jueves, 30 de junio de 2016

¿LIBERTAD POR SEGURIDAD?


Un adulto es aquel que cambia libertad por seguridad. Es esta una más de esas frases socorridas que intentan dar sombra y verdad a demasiadas variables y que tiene tanto de verdad como de simple ilusión.
Todas estas losas idiomáticas te dejan pensativo, y no es poco. Suscribirlas con tu firma y con tu manera de pensar es cosa particular. Dejarlas correr o simplemente rechazarlas es otra posibilidad.
Yo creo que encierra buena parte de razón. Porque hay un momento en la vida en el que la mirada se vuelve más cercana, tiende a dibujar con más nitidez los perfiles que delimitan el territorio de las posibilidades y a desdibujar los que no son alcanzados con la vista del interés personal.
Los factores que intervienen son muchos y, por eso, la afirmación es sesgada y solo adquiere más valor si se entiende en sentido progresivo. ¿Cuál es la edad en la que la libertad, que aquí equivale a futuro por delante, se ve sustituida por la de la seguridad? ¿Es lo mismo tener dependientes familiares con los que convives que vivir soltero? ¿Y tener un puesto de trabajo asegurado que no tenerlo y andar mendigándolo por ahí? ¿En qué medida interviene la propia y simple biología personal? ¿Y la formación intelectual y social? ¿Y el ideal de vida y la escala de valores que cada cual haya ido forjando? ¿Se pierde la libertad con la consecución de la seguridad? ¿A qué responden, en su esencia, los conceptos de libertad y de seguridad? Y así hasta casi angustiarse con preguntas.
Supongo que, incluso, se puede defender la idea de que a más seguridad, más libertad para actuar. Lo mismo que a cuanta más libertad -al menos de pensamiento-, más seguridad de no equivocarse del todo.
Tal vez no haya que complicar demasiado las cosas desde la expresión, pues está pensada seguramente para discurrir acerca de si la edad nos coloca en un plano menos idealizado y algo más personal y próximo a nuestros intereses personales.

No es difícil concluir que lo menos malo sería conjugar cuanta más libertad y menos trabas posibles con un cierto grado de seguridad, al menos aquel que nos permita llenar el estómago alguna vez al día y mirar hacia el futuro sin demasiada incertidumbre. En todo caso, que la balanza se desnivele hacia el plato de la libertad, que buena falta nos hace a todos. Para que seamos siempre un ser en movimiento y en deseos de cambio y de superación, y para que no nos encerremos en los dominios del egoísmo y de la insolidaridad. Ser como niños no es exactamente ser niños, pero hay características de los niños que, al menos a mí, no me gustaría perder nunca. Ni ahora que veo la niñez tan lejana y tan próxima a la vez. 

miércoles, 29 de junio de 2016

RELEYENDO A SUASSURE


Alguna vez habré apuntado algo acerca de lecturas que dejaron su huella en otro tiempo y que, con el poso de los años, vuelven a mí para desnudarse con otra carne y con otros olores.
Leí hace demasiados años el Curso de lingüística general, de Saussure, un texto que ponía las bases para una teoría lingüística, el Estructuralismo, con amplio reconocimiento entonces, no solo en el campo de la lengua sino también en otros aspectos del saber. Después he vuelto a él ocasionalmente. Ahora lo he vuelto a hacer con calma y con otra perspectiva.
Los libros los hacen también los lectores, sobre todo los lectores y sus lecturas. Y hoy creo que llego con más profundidad al conocimiento que en él se encierra, pero también con la conciencia de que, si bien el mundo lingüístico puede aspirar a su autonomía, no es menos cierto que las influencias externas lo conforman en buena medida.
En absoluto quiero quitar mérito al maestro ginebrino, pero me quedo con todo lo que un siglo entero ha añadido como elementos externos que ayudan a un mejor conocimiento de la realidad lingüística de ahora mismo.
Algunos conceptos saussureanos me siguen pareciendo, no obstante, básicos: lengua / habla; lingüística externa / lingüística interna; carácter lineal y arbitrario del signo; importancia de la fonología; la historia de la mutabilidad lingüística; sincronía y diacronía, con todas sus implicaciones; relaciones horizontales y verticales (sintagmáticas y paradigmáticas); importancia de la analogía; relación y contactos entre lenguas… Son todos elementos que parecen lejos del día a día de la expresión del habla, pero que explican las realidades desde los principios que las inspiran.
Su relación de ejemplos desde las lenguas del norte de Europa y de lenguas orientales no facilita la lectura para lectores mediterráneos y de formación románica, pero este no es defecto del autor sino carencia del lector.

A este mundo mágico de la expresión lingüística, de los sistemas (siempre buscando el equilibrio y siempre en el filo del precipicio de la evolución) hay que sumar, me parece, mucho de sociolingüística, de psicolingüística y de muchos más elementos “externos” al sistema, pero que lo condicionan y hasta lo conforman. Un siglo no pasa en balde y las circunstancias de conocimiento y de intercambio de lenguas (medios, carreteras, viajes…) dibujan un panorama tan distinto que no sé si hasta los principios tienen que adaptarse, al menos en su aplicación.

martes, 28 de junio de 2016

!!DALES, BUD!!


Hoy me entero, grandullón, de que te vas al cielo, a comer judías con los ángeles, porque “los ángeles también comen judías”. Deberías seguir por aquí abajo dando mamporros porque esto anda muy desarreglado.
Tal vez a mí las películas de Bud Spencer y Terence Hill se me aparecieran cuando ya no era tan niño. Y cómo iba a ser de otra manera si antes yo no había visto películas de ningún tipo…
Pero después ya fueron todas mías. Tal vez porque quería ser niño siempre y sentir el ejemplo tan sencillo de aquellos dos personajes familiares que ponían a cada uno en su sitio y que producían en mí el sentimiento inmediato de catarsis y de redención, de que aquello ejemplificaba lo que yo quería que se arreglara cerca de mí y en mi mundo.
Nunca una violencia aparente fue tan deseada y jamás tanto tortazo produjo tanta satisfacción y tanta risa. Dale, Bud, dale más; y mucho más a ese mierda que vuelve tantas veces a querer canearte. No se da cuenta, bobo e imbécil, de que un manotazo tuyo lo va a llevar al suelo de nuevo. Pues nada, dale que dale, otra vez en busca de tu puñetazo y de mi risa. Ya sabemos que son muchos, pero no importa, tú tienes respuesta para todos, para todos los que sirven a los poderosos, a los injustos, a los malhechores.
Cuando a la tempestad sucede la calma, todos tenemos la sensación de que allí se ha cumplido la justicia y de que, al menos en el cine, ha ganado el bueno. Y siempre sin heridos ni muertos de ningún tipo. ¿Para qué, si lo que importaba era que los tontos aprendieran la lección? ¿Para qué los queremos muertos o heridos?
Ah, y no te enfades por las bromas de tu colega Terence: ya sabes, él es así, no tiene ni pizca de malicia y siempre está a tu lado, dando mamporros, aunque con algo más de habilidad que tú.
Vuestros esquemas eran sencillos y estaban al alcance de cualquiera, de cualquiera de buena voluntad y de deseos de justicia. Tal vez por eso producían efectos inmediatos, y no precisamente de invitación a la violencia.

Vale, pásalo bien y, si tienes que dar mamporros por ahí, no te cortes. Nosotros nos seguiremos riendo y emocionando como siempre

lunes, 27 de junio de 2016

LAMERSE LAS HERIDAS


Hoy sí que es día de tornabodas, de resaca o de reflexión. Supongo que todos guardarán algún minuto para considerar lo que ha pasado en las elecciones celebradas ayer. Y me gustaría que no lo echaran todo en el regodeo de la victoria ni en el llanto del fracaso. Al fin y al cabo, la democracia sigue siendo un sistema de participación, de aquella manera y con muchísimas limitaciones y campos de mejora, pero el menos malo que conocemos. Así que cada cosa en su sitio y las campanas en lo alto de la torre, que ese es el lugar que le corresponde.
Pero, aparte generalidades, también confío en que los más sesudos alarguen la mirada y consideren el antes y sobre todo el después, es decir, las consecuencias.
Por eso apunto algo sobre lo que seguramente volveré cuando pasen los días y los meses.
No sé si en este tipo de sociedad he de comenzar por arriba o por abajo; quiero decir desde el nivel estatal o desde el personal. Al fin y al cabo, la realidad la constituyen y la condicionan los medios cada día más. Supongo que, en este sentido, muchas personas se tienen que sentir desazonadas y muy desalentadas. Yo también lo estoy. Si en estas condiciones de desigualdad social, de recortes en los apartados más generales, de robos manifiestos, de cacicadas por todas partes, de vacío de las arcas de la seguridad social, de egoísmo por doquier, de… las derechas no solo no retroceden sino que avanzan en votos, qué podrá pasar en condiciones un poco más favorables… Y parece que ya peor no pueden manifestarse. Supongo que habrá muchas más variantes que yo no alcanzo a ver y que no sean el egoísmo y la estupidez. Supongo. Porque si la gente ha votado así, tendrá sus razones, por más que a mí me desazone su decisión. Calculo que, en términos parlamentarios, es ya hora de dejar gobernar a aquellos que han recibido mayor apoyo. Por supuesto, solo para la investidura: lo demás sería prostituir ideas, programas y engañar al electorado. Veremos.
La división de la izquierda no es nada nuevo y a alguien habrá que enseñarle, o sencillamente tendrá que aprender desde el sentido común, que no se puede uno apoderar de toda una historia de luchas y de conquistas sociales, y mucho menos con desplantes y con algún punto de soberbia.
Desde los niveles regional y local, el asunto se me ofrece mucho más claro y sencillo. En el centro de España (pueblos pequeños, agricultura, caciques, pirámide de población, funcionariado de medio pelo y esclavos agradecidos…) explican con nitidez lo que viene sucediendo desde hace decenios. Aquí la derecha presenta como candidato un palo pelado y saca mayoría absoluta. En el nivel local no tengo mucho más que añadir, si acaso que reafirmar.
Calculo, claro, que una mentalidad de derechas verá soles donde yo veo nubes. Por eso la necesidad de intercambiar opiniones en foros públicos, ese hecho al que ellos se niegan casi siempre y procuran evitarlo. ¿Por qué será?
Poco tengo que lamentar desde el nivel personal pues ni aspiraba a cargo ni me van a retirar ninguna prebenda. Pero el futuro lo veo aborrascado. No sé si mejor o peor en términos económicos (hasta en esto barrunto tormenta y fuerte), pero sí desde luego en sensaciones de egoísmo, de encogimiento mental, en sacapechos de mentes vacías, en desigualdades y en falta de proyectos de mejora para la comunidad.
Es hora de lamerse las heridas. Yo las tengo y mi ánimo anda hoy un poco más bajo. Pero seguirán los calores, y llegará el otoño, y después el invierno, y me haré un poco más mayor (ya debería escribir viejo), y caerán torres y se volverán a levantar, y el tiempo hará de las suyas y nosotros haremos de la nuestras con él.

Voy a darme un poco de hipérico por el cuerpo para que me sane las heridas. Después, el día a día, ese surco en el que se siembran las ideas que de verdad duran. Ay.

domingo, 26 de junio de 2016

2016-06-26                   AMBIENTES Y PAISAJES

Así estoy y estamos recibiendo por estas tierras los primeros días del verano


sábado, 25 de junio de 2016

REFLEXIÓN ACERCA DEL VOTO


-¿Qué haces por delante, solitario y cabizbajo?- me decían mis amigos esta mañana en medio del paseo, ladera arriba, a la sombra de los castaños y al arrullo de los regatos que todavía refrescan en las vaguadas.
-Medito sobre mi voto para mañana- les respondía.
Y era verdad, aunque lo era a medias. Era mentira porque mi voto está decidido desde hace mucho tiempo, y verdad porque consideraba en silencio las causas, la realidad y las posibles consecuencias del mismo.
Se terminó ayer otra campaña electoral que no sé qué posible sentido tiene, sobre todo cuando no se actualizan programas y apenas se habla de ideas. Y, sobre todo, porque, si se habla de ideas, ya se encargan los medios de comunicación de desviar la atención hacia elementos más morbosos. Ya no he visto casi carteles por las calles, tampoco reparto de propaganda en mano, tengo para  mí que la presencia de interventores de partidos en las mesas electorales es gratuita y no tiene sentido en estos tiempos, creo que las campañas apenas modifican el sentido del voto… O sea, que casi toda la parafernalia se torna casi inútil.
Y a mí me parece bien que así sea. Por dos razones sobre todo. La primera es de tipo técnico: hoy son los medios y no el boca a boca el que llega al gran público y a los mítines van solo los que ya están convencidos o ese segmento de población que me abstengo de señalar y de calificar y que ¡oh gilipollez! se puede sacar una foto con el líder de turno y tal vez darle un par de besos; el resto es plana mayor que está obligada a acudir a todos los sitios. La segunda es de más enjundia y apunta al campo ideológico: ¿es que no ha habido años enteros para meditar acerca de las ideas (si es que las hay, las hubiera, las hubiere o las hubiese) que sustentan las ideologías respectivas (si es que las hay, las hubiera, las hubiere o las hubiese)? Socialismo se hace en las lecturas, en las conferencias, en los diálogos, en las mesas redondas, en los escritos, en los paseos, en las tertulias y hasta en la forma de cortar el pan de cada día. Y ese socialismo es el que ahonda y queda, germina y da frutos, arraiga y crece. Aquel que no dé señales de vida en actividad cultural, por ejemplo, no sé qué fondo de armario puede tener para apoyar al partido que las defienda. Y el mismo esquema para los que se llaman liberales, o conservadores, o qué sé yo.
Las campañas electorales, si acaso, son picos de una trayectoria que tiene que ser larga y continua; si no es así, solo puede responder a algún impulso inmediato de rechazo más que de afirmación, cuando no de conveniencias y de egoísmo personales.
Después parece que el voto individual se diluye en el colectivo, volvemos a la queja o al aplauso de las acciones concretas y no siempre reconocemos que cuando se siembran truenos se recogen tempestades o que una buena sementera favorece una buena cosecha. Y en la siembra, como en la cosecha, participamos todos.
A estas alturas de mi vida y con algún bagaje reflexivo a cuestas, mi voto sigue siendo decididamente de izquierdas. Otros tendrán otra dirección. Ojalá todos los votos tengan buena voluntad y, sobre todo, buen sentido.

Por cierto, el Camino de los Galindos, hacia La Francesa, brillaba en sus verdes luminosos; el regato de Los Horquitos cantaba en sus aguas una canción indefinida y continua, y el prado de La Francesa se quedó de piedra viéndonos dar cuenta de las viandas y asistiendo asombrado a la manera en la que embaulábamos todo lo que se ponía en la mesa.

viernes, 24 de junio de 2016

BRITAIN EXIT


La salida de Gran Bretaña de la Unión Europea supone un acontecimiento de alcance incalculable. Son tantas las variables afectadas, que no cabe ni siquiera su enumeración. Sean pues solo unas consideraciones sueltas y apenas apuntadas.
En realidad, tengo la impresión de que nunca estuvieron dentro y esta salida no es más que un pasito más en esa relación desigual y siempre sospechosa.
La Historia parece demostrar que deja rescoldos que no se apagan fácilmente. Ahí quedan restos de imagen de superioridad imperial no olvidada.
Cuando las relaciones no se establecen en plano de igualdad, no es sencillo que la parte más favorecida no siga pidiendo más prebendas.
A pesar del mundo tan comunicado en el que vivimos, no sé si la insularidad no sigue pesando todavía mucho.
La biología sigue influyendo mucho a la hora de depositar los votos en las urnas. Un repaso de los tramos de edad en los que ha triunfado el exit lo explica bien. La misma consideración para las elecciones del domingo en España.
Otro tanto se puede decir de la situación laboral y formativa.
Cómo echa uno en falta la presencia pública de aquellas personas que son capaces de levantar la mirada, de hacerla panorámica y de no dejarse llevar por el populacherismo inmediato.
La UE tendrá que pensar en sus actuaciones, por si acaso tiene que corregir cosas. Casi toda Europa está gobernada por los partidos de derecha. Que cada cual extraiga consecuencias.
Los movimientos migratorios, a pesar de todos los egoísmos, tienen que preverse y regularse para que sean ordenados y no provoquen movimientos de rechazo tan fuertes. Hay que invertir en democracia en los países del tercer mundo.
Tengo la impresión -si no la certeza- de que ha triunfado el egoísmo una vez más.
La regulación de la salida y la posición de mayor o menor fuerza de la UE empujarán o diluirán situaciones similares en el futuro.
Si no hubiera concentración financiera en la city, este asunto no se habría planteado.

En fin, tal vez los periódicos ingleses vuelvan a publicar algo así como que Europa ha quedado aislada. No sería la primera vez. En todo caso, una densa niebla sí que le ha caído encima.

jueves, 23 de junio de 2016

ARTE Y REALIDAD


Oigo de fondo música barroca mientras leo poemas de Juan de la Cruz. De vez en cuando, alzo la mirada y veo al frente la montaña con la ladera vestida de flores en sus partes más altas y con los últimos neveros que se resisten a licuarse y a evaporarse para dejarse caer monte abajo hasta el valle. Son los primeros días calurosos de verano.
Tengo la sensación y casi la seguridad de que estoy asistiendo al gozo de algo bello, de que la belleza tiene que tener alguna definición que se ajuste a estos parámetros o a estas sensaciones que me invaden, o que tal vez despierten porque estaban dormidas dentro de mí. Son colores, es armonía, son palabras, son aromas y es brisa del aire que se mueve sin prisa y como bailando. Tal vez he experimentado la belleza, pero no sé definirla, ni siquiera sé si existe como concepto duradero.
No quiero conformarme con la experiencia personal, por muy agradable que resulte, y mi curiosidad me lleva hacia las causas y hacia las bases y la permanencia del concepto de belleza.
Sigue sonando la música barroca y yo sigo entrañándome en Juan de la Cruz y en sus imágenes. “Mil gracias derramando / pasó por estos sotos con presura, / y, yéndolos mirando, / vestidos los dejó de hermosura…” Los compases musicales son lentos y suaves. Los colores que me llegan a la vista son azules, blancos y amarillos. Me dejo llevar y me abandono.
Pero pronto me pregunto si la belleza me llega de fuera o si soy yo el que impongo un canon a esos elementos naturales exteriores. Y, si fuera yo el que impusiera esas reglas a las cosas para que, desde ellas, se ajustaran las cosas y pudieran clasificarse en bellas o no bellas, quisiera saber la procedencia de esas normas, el camino que han recorrido hasta quedar fijadas en mi conciencia.
Me asaltan más preguntas y me entra la zozobra. Si soy yo el que impongo las normas y creo el canon, ¿ese canon se perderá cuando yo me pierda?, ¿no cambiará conmigo mismo cada vez que cambie de opinión o de estado de ánimo? Y, si es de procedencia social, ¿hasta qué punto me corresponde como persona individualizada?, ¿qué fuerzas son las que imponen esa escala de valores que conforma el canon de belleza?, ¿serán también las estructuras económicas las que trasladan sus influencias y sus poderes a la definición de belleza?, ¿qué parte tiene la obra de arte como creación y qué parte como valor de mercado?
Y para rematar. ¿Debe el arte reproducir los elementos naturales y sus leyes o tiene la obligación de crear mundos nuevos, sujetos a reglas distintas? ¿Cómo lo puede hacer si actúa con materiales que le presta la naturaleza y solo se le concede usarlos de otra manera? ¿Cuándo se crea una obra de arte, esta debe imponerse desde ella misma o por la realidad externa que incorpora? ¿En qué medida se ha de crear una obra de arte para un sujeto humano o en qué medida el sujeto ha de adaptarse a la obra de creación? ¿Son la verdad, la belleza y lo bueno valores absolutos? ¿Existe el objeto artístico antes que el ser que lo valora, o solo se puede entender el objeto artístico cuando el ser humano le insufla una escala de valores a la realidad? ¿La realidad es neutra o tiene ánimo y disposición artística? ¿Hay una práctica social que va elaborando la conciencia artística y modelando los conceptos de bien, belleza y verdad? Si así fuera, ¿cuánto de política, de moral, de ciencia, de religión, de economía… hay en la obra de arte?...
Mi conciencia me dicta que también esto tiene más alcance que casi todo lo  que a diario se ventila en los foros sociales y en los medios de comunicación. ¿Qué hay que hacer, entonces, huir y esconderse o dinamitar el sistema? ¿Cómo?

Continúan las melodías barrocas. El sol brilla impúdico y esplendoroso en la montaña y abrillanta los colores. Yo sigo entrañado en Juan de la Cruz: “Cesó todo y dejeme, / dejando mi cuidado / entre las azucenas olvidado”.

miércoles, 22 de junio de 2016

FIN DE CILO


En estos días se cierra un nuevo curso, un ciclo educativo que no para y que engloba situaciones de todo tipo. Hoy mismo dejan de asistir a las aulas los más pequeños y los jóvenes terminan los exámenes de selectividad, se cierran exámenes y notas en universidades, se celebran oposiciones, se despide a profesores trasladados o jubilados… Todo un mar lleno de olas que van y vienen en sentidos diversos.
Uno de tanto hechos es el llamado selectividad. A ella acudí como corrector muchos años. Hoy recojo en esta ventana una carta de una madre con hija examinada. La carta incluye muchas, muchísimas variantes que son válidas, por más que pudieran parecer contradictorias: esfuerzo / juego; aprobar / aprender; expediente / habilidades; competitividad / competencia… Muchas, muchísimas, porque la educación engloba todo lo que tiene que ver con la persona, como individuo y como parte del colectivo.
Ahí va la carta:            
Enhorabuena, hija, por tu nota en Selectividad. Perdón por tu infancia perdida
21 JUN 2016
“Empiezo esta carta desde los dictados del corazón. Perdóname hija mía, porque en un día lleno de alegrías, yo siento en lo más profundo de mí una enorme tristeza y necesito compartir contigo estas palabras.
Día de notas hoy. Día de números, día de asignaturas, día de resultados. Los tuyos, hija, han sido buenos, según refleja la pantalla del ordenador. Así lo han dictaminado los calificadores de la PAU 2016. Una nota alta, más que suficiente para entrar a cursar la carrera que tanto deseas.
¡Enhorabuena, hija mía! No te felicito por la nota. Te felicito porque el resultado obtenido te llevará a algo que consideras te hará feliz: la oportunidad de seguir trabajando, luchando y esforzándote por aprender...
Per,o ante todo, quiero que sepas que necesito pedirte perdón. Considero que has invertido tu infancia, tu adolescencia… tus mejores y más tiernos años dirigidos y destinados a aprender. Ha sido como llenar un tarro poco a poco de conocimientos, no siempre los mejores, pero siempre los necesarios e impuestos para perseguir una maldita nota. Así lo han dictado las circunstancias del espacio y tiempo en que naciste.
Siento que los adultos que te rodeamos hemos visto cómo has comprometido tu vida a cambio de una cifra. Bueno, pues ya está aquí, ya la tienes, ya la tenemos todos. Tú, quienes te hemos acompañado en este camino, y principalmente quienes necesitan esa cifra impresa en un papel: la Universidad.
Ahí tienen la nota. Ahí tienen un guarismo más poblando el inmenso listado que llenará los discos duros, que habitará en un tablón, en el que quedan resumidas muchas vidas reducidas a matemáticas. Las cifras ejecutarán el orden de los nombres. Jerarquía ordenada por la nota y que relegará al puesto siguiente al que tenga una décima menos. Entonces, en un lugar arriba o debajo de la lista, alcanzarás la categoría de nombre y apellidos. Más tarde, cerca del otoño ya, a tu nombre, además le pondrán cara. Ya estarás físicamente sentada en una facultad.
Maldita sociedad esta que no sabe sino correr. Que solo se mide en resultados, que no tolera el fracaso, que no acepta sino a quienes ella ha moldeado y considera merecedores de unos resultados que solo ella otorga o deniega.
Qué pena de infancia, relegado el tiempo de los niños solo a la jornada escolar y a un sinfín de estímulos a través de extraescolares y vivencias dirigidas. Todo destinado a tener niños que no paren nunca. Niños hiperestimulados, niños compitiendo, niños en constante carrera… Carrera que a veces presenta más obstáculos de los que debiera, en un intento de ser competitivos y sobresalir, para asegurar unos futuros resultados y posiciones.
En el camino, han perdido un importantísimo bagaje emocional. Se han privado de jugar en la calle, han perdido trabajar habilidades sociales con adultos, con otros niños, ir a las tiendas, interactuar, aprender a ser independientes… Comer un bocadillo de chorizo en la acera, hablando con los amigos. Montar en bici, tener un perro y correr con él… Los horarios se han tragado a nuestros niños. Los niños han sido mini-adultos. Los juegos que han conocido han sido los del ordenador, tablet, etc. Los padres no son verdugos, son víctimas de la difícil conciliación… y esto se extiende a sus vástagos… o mejor dicho vástago, porque también las familias las dicta la sociedad, tiempos estos en que se tiende a tener un único hijo. Qué pena, que además, se vean privados de tener hermanos.
Qué paradoja, qué mal me siento en un día tan feliz. Qué desastre. Porque mi hija ha obtenido un buen resultado, pero lo ha pagado con su esfuerzo y con su propia infancia. Esto es cruel. La vida ya no da marcha atrás. Qué duro es esto, es la pura verdad. Perdóname, hija mía. Solo quise lo mejor para ti, y esta sociedad me obligó a meterte en ella.
Al menos hoy, tanto esfuerzo, constancia y tesón han sido reconocidos. Por quienes ponen las cifras, porque para mí, siempre has sido y serás la mejor, como cualquier hijo para sus padres”. 
Luego vienen los comentarios de rigor acerca del esfuerzo y de la competitividad, y memeces y reducciones semejantes. La carta encierra, claro, elementos sentimentales -¡es una madre, coño!- y muchos más de tipo racional. Ahí queda, como guion para una buena mesa redonda. Yo estoy de acuerdo con eta madre en casi todo lo que deja traslucir. Y también me siento culpable por no haber contribuido en parte a dinamitar este sistema de luchas y de fracasos. ¿No es esto tan importante como el asunto de las elecciones; y muchísimo más que si un candidato ha vencido a otro o si no sé cuál se ha visto pillado en un renuncio?

Y nota de añadido. Mi nieta Sara, como todos los niños, ha recibido ya sus calificaciones. Todas son la máxima (10), salvo en Plástica (8). Enhorabuena. Dos consideraciones: a) A sus siete años, una calificación u otra no debería tener ninguna importancia, salvo como tendencia; b) ¿El profesor correspondiente de Plástica realmente conoce las habilidades manuales y artísticas de Sara? Yo juraría que es uno de los apartados en los que más destaca. En fin…

martes, 21 de junio de 2016

CASO RESUELTO


Apenas habían pasado diez días desde el encuentro y esa misma noche la mató. La mató con un cuchillo largo y sin la preocupación de al menos disimular los restos, pero la policía no consiguió dar con el rastro del asesino por más que dedicó muchos agentes a seguirle la pista, y terminó por archivar el caso.
La última mirada con fondo de tristeza y la mano levantada en señal de despedida se habían cruzado en el aire cuando los últimos asientos de autobús se perdían en la esquina.
La mujer de ojos oscuros recogió del suelo el último recuerdo del hombre al que había despedido y el olor que su cuerpo había depositado en el andén. Al alzar la mirada, sus ojos descubrieron la presencia de un hombre bien formado, de mediana edad, tal vez también solo después de despedir a alguien.
Las cosas suceden por alguna razón, pero en numerosas ocasiones nadie sabe cómo surgen esas razones. Y tampoco merece la pena indagar en el origen para no quitarle la pátina al misterio.
Los dos se fueron a la cafetería de la estación de autobuses, tomaron un café, charlaron, pusieron imágenes en común, se citaron para otra ocasión y se amaron hasta aquella noche en la que se produjo el crimen.
Desde aquella noche, él se había dado a todo abandono. Primero en lugares apartados, y enseguida en los locales más degradados de la ciudad. Se ofrecía a cambio de nada y como para satisfacer impulsos incontrolados y desiguales. Y poco importaba si sus amantes eran jóvenes o maduros. Su voluntad andaba dormida y sus planes no ocupaban ni siquiera un espacio y tiempo determinados. Todo surgía como empujado por una fuerza extraña que él ni dominaba ni deseaba dominar.
De todos los hombres a los que se ofrecía apenas conservaba una vaga imagen, y con todas ellas componía un fantasmagórico retrato indefinido en el que se perdía y del que sentía que formaba también parte.
Una tarde, a la hora del crepúsculo, se dirigió a un bar del centro al que solía acudir con frecuencia. En el fondo de la barra, otro hombre de mediana edad lo observaba insinuante. No tardaron en trabar conversación y en intimar. Unas cervezas más, algún cigarro y una invitación puso a ambos en su casa.
Fue al salir de la ducha y con un cuchillo largo y afilado. Cuando alzaba la mano para hundir el hierro en su cuerpo, no pudo ocultar un grito de espanto y una pregunta desesperada en busca de la causa del  asesinato. La respuesta fue breve y contundente: “El dolor solo se puede pagar con otro dolor parecido. Y tú me causaste el mayor dolor posible la noche en la que la asesinaste”. La hoja del cuchillo se hundió totalmente en su cuerpo.

Cuando la sangre recorría las baldosas de la habitación, salió a la terraza, encendió un cigarrillo, aspiró hondamente y miró al cielo. Había luna llena y ese mismo día comenzaba el verano. Después bajó las escaleras lentamente y se perdió por las calles de la ciudad, tal vez en dirección a la estación de autobuses.

lunes, 20 de junio de 2016

DIEZ FRASES EN TORNO DE UNA MESA

 DIEZ FRASES EN TORNO DE UNA MESA

No existe concepción del mundo si no la ciframos en algún sistema.

No conozco ningún sistema mejor que el lingüístico para este cifrado.

Manejar ese sistema debería significar jugar con ventaja a la hora de entender el mundo.

Los ecos y las noticias que nos llegan del mundo y de las cosas son siempre imprecisos.

La palabra, ay, también, por definición, es imprecisa, imperfecta, menesterosa.

Llevo muchos años fajándome con el uso de la palabra y mis dudas no hacen más que aumentar.
¿
Serán equiparables la duda en la palabra y la duda del mundo y de las cosas?

Porque vivo siempre en algo así como en un “como si…”, pero nunca en la certeza de casi nada,

Me gustaría que la palabra y la realidad trabaran una buena amistad.


A ver si mañana el alba se desnuda y se me ofrece más diáfana para saludar al verano.

sábado, 18 de junio de 2016

ESO DEL ALMA


En la cultura occidental, creyentes y no creyentes, leídos y menos leídos, escritores y ágrafos, público en general tienen la idea de que eso del alma es cosa o del evangelio, o de Platón o de san Pablo. Y algo de ello hay, pues, no en vano, el par de ellos, Platón y después del converso Saulo, son los ideadores de todo el tenderete este que sostiene casi todo lo que en esta parte del mundo se ha pensado y se ha hecho.
Pero la historia es un poco más larga. Estos dos mil años son solo el último paso de una andadura más larga. Y, dentro de estos dos milenios, muchos otros lugares han estado al margen de este asunto, de estos personajes y de estos libros en los que se explican los conceptos. Así casi toda África, buena parte de Asia, toda América hasta el siglo dieciséis y algo parecido en Oceanía.
Sin embargo, cualquier rastreo acerca de la manera de vivir de los habitantes de estas otras tierras muestra bien a las claras sus creencias en algo parecido a esto que llamamos popularmente alma, espíritu, aliento vital… Los estudiosos antropólogos lo describen bien y nos trasladan muestras muy diversas de su interés por los muertos y por la continuación de la vida de estos, en otra vida distinta o en otra representación dentro de esta misma vida. Por eso los numerosos ritos de respeto y de temor hacia los muertos: comidas, restos, ruegos…, o infusiones de espíritus, desdoblamientos, hombres lobo…
Asunto muy complicado este, pero que pone de manifiesto la necesidad del ser humano en todas las épocas de sentirse continuado, de impregnarse de lo que le rodea y hasta de desdoblarse en otros seres infundiendo su espíritu en ellos.
En occidente -dejando a un lado la creencia o no creencia- el alma, en niveles de prédica religiosa, se entiende como algo que se adhiere al cuerpo y que lo abandona con la muerte. Se sitúa el concepto de alma en un dualismo que separa elementos y mundos físicos y mundos espirituales. En las culturas antiguas lo que se produce es una dualidad, es decir, una doble capacidad del alma, de tal modo que se entienden fenómenos distintos y hasta desdoblamientos en una misma persona. El ser primitivo parece que concibe el alma como algo pegado a lo sagrado de las cosas, de los elementos naturales. Su roce continuo con la naturaleza tal vez explique en buena medida el concepto de alma que posee, bien distinto del que posee el hombre de religión occidental.
A pesar de estas distinciones evidentes, parece evidente que el ser humano tiende a dejar el uso de esa palabra y a cogerse a ese concepto en cuanto la realidad se le escapa de las manos, sea en soluciones naturales o sea en contextos intelectuales y emocionales.

Aquello del alma religiosa, su origen, sus cultivos, sus fines y su aprovechamiento -no siempre con fines confesables- es asunto muy largo y difuso. Aquí solo se pone de manifiesto la existencia de un concepto parecido al de alma en todas las culturas, las más antiguas y las más modernas, las más próximas y las más alejadas. Y siempre en el límite de aquello que se nos va de las manos en la sorpresa, en la incomprensión o en el deseo.

viernes, 17 de junio de 2016

INTUYENDO LA DEFINICIÓN DEL "YO"

                 
Sin pretender abrir puertas que dan a un campo demasiado extenso y que implica demasiadas variables -otra vez el límite de las 30 o 40 líneas-, me pregunto por los límites del yo, de la individualidad, de la persona. Porque esa visión que dan una fotografía o una báscula resultan demasiado pobres como para quedarse satisfecho.
Mi yo abarca la suma de kilos que indica la báscula, y los rasgos físicos que se pueden medir y observar a través de los sentidos. Pero yo soy mucho más. Soy mis palabras, y mis intenciones; soy mis deseos y soy mis relaciones; soy la extensión en todo lo que toco y en todo lo que me toca, y así con todos los sentidos; y soy cierto grado de permanencia y de identidad en el tiempo y en el espacio, eso que me permite reconocerme como una unidad continuada y que me reconozcan los demás con el mismo nombre. Mi yo realiza movimientos de extensión y de contracción hacia las cosas y desde las cosas, y se diluye en otras extensiones que llegan más allá del horizonte. Mi yo termina formando parte de la conciencia final del universo. Yo soy un poco dios por ese poquito que me corresponde de lo extenso y porque el eco de mí mismo se extiende en todo aquello que me roza y que rozo.
Cuando la conciencia de esa reciprocidad disminuye y termina desapareciendo, es cuando mi yo también se pierde en el olvido y en la nada. Pero para entonces mi responsabilidad consciente no será.
Sí puedo y soy consciente de que mi yo vital me pertenece y pertenece a todos, de que los límites del individuo no son precisamente nítidos porque todo se impregna de la huella que lleva y trae el viento hacia mi yo y hacia el yo global del mundo.
Del mismo modo certifico que cualquier hecho o pertenencia personal, cualquier acción mental o material, cualquier ascendencia o descendencia me pertenecen y forman también parte de mi yo; lo mismo que todo aquello que hayan dejado en mí forma parte del yo de los otros.
Y admito que cualquier acción es como otro yo que me alarga y me predica en el tiempo y en el espacio
Por todo ello, dejaré para los más sabios la definición de individuo, pero me confieso amplio y derramado, dividido y acompañado siempre, en diálogo constante con lo más permanente y con lo más efímero de todo lo que me habita y de lo que voy construyendo en el camino vital.
También en estas líneas y en estas páginas, que ya se cuentan por millares y que van deshojando casi todos los detalles que me componen y que me dan a conocer a todos los demás “yos” que acompañan en esa última y colectiva conciencia universal.

Y, por supuesto, quiero ser y espero ser siempre conciencia y certeza de que estoy siendo, de que soy protagonista de las cosas, de que doy y me dan, de que voy construyendo y de que me construyen. Solo la conciencia certifica la vida, y solo la vida merece la pena si es desde la conciencia.

jueves, 16 de junio de 2016

!¿NACIONALISTAS...Y?!


Como casi todo el mundo, ando un poco hastiado del proceso electoral; sobre todo porque no hay nada nuevo bajo el sol y se repiten las propuestas que todos conocemos de siempre, a poco que nos hayamos interesado por la cosa pública. ¿O es que nadie ha analizado los comportamientos y las propuestas fundamentales de cada formación política durante los últimos cuatro años?
Está bien que cualquier grupo organizado se manifieste porque hay que suponer que buscan el bien común. Pero esto es solo la suposición: la realidad se muestra bien distinta.
Ayer vi en un programa de la televisión pública unas cuantas entrevistas breves a representantes de grupos nacionalistas. Seguramente respondían a derechos electorales porque a todas les dedicaban el mismo tiempo y en todas las preguntas eran casi idénticas. Y todas producían en mí similar desilusión, incomprensión y hasta enfado. Dos eran las notas que resumen las respuestas de los candidatos nacionalistas: la petición de mejoras solo para sus territorios, y el arrogarse la representación de todos los habitantes de cada una de esas regiones.
Y yo, que seguramente sea muy corto de mente, me pregunto y pido luz para las dudas que me asaltan. Hasta donde llega mi sentido común y mis silogismos más sencillos, para aquellos que solo ven lo que les rodea y piden exclusivamente para sí se les reservan las calificaciones de egoístas, acaparadores, codiciosos, avaros, egocentristas… Y para los que se arrogan la representación de todos, las de farsantes, mentirosos, embaucadores, impostores…
No es realista negar que el ser humano se fija un poco más en lo suyo que en lo de los demás, y que cuida mejor su viña que la del vecino. Pero uno aspiraba y aspira a que la capacidad de ese ser humano le dé para levantar la vista y para ajustar esfuerzos y resultados, repartos y beneficios para todos, aunque estén un poco más allá en el espacio o en el tiempo. Muchas veces he puesto el ejemplo de aquel alcalde que, entendiendo que los del pueblo de al lado tenían más necesidad de una infraestructura, pedía esa infraestructura, no para su pueblo, sino para los del pueblo más necesitado. Esa visión separa unas políticas de otras, y define izquierdas y derechas. Por eso a mi sentido común le parece un oxímoron eso de ser nacionalista y de izquierdas. ¿Cómo se explica esta contradicción tan flagrante? Pues todavía hay algún partido (pocos, pero alguno) nacionalista que se define de izquierdas. En mi cabecita este misterio resulta tan abstruso como el de la Santísima Trinidad.
Y la sinécdoque de tomarse la parte por el todo. ¿Pero quién les ha dado permiso a estos señores nacionalistas para decir que representan a todos los habitantes de su región? ¿Por qué insultan y desprecian tan descarada como falsamente al resto de los partidos y de ciudadanos que no son nacionalistas? ¿Acaso un catalán que no sea nacionalista no es catalán? ¿Un vasco que no sea nacionalista no representa a personas vascas? ¿Por qué estos insultos tan frecuentes y tan estúpidos? Yo mentalmente me siento insultado y tratado de subnormal. Y me enfado mucho, claro. Intelectualmente esto no tiene un pase, pero comporta una carga de votos que me hace pensar o bien en mi escasa capacidad o bien en el egoísmo y estrechez mental de demasiadas personas.

Sobre el sesgo social y político de estas formaciones, mejor es que cada cual vea en qué parte del espectro se sitúan y a qué intereses obedecen. Y que saque sus consecuencias. Yo tendré que repensarlo más veces. De momento sigo sin entender nada, y esperando que alguien me lo explique. Más que nada para que mi consideración hacia estos grupos llegue hasta niveles soportables para la convivencia.

miércoles, 15 de junio de 2016

PARA EL FONDO POPULAR


PARA EL FONDO POPULAR

Cuatro patas tiene el perro,
todas son para carrera;
tú tienes dos: no distingo
si son patas o son piernas.

Pues si el agua por san Juan
quita vino y no da pan,
agotaré el vino añejo
y no comeré ya más.

Las mujeres bejaranas
tienen el pelo moreno;           
mi amada lo tiene blanco             
que es el color que prefiero.            

De flores de dedaleras
está la montaña llena;
faltan manos tejedoras
para coser ricas telas.

-¿Te regalo una rosa,
o prefieres un lirio?
-Regálame ambas cosas
y huélelas conmigo.

No des tu cuerpo a la tierra,
tampoco lo des al sol;
solo puede ser su dueño

quien te ofrezca más amor.

martes, 14 de junio de 2016

QUEJA Y DESEO


QUEJA Y DESEO

Nadie puede impedir que con las olas
el mar nos deposite sus bostezos
en la arena gastada de las playas.
Cuando se acerca la estación que duerme
en la escondida luz de su memoria,
el cielo se proclama y se hace fiesta,
las aves se despiertan y se afanan
en anunciar al cielo su llegada.

Todo es feliz comienzo y vida plena
en la naturaleza.

¿Por qué tanto precepto, tanta guía
que niega para el hombre
-más para la mujer-
que la vida se ensanche y se propague
y que el miedo sea pasto de las llamas
del reino del olvido?

Hoy es noche de luna y nos sonríe.
Démonos, pues, la mano y caminemos
por donde venga el eco de la brisa,
sin otro mandamiento que ese impulso
que nos lleva a la fuente de la vida.
Que en ella nos perdamos

hasta romper el límite del gozo.

lunes, 13 de junio de 2016

CUANDO EL RITO ES DE TODOS



Los antropólogos, hermanos de leche de historiadores, sociólogos y psicólogos, se afanan por poner de manifiesto las formas de vida de nuestros antepasados. En sus conclusiones, terminan por confirmar que no hay casi nada nuevo bajo el sol y que hay muchas costumbres que perduran porque son la manifestación de esa otra parte más oscura del ser humano que no controla y que le produce una mezcla de temor y de devoción.
A veces las experiencias se mezclan y uno entonces puede comprobarlo con más evidencia. Leo una obra de Lucien Lévy-Bruhl, “El alma primitiva”. Trata precisamente de algunas de estas venas que llevan al corazón y que se expresan en lugares muy distantes, como muestra de que afectan al ser humano como tal en sus usos y costumbres, con independencia de dónde viva.
Ayer mismo asistí a una muestra de esa esencia cerca de mí. Falleció una persona nacida en mi pueblo de nacimiento. Como vivía en Béjar, las honras fúnebres se celebraron aquí. Valero, el pueblo en el que nací, dista de Béjar unos 35 kilómetros, pero se tarda bastante en llegar, pues la carretera en estrecha y tortuosa. Es, además, un pueblo envejecido, tal vez más que otros. Estos son días de recolección de polen y miel, y los habitantes del pueblo se afanan en recolectar la miel y el polen de sus colmenas, muchas trasladadas y asentadas a centenares de kilómetros de distancia.
A pesar de todos los inconvenientes, casi todo el pueblo se hallaba presente en la ceremonia. Así lo hacen cada vez que se produce un fallecimiento. No importa demasiado que el finado fuera amigo, simplemente vecino o que incluso apenas se dirigiera con alguien  la palabra; incluso es posible que, al día siguiente, todo vuelva a la distancia y a la separación de caminos y de intereses. La muerte de un vecino es un poco la muerte de todos ellos. Sucede sobre todo en las comunidades pequeñas, aquellas en las que la vida se estrecha y roza continuamente por las casas y las calles. En cuanto la comunidad de agranda, la costumbre pierde fuerza y se destensa hasta quedarse entre personas más allegadas. Al fin y al cabo, el pueblo es un eslabón más próximo a la tribu que una ciudad más grande.
En ningún caso significa eso que la presencia sea más sincera ni más sentida, ni tampoco lo contrario. La realidad es que en estos casos de comunidades más pequeñas, se actúa más por representación obligada que por otros valores, sin que ello signifique que no estén presentes también estos últimos.
Sea donde sea el sepelio, parece como si toda la comunidad se desplazara para formar parte de la ceremonia, como si todos fueran oficiantes de un rito que les afecta de forma directa.

Me gustan más las ceremonias en los pueblos. Allí todo se encarna en el paisaje, en el espacio y en el tiempo, que no solo el fallecido sino todos los demás componentes de la comunidad comparten y en los que son sacerdotes. El paisaje todo se viste de luto y se duele mientras el horizonte se pierde por el cielo para. desde él, volver a renacer la vida de diario. 

viernes, 10 de junio de 2016

EL PRETEXTO DE LA EUROCOPA


Desde hoy y durante dos o tres semanas (no conozco el calendario ni me interesa demasiado) se desarrolla en Francia el Campeonato de Europa de fútbol. Un acontecimiento de esta dimensión ofrece múltiples variantes para la consideración: deportivas, sociales, económicas, de comunicación física y humana, de relación entre culturas… Seguramente representa, en términos futbolísticos, el acontecimiento de mayor nivel, pues en él compiten las mejores selecciones mundiales, salvo algún caso como Brasil o Argentina. Supongo que, exceptuando  olimpiadas, será el espectáculo más seguido…
Solo me cabe en este formato el apunte de una consideración y a ella voy. Cuentan que la selección española está recluida en un lugar vigilado por tierra, mar y aire. También aseguran que el barrio en el que hoy se inaugura la competición está tomado por las fuerzas de seguridad, con miles de agentes vigilando cualquier movimiento especial o sospechoso. Los establecimientos comerciales del lugar, que seguramente pensaban hacer su propio campeonato de ventas, se quejan de tanta vigilancia y de que los posibles clientes se asustan y no acuden como ellos desearían.
En una escala de valores racional, la seguridad ocupa un lugar destacado siempre, pues no es posible el desarrollo normal de ninguna actividad sin un nivel de confianza suficiente. Pero es que sobrepasar ese nivel conduce a la psicosis y a la desconfianza, a la inquietud y al desasosiego. ¿Dónde está el justo medio en el que colocar la línea de la seguridad y de la libertad?
Falta, sin embargo, la pregunta de más alcance. Tal vez se podría formular así: ¿Qué tipo de sociedad es esta que hemos creado en la que necesitamos tal derroche de fuerzas para poder garantizar la simple seguridad de las personas? ¿A qué cantidad y calidad de factores obedece todo este despliegue? Por la parte que me toque, yo me siento avergonzado por pertenecer a una sociedad que necesita tal cantidad de elementos preventivos para intentar asegurar simplemente la supervivencia. Y no echaré más culpas a los que despliegan las fuerzas de seguridad que a los que presumiblemente podrían colocar bombas o alterar el orden: no se me ocurre tal cosa. Sí reivindico la necesidad de pensar en las causas que comportan estas desagradables consecuencias. En este horizonte que se abre, aparecen nubes que traen tormentas de desigualdades sociales, de carencias de educación, de estragos que causan las religiones, o al menos ciertas interpretaciones de preceptos religiosos en religiones monoteístas; de falta de intercambios culturales, de…
La vieja Europa se echa a rodar detrás de un balón (también mira tú qué empeño en meter la pelota dentro de una portería, si siempre se saca de ella para empezar de nuevo las patadas y los empujones). Al fin y al cabo, otro espectáculo como aquel del circo en Roma. No todo el mundo se divierte de la misma manera. Ojalá aquí los gladiadores no terminen como los de hace dos mil años (que esto no es más que un juego, y para que uno gane otro tiene que perder: no hay más cuentas: es así de sencillo), ni las fieras rujan tanto ni afilen los dientes en busca de carne humana. Ni los de dentro de los campos, ni los dogmatizados talibanes de fuera.

Ah, vale, y que gane España. Pero si pierde (pierden todos, gana solo uno), aquí paz y después gloria. Que más se perdió en Cuba y la gente iba a los toros igual.

jueves, 9 de junio de 2016

AQUEL QUE...



Aquel que, después de haber tentado a la alergia primaveral con un paseo por el campo, se tuvo que guardar en casa para no provocar más a los pólenes, y que tuvo algo más de tiempo para descansar aquel día y para recordar algunas ideas que tenía perdidas por algún salón oscuro de su mente, y que no se pudo retirar a sí mismo demasiado porque en los medios de comunicación no paraban de darle noticia de que empezaba la campaña electoral de nuevo, y que pensó que casi todo lo que le contaban le sonaba a viejo y repetido, y que veía a los líderes y se ponía de mal humor porque no observaba que ninguno de ellos admitiera ningún error ni ningún fallo en sus planteamientos, y que deseó que al menos uno de ellos dijera que él y los que representaba proponían unas medidas que no aspiraban a arreglar todas las cosas sino humildemente a mejorar algo la situación, y que siguió imaginando que ese mismo representante, cuando un presentador le preguntó por la sanidad, se le quedó mirando y con sorna le contestó que si creía que él era algún dios o que tenía algún conejo en la chistera para obrar milagros y que, sin bajar la mirada, acojonó al periodista cuando le respondió con calma que su formación iba a intentar la mejora con algunas medidas pero que las cosas no se arreglan de la noche a la mañana si no se plantea la bondad o la maldad del sistema, y ni siquiera así, y que el presentador, ya un poco más encogido de ojos y de manos, bajó el tono cuando le preguntó por otros apartados, y que el político le sonreía como recriminándole suavemente y haciéndole saber que aquellas preguntas absolutas solo respondían a criterios de engaño y de superficialidad, y que estaban hechas solo para medio tontos, y que él no estaba allí para complacer al interlocutor sino para ofrecerse como ayuda a la sociedad para intentar mejoras para todos, y que todavía el presentador le encaró con las encuestas en las que le recordaba que su formación estaba bajando y que no le iba muy bien en los pronósticos, y que el político lo miró aún más fijamente y que elevó el tono y con fuerza le espetó que esas eran sus propuestas y que si la gente no las votaba no estaba dispuesto a regalar los oídos a nadie y que si los resultados eran malos para ellos que seguirían analizando la realidad pero que no estaban dispuestos a cambiar ideas por votos, y que el presentador se quedó sin saber qué más preguntarle, y que cuando estaba en estas imaginaciones sonó el timbre del cartero, aquel cartero que siempre ponía el dedo en el timbre de su casa, y que le sacó de sus sueños, y que por un momento pensó que había vivido una realidad interesante, y que en esos momentos le mandaron un guasap en el que le convocaban para la pegada de carteles nada menos que a la media noche, y que le dio por pensar que para qué servía eso de los carteles si no era para ensuciar las paredes, y que no había mejor cartel que el de las televisiones en las que todos estaban colgados permanentemente, y que se lo pensó varias veces y que quedó indeciso ante la invitación, a medio camino entre la inutilidad y el símbolo de un hecho que se viene produciendo durante muchos años, y que se planteó si era conveniente realizar alguna actividad visible durante los días de campaña, y que todavía sigue dándole vueltas a estos asuntos sabiendo que al final todo se cumplirá como marquen los vientos de los grandes altavoces y que se cansará de oír una y otra vez pocas ideas y demasiadas descalificaciones, y que miró el calendario y que le parecía que el camino hasta el día 26 era demasiado largo y lento, y que anda dando vueltas por la casa sin saber cómo matar este tiempo de indecisión y de alboroto.

martes, 7 de junio de 2016

CONTEMPLANDO UN ÁRBOL


CONTEMPLANDO UN ÁRBOL

Sustentan la quietud de tus raíces,
en el secreto lecho que te ofrece el suelo,
la entrega generosa del cielo y de la luz,
y la labor nutricia de la tierra,
las olvidadas formas que encierra el fuego oculto.

El entorno se viste de su asombro
cuando asiste a tu tierno nacimiento
y en tu tronco se anudan
las huellas de la savia,
umbrías venas que humedece el viento
hasta abrirse a la luz de todas partes
en la copa, que sigue en el empeño
de alcanzar lo sagrado en lo más alto.

A este cáliz abierto y armonioso
que recibe la sangre de los campos
y el agua, que bautiza su enramada,
del abrazo celeste, llegan cantos
de altísima armonía, y, a su sombra,
descansa lo que vive y lo que sueña,
todo lo que me lleva
al estremecimiento de mi carne.

De lo más encendido de los cielos
baja la luz hasta besar tu copa;
después, ensaya la más alta transparencia
con el resto del bosque. Yo me olvido,
me dejo, me abandono, imploro al cielo
que me aceche la luz y me acaricie
ese aire nutricio que me invita

a celebrar la fe de tu existencia.

lunes, 6 de junio de 2016

¿PENSAMOS O CONSUMIMOS PENSAMIENTOS?


¿Pensamos o consumimos pensamientos? ¿O tal vez las dos cosas? ¿O acaso ninguna? Si el ser humano se distingue precisamente por su capacidad para el pensamiento, habrá que deducir que produce pensamientos. ¿Cuántos y cómo? Otra vez la verdad se me escapa de las manos. Porque parece que demasiadas veces delegamos en los demás para que nos den las cosas hechas, para dejarnos llevar hacia la parte que quiera la corriente, esa corriente que no para y que se encarga de colmar y acelerar el ritmo de la vida.
Por ahí anda la publicidad haciendo de las suyas, envolviéndonos en un tráfago continuo de imágenes y de noticias, de aquellas noticias e imágenes que más interesan a su escala de mercado y a su cuenta de resultados, sumergiéndonos en un continuo flash que alucina y ciega por tanta intensidad, haciéndonos correr hacia ninguna parte pero obligándonos a creer que a la vuelta de la esquina se encuentra el mismo cielo. A su velocidad todo se descabala y anda como en el aire, nada solidifica ni se asienta para que lo miremos con algo de lentitud y raciocinio.
En la misma carrera corren las fuerzas que dicen representar formas sociales que mejoran la vida. Pero tampoco callan ni se aquietan para intercambiar entre sí las partes de verdad que a cada una le correspondan, y forman un inmenso griterío que tanto se acomoda a los canales que les sirven de medio y altavoz para llegar a todos. ¿Por qué no hay un poquito de sosiego? ¿Por qué solo interesa el golpe bajo al otro? ¿Por qué no se pregona que todo es imperfecto y nada se mejora sin buena voluntad? ¿Por qué hay fuerzas que entienden que el mundo es una lucha en la que ganan unos y aplastan la cabeza de los otros? ¿Dejamos a sus anchas la simpleza de la ley del más fuerte?
Con ellos se disfrazan las fuerzas más oscuras de lesa religión, de aquellas estructuras que solo se sustentan en lo oscuro del castigo y del pecado, que anulan las potencias y las ansias que anidan en el hombre y la mujer, que miden sus conquistas por los sustos y por las predicciones del oscuro futuro.
Y haciendo la labor de meritorios, todos los que marchamos con la cuenta de que solo interesa lo que produce bien y beneficio a cada uno, con las fuerzas a punto solo para soltar los nervios hacia aquello que sin pensar nos llama desde la misma fuerza del instinto. Qué turbamulta inmensa y dislocada, qué mundo polvoriento y agitado, qué ventarrón sin nada que lo aquiete, qué tormenta perfecta.

Así todos en medio de tanta algarabía, así la multitud consumiendo lo que le dan mascado, así tanta desidia y tanta abulia, tanta costumbre ajada y tanto hueco vacío y en la nada. Tal vez esa desgana, esa apatía, nos libre del dolor del que se enfrenta con la verdad desnuda, con el rayo de luz frente por frente o con la oscuridad sin nadie que le ayude. Tal vez. Pero el dolor, ese dolor que enseña el pensamiento es lo que nos separa de los brutos, lo que nos ennoblece como seres, lo que nos da intensidad y algún sentido a esto que alegremente llamamos vida y que nos va llevando hacia el tiempo seguro de la muerte

sábado, 4 de junio de 2016

CONVOCO A LA PALABRA



CONVOCO A LA PALABRA

El mundo solamente se hace cierto
cuando somos capaces de nombrarlo.
Lo demás es vacío, sombra, miedo,
una ceguera intensa en medio de la nada.

Por eso a mí me asusta la palabra,
ese débil y tierno mensajero
que carga con la peso y con la gloria
de anunciarme la luz.
La convoco con miedo y con cuidado,
la mido y con frecuencia tengo dudas
de su intención exacta. Poco a poco
me ofrece su confianza y yo me acerco
para darle mi mano y abrazarla,
para jugar a medias
a un juego cada vez más más jubiloso.

Y cuando digo amor, amigo o fiesta,
comienza de verdad un día festivo.
Y si quiero vestirme con tu tacto,
digo tu nombre y pido que tus manos
me vistan otra piel.
Y tú vienes a mí
y con la lentitud del gozo y del contento
me renuevas del todo y me haces otro.
(Lo noto en el temblor
y en que todo me mira con asombro).

Supongo que por eso
(y por muchas más cosas que me callo)
tengo como vecina a la palabra.
En su potencia quiero redimirme,
fecundarme en su voz y percibirme
más cerca de las cosas

y que las cosas puedan habitarme.

jueves, 2 de junio de 2016

SARA CUMPLE SIETE AÑOS


SARA CUMPLE SIETE AÑOS

Seis veces suman ya las que te he dicho
lo que te quiero en estos días de junio,
días en que el verano asoma por el mundo.
Pues siete veces más he de quererte
en este séptimo año en que te veo
crecer como si fueras bello fruto
del huerto más hermoso del jardín.

Sabes que te lo digo en ese tono
que tenemos guardado solamente
para nosotros dos.
Lo sabes de otras veces, de los ratos
en que te cojo en brazos y te miro
con todo lo que pueden ver mis ojos
(qué alta ya y qué esbelta, niña mía)
y hacemos nuevamente el interrogatorio:
“¿Quién es el que más te quiere en este mundo?”
“Tú”, me contestas con tu boca de cielo.
“¿Y tú cuánto me quieres?”, te pregunto.
Y me respondes: “Mucho”.
Y yo te beso, con el cielo en mis brazos
y con besos que solo como abuelo
reservo con cariño para ti.

Hoy lo hago siete veces y le pido
al mundo que te bese y que te admita
a su eterna alegría y a la fiesta
de su celebración, pues no habrá júbilo
sin que tú se lo prestes a la vida.

Son sencillas palabras que te mando
con mi sello de amor.
Hoy no me pidas otras: todo es cauce

de agua clara, de luz y sencillez.. 

miércoles, 1 de junio de 2016

Y CADA UNO A LO QUE HAY QUE HACER


Dice Antonio Gramsci, en sus Notas preliminares a la Filosofía de la praxis, lo siguiente: “Hay que empezar demostrando que todos los hombres son filósofos, definiendo los límites y las características de esta filosofía espontánea, propia de todo el mundo, es decir, de la filosofía contenida: a) en el lenguaje mismo, que es un conjunto de nociones y de conceptos determinados y no solo de palabras gramaticalmente vacías de contenido; b) en el sentido común y en el buen sentido; c) en la religión popular y, por consiguiente, en todo el sistema de creencias, de supersticiones, de opiniones, de modos de ver y de actuar que se incluyen en lo que se llama en general folklore”
Se trata de su empeño intelectual en implicar a todo tipo de personas y de niveles intelectuales en la transformación social y política de las comunidades, de tal manera que adquieran realidad tanto las creaciones teóricas de los más dotados, de los filósofos, como de la gente sencilla, que es la que, día a día, tiene que lidiar con pasar de las musas al teatro.
Parece clara la nobleza del empeño, lo mismo que resulta evidente que, de este modo, la revolución se apuntaría un tanto casi definitivo. No estoy seguro de que la práctica sea tan sencilla. La exposición de esta tesis, que ya tiene casi un siglo, y que defiende en su desarrollo la importancia de contar con la elaboración, tanto teórica como práctica, del pasado, me recuerda alguno de los postulados recientes de alguna formación política nueva, en lo que se refiere a no señalar tanto la separación entre izquierda y derecha como en establecer relaciones más transversales y generales en las que implicar a todos.
Seguramente nada es posible sin un movimiento de flujo y reflujo entre las capas más intelectuales y las menos cultivadas en los principios teóricos. La dificultad estriba en los porcentajes y en las prioridades, en los cambios de costumbres y de usos que se tienen que producir, en las inercias populares y en los trazos racionales de los elaboradores de ideas, en los ritmos de unos y de otros.
Porque parece muy positivo no anular totalmente ningún elemento del que extraer aportaciones de orientación práctica y social. Así las costumbres, tan arraigadas en el quehacer popular; las tradiciones, tan rancias muchas veces pero tan en la inercia de las comunidades; los usos irreflexivos… Sin embargo, olvidarse de que el camino tiene unas etapas y de que estas tal vez deban ser ordenadas de alguna manera no caprichosa sería mucho más peligroso. Sigo defendiendo el esquema en este orden: observación de la realidad, descripción de la misma, organización mental, aparición de una ideología determinada, concreción en programa político, actuación teórica y práctica diaria y al detalle.
No todo el mundo tiene el mismo tiempo, la misma disposición ni la misma capacidad para desarrollar estos pasos y en este orden, pero perder su esquema nos puede hacer torcer el rumbo y perdernos en un laberinto del que no es fácil que nos saque nada.
Seguramente Gramsci  pensaba en esos tres elementos porque, en los años 20 y 30 del siglo pasado, eran los que ejercían mayor influencia social. Hoy, un siglo después, tal vez alguno se nos caería un poco de la lista, o al menos ocuparía un lugar menos destacado. No podríamos olvidarnos de los medios de comunicación de masas, con la televisión y las redes sociales a la cabeza. Siempre sin olvidar su cifrado en el código lingüístico y las imperfecciones que conlleva.
¿Cómo poner todos estos elementos al servicio del ser humano para que se convierta en un pequeño filósofo y tome el timón de sus ideas y de su propia vida, es decir, para que pasemos de la teoría a una práctica diaria basada en la razón, en el correcto uso de los medios que poseemos para fijar las ideas y para crear una comunidad un poco más humana y feliz?
Son muchos los campos y escasa la fuerza de la razón teórica para llegar a ellos. Empezar por la aplicación de aquel viejo principio de “conócete a ti mismo”, como motor de cambio personal y social no es mala cosa. Afirmar la separación entre la filosofía y la religión, por utilizar métodos distintos, tampoco nos iría mal. Atenernos al sentido común, no por general sino por racional y lógico, significaría un salto adelante fundamental. Hacer de la práctica política una traslación de una ideología, es decir, de un conjunto trabado de principios ennoblecería a todos. Practicar la duda y la curiosidad racional y no dejarse llevar por la inercia de las corrientes y costumbres también nos ayudaría a todos y a cada uno en particular (a las mayorías hay que respetarlas, pero también se equivocan).

La cuenca de los ríos está compuesta por el caudal principal, pero no se entiende sin la aportación de todos los afluentes. El caudal luce mejor cuando todas las aguas se juntan. Aunque estas vayan a dar al mar, que es el morir.