos o es más pequeño para todos, si no recomponemos esa desigualdad galopante entre nosotros, esto del Trabajo seguirá siendo un caramelo engañabobos que, además de tenernos a todos en ascuas y enfadados, nos conducirá a mayor pobreza y desánimo.
Siempre que he podido, y con la boca chica, porque la situación es la que es, he hecho esta recomendación: “Si puedes invertir en algo, hazlo en comprar tiempo libre”. Es la única forma de emplearlo después en lo que te apetezca.
El siguiente paso que pide el razonamiento tiene que ver con la ideología y con el sistema político que estructuremos y que implantemos para ganar esa igualdad y ese tiempo libre. Y, como se ven venir nubarrones negros, lo dejaré aquí. Pero al menos abriré el paraguas para no mojarme demasiado.
Pues eso.