VOLVER
AL SANGUSÍN
Para
Juan Heras y Manolo Casadiego
Volver a ver la luz en la
pradera,
cuando el aire se mece en
la llanura
y apenas deja en modo
centinela
la estampa de una encina
que se apura
vacía y solitaria cada el
día.
Allá, en el fondo azul,
en las alturas,
los limpios y albos restos
de la nieve,
que ya van desnudando su
blancura
en esta casi niña
primavera.
Volver a andar con calma,
sin presura,
sintiendo en nuestros
pasos la certeza
de que el tiempo se viste
de hermosura
y nos deja vivir en el
camino
el gusto y el placer de
la aventura.
En ese tiempo claro, la
mañana
nos deja que expresemos
con soltura
razones divergentes que
pretenden
dar orden a este mundo en
su estructura.
Volver al Sangusín, cual
peregrinos
en busca de la luz, allí
tan pura;
dejar que la razón busque
su aliento
en medio del sentir, que
la cordura
deje a veces lugar a lo
que pida
el instinto feliz de la
locura.
Volver al Sangusín en
primavera,
recuperar la luz y la
hermosura.
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