miércoles, 31 de marzo de 2021

SEMANA SANTA IMAGINARIA

 SEMANA SANTA IMAGINARIA

La falta de actos litúrgicos en la calle marca esta segunda Semana Santa de pandemia. Las distintas cofradías y los grupos de creyentes y de devotos se las ingenian para buscar simulacros que recuerden de alguna manera sus actividades y liturgias de otros años: figuras expuestas en los templos, imágenes en escaparates, visitas individuales a los lugares sagrados, retransmisiones…

Pero las calles huelen y suenan de otra manera. Nada puede sustituir la presencia de los Pasos, de los capuchones, de los cofrades, de los curiosos, de los tambores, del incienso o del olor fragante a primavera. ¿Quién no puede sentir nostalgia del Señor del Gran Poder, de la Macarena, del Cautivo, de la procesión de las Capas Pardas, del Entierro, o de cualquiera otra procesión de las que salpican toda la geografía española?

Incluso los menos ‘allegados’ -en cualquiera de sus vertientes- echan de menos estas manifestaciones multitudinarias en las que se mezclan fe, espectáculo, penitencias, aromas y tradiciones muy diversos.

Qué le vamos a hacer. Otro año será. Mientras tanto, ánimo y consuelo para los más afligidos y serenidad para todos.

Hace muy pocos días me atrevía -osado de mí- a aconsejar la lectura de la Biblia como sustitución de otras actividades imposibles en estas condiciones. Lo cierto es que podemos encontrarnos con sorpresas no del todo agradables. Veamos:

No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te hará imagen ni ninguna semejanza de cosa alguna. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás. No tomarás mi nombre en vano…

Son palabras del libro del Éxodo (20, 1-17) en las que se recoge la lista de los mandamientos.

Aparte de que Yahvé no concede ninguna oportunidad a ningún otro dios (O estás conmigo o estás contra mí, afirma varias veces), se niega, en repetidas ocasiones, a la representación en imágenes físicas, tal vez porque los ídolos y dioses rivales regañaban menos y se hacían más atractivos a los posibles adoradores. Así Baal, Astarté… Por lo demás, la visión de Yahvé, salvo a algunos elegidos a los que se aparecía para darles órdenes -casi siempre severísimas- cegaba al atrevido. Y la vida eterna que se promete supone, esencialmente, conseguir, por fin, la visión y contemplación de Dios en su naturaleza.

Recuérdese la prohibición de crear imágenes del profeta Mahoma entre los musulmanes y las tragedias que eso ha provocado, alguna tan solo hace muy pocos años. Y algo parecido sucede entre los judíos.

O sea, que esto de la representación de la divinidad es asunto intrincado y dificultoso en las tres religiones del Libro. ¿O ya se nos ha olvidado para el cristianismo todo el revuelo de los iconoclastas?

¿Cómo imaginaríamos la historia de Occidente sin estas representaciones en pintura, escultura, literatura, arquitectura y resto de artes? Nadie puede afirmar si todo sería mejor o peor; pero, desde luego, resultaría totalmente diferente.

Quizás algo similar sucedería sin nuestras tradiciones de Semana Santa. Por más que la teoría nos diga que el origen y la actualidad entran en clara contradicción. O tal vez porque las tradiciones supongan algo más duradero que la fuente de la que manan. O quizás porque esas fuentes realmente no tenían demasiada agua, a pesar de que sigan prestando el nombre a la función. O quién sabe si sencillamente porque el ser humano necesita asirse a alguna esperanza que le dé consolación, por más que esté llena de suspiros y de penas. O tal vez… Qué sé yo.

Entretanto, al rincón de pensar. Y que cada cual deduzca.

martes, 30 de marzo de 2021

VOLVER AL SANGUSÍN


VOLVER AL SANGUSÍN

Para Juan Heras y Manolo Casadiego

Volver a ver la luz en la pradera,

cuando el aire se mece en la llanura

y apenas deja en modo centinela

la estampa de una encina que se apura

vacía y solitaria cada el día.

 

Allá, en el fondo azul, en las alturas,

los limpios y albos restos de la nieve,

que ya van desnudando su blancura

en esta casi niña primavera.

 

Volver a andar con calma, sin presura,

sintiendo en nuestros pasos la certeza

de que el tiempo se viste de hermosura

y nos deja vivir en el camino

el gusto y el placer de la aventura.

 

En ese tiempo claro, la mañana

nos deja que expresemos con soltura

razones divergentes que pretenden

dar orden a este mundo en su estructura.

 

Volver al Sangusín, cual peregrinos

en busca de la luz, allí tan pura;

dejar que la razón busque su aliento

en medio del sentir, que la cordura

deje a veces lugar a lo que pida

el instinto feliz de la locura.

 

Volver al Sangusín en primavera,

recuperar la luz y la hermosura.

 

viernes, 26 de marzo de 2021

SEMANA SANTA

  SEMANA SANTA

Como sucede cada año en los días de la primavera más temprana, se viene a celebrar en occidente la Semana Santa y la Pascua, esa fiesta que quiere dar último sentido a todo el recorrido vital, teológico, eclesiástico y litúrgico de la religión cristiana. La situación de esta Semana y de esta Pascua en los días de comienzo de primavera no es casual y está explicada muchas veces: viene a suplantar la fiesta del dominio de la luz solar y de la fuerza de la naturaleza por esa otra luz espiritual para los seguidores de esta doctrina. Se aplica de nuevo aquel dicho que reza así: Si no puedes vencer a tu enemigo, únete a él.

Este año, como el anterior, se suma a las condiciones naturales la presencia de la maldita pandemia. Y con ella las restricciones de movilidad y de agrupamientos. Nos quedamos sin procesiones (las religiosas y las no menos religiosas de las filas en caravana hacia ninguna parte) y habrá que ingeniárselas para sustituir las costumbres por nuevas ocupaciones que nos ayuden a matar el tiempo.

Como ya he apuntado en alguna otra ocasión, me permito aconsejar la lectura directa de los textos sagrados, esos originales en los que supuestamente se basan las justificaciones de todas las tradiciones, usos y costumbres actuales del mundo religioso.

Sospecho -ojalá sea un mal pensado- que hay mucho devoto y participante en los rituales religiosos que no frecuenta las fuentes de su devoción y de sus creencias. La mitad de la humanidad (o tal vez más) se rige por las palabras del Libro, pues en él hunden sus últimas raíces tanto la religión cristiana como la judía y la musulmana. La Biblia es, por supuesto, el libro más editado de toda la Historia. La cultura occidental no se explica sin ella, para bien y para mal.

Ir a ella supone abrir los ojos, enfrentarse directamente con una serie de elementos y de valores que ponen al lector en la tesitura de sentir, pensar y decidir. Tal vez suponga el acercamiento un golpe de choque que deje al lector conmocionado; sobre todo si lo hace sin prejuicios y tratando de separar el polvo de la paja, enfrentándose a lo que es realmente histórico y a lo que es invento de hechos o acomodamiento de tradiciones que vienen bien para el mantenimiento del poder civil y religioso.

La lectura, el pensamiento y las decisiones tienen que ser asunto particular, consecuencia de la honestidad y de la coherencia, esos valores que después nos han de llevar a actuar en la vida diaria de una manera o de otra diferente. Y, si hay que apagar la vela, pues se apaga. Todo menos dejarse convencer por hechos consumados y tantas veces apócrifos o simplemente falsos. Cada cual descubrirá lo que tenga que descubrir.

Con el tiempo calmado, con el espacio delimitado, con un fondo musical que inspire tranquilidad y con una predisposición serena y abierta, no será malo abrir el Libro y leer. El mundo de la Semana Santa se hará más amplio y personal; acaso menos patético, pero más verdadero. Y tal vez algo más gozoso, que la luz ya está aquí y nos debe invadir para que todos seamos luz y alegría.

N.B. Yo ando en las páginas de una explicación casi canallesca, pero divertidísima, del Antiguo Testamento. Lo hago de la mano de Juan Eslava Galán y de su libro La Biblia contada para escépticos. Eso sí, sin salirse ni una letra de lo que en ese A.T. está escrito. Un borbollón de agua fresca en la que se mezclan la risa, la pena y algún grado de conmiseración. Pero cada uno es cada uno. Yo solo invito a la lectura, como buen sustituto de toda la parafernalia de la Semana Santa, civil y religiosa. En lo demás no me meto. Demasiado tengo con lo mío.

miércoles, 24 de marzo de 2021

DE REPENTE, ME BROTA LA BELEZA


DE REPENTE, ME BROTA LA BELLEZA

Me ha embriagado de luz la primavera

con su tenaz constancia en resistirse

contra las envestidas de la nada.

 

Se acompasan con ella mis sentidos

y a sus brazos entrego lo que dentro

me queda de los restos de la vida.

 

De repente, me brota la belleza,

se me da en abundancia, se hace ubicua,

me sorprende por todas las esquinas.

 

Yo no sé bien qué hacer con tantos dones.

 

Me declaro feliz y, en ese estado,

dibujo mis sonrisas en el viento,

pidiendo que las lleve en su camino

y expandan la alegría, satisfechas

por todo lo que el tiempo nos ha dado.

sábado, 20 de marzo de 2021

ENTRE EL SER Y LA NADA


ENTRE EL SER Y LA NADA

Se despierta la flor y se adormece el frío.

Las yemas son doncellas parturientas

que sienten en su ser escalofríos

cuando gozan la luz y se recuerdan.

 

Es lucha en que se juegan el dominio,

a base de envestidas, fuerza a fuerza,

entre el ser y la nada, en el sombrío

ir y venir de la naturaleza.

 

Yo también veo venir hacia mi alma

otro ser semejante que contiene

los rasgos de otro ser desconocido.

 

Aquel que, en el pasado, me nombraba

no sabe que soy otro en el presente,

y se aleja tal vez estremecido.

martes, 16 de marzo de 2021

CESARISMOS

 

 CESARISMOS

Caigo en la tentación -una vez más- de expresar mi opinión acerca de lo que sucede en el ágora nacional, convencido como estoy de que mi opinión no llega a casi ningún sitio y de que a estos asuntos se dedican a diario los medios de comunicación generales. Pero allá vamos de nuevo.

Anda el patio de la política algo más revuelto que de costumbre, sobre todo desde que en Madrid se ha disuelto su Asamblea y se han convocado nuevas elecciones. A nadie se le oculta que la plaza de Madrid, más para mal que para bien, es plaza de categoría especial, porque, aunque Madrid no sea España, como dijo la susodicha, sí es un crisol de todas las Españas; rompeolas de todas las Españas, dijo el poeta.

De entre todo el guirigay, me interesa destacar dos actitudes que han concentrado la atención de casi todos los medios de comunicación. En ello les va el morbo, la clientela de la publicidad y la influencia en la opinión. Se trata de las actitudes de Isabel Díaz Ayuso, candidata del PP, y de Pablo Iglesias, candidato de Unidas Podemos.

La primera ya anda pidiendo cuentas a toda España por haber conseguido (eso dice ella) sacar a Iglesias de la Moncloa. El líder de Podemos le ha servido en bandeja el eslogan de campaña, del que Ayuso ya no se bajará: Comunismo o libertad. Y se queda tan fresca y oreada. Como si fuera un nuevo mesías o un moderno César.

El segundo, Pablo Iglesias, dice renunciar a su puesto en el Gobierno para enfrentarse al fascismo en Madrid y conseguir echar a Ayuso del Gobierno de la Comunidad de Madrid. No duda en llamarlos “criminales” y “fascistas”. La derecha también le ha dado servida la idea fuerte para la campaña: Fascismo o libertad. Y también él se queda tan fresco y oreado. Otro nuevo profeta o Alejandro Magno.

Con independencia de politiquerías y golpes bajos por doquier, el fondo creo que es algo más complejo que estas proclamas con las que se bombardean unos y otros. Juegan el partido muchas variables y tal vez no todas confesables ni perseguidoras del bien común. Pero ese análisis -una vez más- es muy largo.

Me quedo con estas dos figuras, que se muestran como si fueran los salvadores milagrosos de pueblos y comunidades, como si de sus personas emanaran poderes especiales y taumatúrgicos que van a hacer llover maná del cielo y como si fueran poseedores de poderes mágicos capaces de conducir por el desierto a todo un pueblo hasta la tierra prometida.

A esto lo podemos llamar cesarismo y tiene unos peligros que causan pavor. Porque césares y caudillos -que se convierten en dictadores en dos patadas- ya hemos tenido muchos y entre nosotros todavía se notan las huellas de alguno.

¿Dónde están las ideas y los programas? ¿Y los equipos? ¿Es esto acaso alguna batalla en la que lo que interesa es la muerte del contrario y la desaparición por cualquier medio de las ideas distintas? ¿De qué sirve una polarización en la que se pierde la razón y se da rienda suelta al instinto?

Los medios de comunicación se frotan las manos dando pábulo y encendiendo mecha para que la pelea y los puñetazos se vean en directo.

¡Pero es que los espectadores piden eso! ¡No notáis cómo desprecian a cualquier candidato que no levante la voz ni dé voces, y le exigen que salte a la yugular del contrario! La Comunidad de Madrid es el mejor ejemplo con Ángel Gabilondo, mucho más pausado, hombre de ideas y abierto a los demás. Pues sus propios correligionarios le piden más bulla, enfrentamientos y cuerpo a cuerpo.

Entre todos abonamos el campo para que crezca la cizaña y se pierda la sensatez. Y luego nos ponemos quejicas le pedimos peras al olmo. Así están las cosas. Vaya un panorama. Qué pena.

Entre el cesarismo de unos y las ganas de bulla de tantos otros, tendremos verbena nacional durante varias semanas. Conviene tomárselo con calma, porque corremos el peligro de despeñarnos un poco más en el abismo de la misantropía.

Por si acaso, yo les pediría a estos y a cualquier otro candidato que vengan a la cosa pública con el ánimo de ayudar, de poner su esfuerzo al lado del de tantos otros; no a salvar a nadie. ¿No tienen bastante con salvarse a sí mismos y echar una mano a los de al lado?

lunes, 15 de marzo de 2021

ANIVERSARIO PANDÉMICO


ANIVERSARIO PANDÉMICO

¡Cómo negar la fuerza del recuerdo,

si aún la sangre supura por la herida!

 

El tiempo se hizo celda y se hizo muro,

pues nosotros,

que somos ese tiempo cada día,

nos sentimos de pronto detenidos,

guardados en espacios reducidos,

asustados, confusos, temerosos

por todo lo que afuera sucedía.

 

Los esquemas, de pronto, se rompieron,

reflejaron los miedos y los ecos

de noticias e imágenes oscuras.

 

Todo se sucedió como el misterio

que se esconde en la noche y no presagia

que ha de volver la luz de amanecida.

 

El libro que dictaba las costumbres

se deshojó. Los dogmas, las ideas

se sintieron falibles y a lo lejos

se empezaron a oír balbuceando

los sonidos de un nuevo abecedario.

 

Aún estamos juntando las palabras

que puedan dar sentido a este relato

que cambió para siempre nuestras vidas.

miércoles, 10 de marzo de 2021

PRE-JUICIOS

 

 PRE-JUICIOS

Sostengo con frecuencia que vivimos cargados de convencionalismos, de prejuicios y de tópicos. Habría que aquilatar un poco estos términos, pero creo que nos entendemos con el uso de sinónimos imperfectos.

Hoy me quedo con el término PREJUICIOS por venir al sentido etimológico de aquello que se genera antes de formar juicio, antes de la opinión razonada, antes del criterio que concluye un proceso de reflexión: PRE-JUICIOS.

¿Tendríamos que formar juicios cada vez que nos enfrentamos a una realidad mueva? No, por Dios: no tendríamos capacidad de aguante y nos asfixiaría literalmente la vida. No se trata de descubrir mediterráneos cada día y cada hora, porque no adelantaríamos nada en la actividad. Contentémonos y alegrémonos de las ayudas que continuamente recibimos de los que nos rodean y de todo lo que ya se ha dado por demostrado, pero no renunciemos a nuestras propias indagaciones y a actuar según nuestras propias conclusiones.

¿De dónde proceden fundamentalmente esos pre-juicios que se nos dan hechos antes de nuestros propios juicios? Coincido con algún filósofo que los distribuía en cuatro apartados: a) de la educación recibida; b) de la opinión de la gente; c) de las opiniones de gente con autoridad intelectual (argumento de autoridad); d) de los engaños que produce el mal uso del lenguaje.

Cada uno de los cuatro apartados se puede estirar y encoger como un acordeón, para dar cabida a casos y posibilidades distintas; pero creo que estos cuatro núcleos nos dan una buena imagen de las fuentes en las que han bebido y beben nuestra escala de valores, nuestras opiniones y hasta nuestros juicios más personales. En este formato no cabe el desarrollo de dada uno, pues daría para un largo tratado y para una amplia reflexión. Queden, al menos, apuntados.

¿Hasta dónde es uno autónomo, único e intransferible? ¿Cuál de estos cuatro apartados ha generado más en cada uno de nosotros? ¿Y en la sociedad en general? ¿Son la vida y la calle la universidad que más enseña y educa? ¿Es más sólida la enseñanza de la cultura (lectura, escritura, investigación, enseñanza, conferencias…)? ¿En qué apartados deberían incidir más los poderes públicos y las comunidades? ¿Cómo varían estas influencias según las edades? ¿Cambia lo mismo de juicio y de criterio una persona de edad avanzada que una de poca edad? ¿Conviene que en las sociedades se atienda más o menos a las personas que tengan más juicios personales y menos influencia de prejuicios? ¿Es lo mismo formar Gobiernos con personas más jóvenes o menos jóvenes, por lo que a la formación y existencia de juicios y prejuicios se refiere? Y en este plan.

Todos, sin excepción, cargamos en nuestras espaldas un saco grande de prejuicios que se nos dan hechos y que apenas analizamos con nuestros propios medios. Por eso nuestros juicios son en buena medida prestados y compartidos. Tampoco está mal. Se trata, como casi siempre, de grados de responsabilidad personal, de preocupación por hacer nuestro propio camino, aunque siempre al lado de los otros, que también reciben nuestros propios pre-juicios. Tal vez para terminar comprobando que, a pesar de todo, seguimos siendo poca cosa y que no siempre es lo más agradable lo que vamos descubriendo al despojarnos de pre-juicios e ir formando juicios propios e individuales.

En fin, también con otro filósofo, el aparente oxímoron de la insociable sociabilidad.

lunes, 8 de marzo de 2021

EN CLASE DE FILOSOFÍA

 

 

EN CLASE DE FILOSOFÍA

En homenaje a Descartes y a Francis Bacon

En los fuertes calores del verano,

las hormigas recogen sin descanso

todo lo que de fuera les es dado,

sin razonar las causas de su esfuerzo.

 

Colgadas en el aire, las arañas

tejen y tejen una fina tela

desde dentro hacia afuera, sin ayuda      

de todo lo que el mundo les ofrece.

 

Vuelan por el espacio las abejas,

que liban y recogen de las flores

y convierten más tarde en la colmena

el polen y la miel en su alimento.

 

Me pregunto si acaso soy hormiga,

empirista y esclavo de los datos,

que tan solo trabaja en impresiones

que llegan a mi mente desde fuera.

 

O tal vez soy araña que elaboro,

aprendiz de idealista, pensamientos,

mis propios pensamientos, sin la ayuda

de lo que el mundo entero me regala.

 

Quisiera ser abeja que recoge

y elabora, mezclando los esfuerzos    

de empirismo y razón, hasta elevarme

a conciencia total del universo.

viernes, 5 de marzo de 2021

CONTEMPLANDO LA CIUDAD ESTRECHA

 

CONTEMPLANDO LA CIUDAD ESTRECHA

Esta vez sí creo que se merece un alto en el camino, un quieto que he tenido un darme cuenta y un ratito para aquello que habías prometido dejar de lado en la medida de lo posible.

Ayer mismo, jueves, cuatro de marzo de dos mil veintiuno, la alcaldesa de esta pequeña ciudad de Béjar, estrecha y larga, decadente como pocas, perpleja en el pasado ducal y soñadora de no sé qué grandezas, poseedora de un entorno natural extraordinario, refugio en el que sencillamente me voy haciendo viejo, presentó una moción de confianza en el consistorio. La perdió. Los concejales del PP y del partido local TAB votaron en contra de esa moción. En consecuencia, lo lógico será que, en el plazo de un mes, los que la han rechazado presenten a su vez una moción de censura. Hasta aquí el proceso legal, que terminará como tenga que hacerlo, según sean las votaciones.

Pero es que aquí el proceso es consecuencia de algo ocurrido hace ya seis años. Conozco bien los entresijos del desaguisado porque lo viví desde dentro. De él tengo redactadas entre cuarenta y cincuenta páginas, que duermen en el cajón, encuadernadas, esperando la mano de nieve que sepa arrancarlas.

TAB nació como reacción, creo que bastante impulsiva y poco razonada, contra el proceso de elección de una persona, que en nada afectaba a la representación de concejales en esta ciudad. Es probable que tras todo el barullo se escondiera algún deseo inconfesable. Tal vez. Para otro momento esa disquisición. Nunca se produjo ninguna disquisición ideológica o estratégica. El resultado fue la división de los votantes del partido de izquierdas PSOE en Béjar, la alcaldía y el gobierno para la derecha y la desilusión de un buen puñado de ciudadanos que no entendían lo que pasaba. Así se ha mantenido el asunto durante legislatura y media.

Los ciudadanos votan lo que les parece mejor y hay que respetar los resultados. Pero aceptarlos no significa no analizarlos ni tampoco compartirlos.

Los partidos locales y localistas, por lo general, tienen una vida muy corta y están condenados a su desaparición o a ser absorbidos por otros de más larga trayectoria. Cuando su aparición es provocada por lo que, a todas vistas, parece un calentón y una huida hacia adelante, todo se embarra y toma caracteres de tragicomedia. No tanto por los pocos implicados en esos enfrentamientos, sino, sobre todo, por los ciudadanos y su convivencia. ¡Una ciudad, aunque sea estrecha (en muchos sentidos) y pequeña, no puede estar pendiente de los caprichos de unos poquitos: es algo mucho más serio que eso!

Llevamos ya un larguísimo año bajo los efectos devastadores de la pandemia. Es casi imposible que se presente otro escenario más apropiado para haber unido fuerzas, arrimar el hombro y empujar para que los efectos sean lo menos malos posibles. Es notorio y público que a TAB se le ha ofrecido formar parte del equipo de gobierno y que ha renunciado siempre. Tienen todo el derecho a hacerlo. No estoy seguro de que mucha gente lo entienda.  Aunque ello no signifique decir sí a todo ni mucho menos.

Hace ya bastante años que -también en esta ciudad estrecha- se produjo un hecho semejante. Quien dio ese paso lo pagó muy caro.

Como conocedor de lo que sucedió en el principio del fin, como pechero de a pie, como votante de izquierdas (siempre de manera testimonial y ahora muy alejado de la primera fila,) me atrevo a pronosticar un fin próximo de esta formación en lo que a representación pública se refiere. Esto es solo un pronóstico, para el que solo tienen sentencia los votantes.

Repetiré una vez más que no tengo razones para negar la buena voluntad de cualquier iniciativa, tampoco de la de TAB. Creo, de todos modos, que las consecuencias para la comunidad no se compadecen con sus iniciativas. Pero puedo estar equivocado, por supuesto. Y desde el lado del PSOE alguien tendrá también que mirarse y reflexionar, que todos tenemos nuestros descosidos y nuestras goteras. Y a veces llueve y hace frío.

No sé si quedan tiempos para la mediación, para hacer relativas las diferencias, para olvidarse de la paja en el ojo propio y la viga en el ajeno, para relativizar y entender que por encima de las visiones personalistas está la comunidad, para… Eso sí, si uno está convencido de lo que dice y hace, adelante con los faroles y salga el sol por Antequera.

Pero sea como sea, es mejor no morir matando, que luego las heridas tardan en cicatrizar, y, además, el difunto no se entera. Que la vida es muy breve y merece la pena no echarla a perder en un quítame allá esas pajas o en un quítate tú para que me ponga yo.

Venga.

jueves, 4 de marzo de 2021

ENTONCES Y AHORA

 ENTONCES Y AHORA

A ritmo acelerado, van pasando por mis manos lecturas que me embarcan en mundos diferentes y que, sobre todo, me sugieren pensamientos acerca de la realidad que se me presenta, que he vivido o que he imaginado. Ayer y hoy le ha tocado el turno a Ava en la noche, Manuel Vicent. En ella se describe el viaje iniciático de un joven, que va a Madrid con el sueño de hacerse director de cine y con el pájaro de la imaginación de acercarse a Ava Gardner. Con una prosa muy visual -como es siempre la suya-, Vicent nos ofrece un retrato del Madrid de los años cincuenta y primeros sesenta, en una dualidad entre la represión social y política, que creaba un ambiente gris y desangelado, y los vagidos de una minoría selecta que anunciaba un mundo de libertad y de fantasía. La realidad es descrita desde un marco muy reducido, ya que Madrid es mucho más que lo que aparece en la novela y España es infinitamente más que unos grupitos de actores, palmeros o escritores

No me interesa hacer una reseña del libro. Solo me sirve de pretexto para echar mi cuarto a espadas acerca del arte y de la realidad en la que se produce y se engendra. En este caso, se trata de la literatura y del cine, pero la reflexión creo que sirve para cualquier rama artística.

El siglo veintiuno -como ya lo fue el veinte- sigue siendo el siglo del cine; todo lo que viene del llamado séptimo arte -sobre todo si viene del otro lado del océano- posee un plus de admiración y de reconocimiento que acaso no se lo merezca del todo: sería muy saludable separar el valor que pude poseer la obra de arte del que le aporta la figuración de tanta estrella, estrellita, planeta, satélite, asteroide o polvo en suspensión.

Veamos los ejemplos. a) Ava Gardner pasa su vida en Madrid de borrachera en borrachera, de juerga en juerga, de exhibición en exhibición, de cama en cama, de tablao en tablao, de noche en noche y de exceso en exceso. b) Los escritores y gente de teatro que se reúnen en el Café Gijón lo hacen a la espera de que caiga algún trabajillo, mendigando sus minutillos de gloria, arrimándose a famosillos y dispuestos a cualquier cosa por una cerveza o una foto que les regale algún grado de conocimiento. Estos últimos, la verdad, se conformaban y se conforman con poco: unas cervezas, cuatro extravagancias y poco más.

¡Y aquella y estos son los modelos que hay que seguir, los símbolos de la cultura, los ejemplos que guían, los sueños hechos realidad…!

Cuánta tontería y cuánta figuración, qué escala de valores tan efímera, qué superficialidad, qué asideros tan resbaladizos, cuánto humo y cuánto rey desnudo (acaso literalmente), la pasarela como valor supremo…

Y, al lado de estos poquitos (que al menos alcanzaron reconocimiento, aunque fuera de manera fugaz), la interminable fila india que se quedó por el camino en la miseria y en el olvido.

Lo que sucedía entonces, en el atardecer del franquismo y en los primeros ecos de la democracia, ocurre en nuestros días, y tal vez sucederá siempre. Bastará echar una ojeada al mundo del cine o al de la creación literaria y extraer conclusiones. A la vuelta están los premios Goya y los Oscar: pasarela, glamour y más glamour, exhibición corporal tras exhibición corporal, balbuceos en los premiados… y muy escasas valoraciones de las obras de arte que se presentan en los concursos, y otro tanto con el foco que se pone en los creadores y no en sus obras.

¿Este es el mundo de la libertad? ¿De qué libertad? Es seguro que, tras tantos años de dictadura, casi cualquier fórmula podría servir para mostrar la necesidad de un cambio radical en casi todo. Es menos seguro que hacerlo aspirando al instinto como fórmula de vida sea lo más recomendable y defendible. Véase qué pasa cada vez que se produce un estallido de este tipo: más pronto que tarde se vuelve la vista atrás y los ánimos se desinflan, surgen los desánimos y el desencanto, la biología enseña que no es oro todo lo que reluce ni romero todo lo que crece en el monte… Y todo ello sin renunciar al desarrollo de las ideas y de la libertad como valor que hay que conservar y desarrollar. Tal vez pensando en qué tipo de libertad y con qué fin.

Entonces y ahora.

martes, 2 de marzo de 2021

HOY NO DUELE LA HERIDA DE LOS VERSOS

 

 

HOY NO DUELE LA HERIDA DE LOS VERSOS

Hoy no duele la herida de los versos:

se me olvida el color de las palabras

y, sin ellas, la imagen de las cosas,

que avivan mis sentidos y me prestan

ese impulso vital irrefrenable

a la búsqueda azul de la belleza.

La vida sigue igual en mi terraza

y se acerca la noche lentamente,

los estorninos vuelven a las ramas

y la plaza se llena con los niños,

que juegan como lo hacen cada tarde.

Me miro y me conozco el mismo aspecto

que guardo de la foto de ayer mismo.

Parece que estuviera todo dicho

y que fuera la hora del silencio.

Daré por terminada mi tarea

sin haber concretado ningún verso.

Invocaré el auxilio de la noche.

Me olvidaré del tiempo y del espacio.

Me internaré en el bosque, donde habitan

la luz más escondida y el misterio.

 

Callarse y escuchar, dejar que el viento

nos recuerde y nos traiga nuevos ecos.