HOY NO DUELE LA HERIDA DE LOS VERSOS
Hoy no duele la herida de los versos:
se me olvida el color de las palabras
y, sin ellas, la imagen de las cosas,
que avivan mis sentidos y me prestan
ese impulso vital irrefrenable
a la búsqueda azul de la belleza.
La vida sigue igual en mi terraza
y se acerca la noche lentamente,
los estorninos vuelven a las ramas
y la plaza se llena con los niños,
que juegan como lo hacen cada tarde.
Me miro y me conozco el mismo aspecto
que guardo de la foto de ayer mismo.
Parece que estuviera todo dicho
y que fuera la hora del silencio.
Daré por terminada mi tarea
sin haber concretado ningún verso.
Invocaré el auxilio de la noche.
Me olvidaré del tiempo y del espacio.
Me internaré en el bosque, donde habitan
la luz más escondida y el misterio.
Callarse y escuchar, dejar que el viento
nos recuerde y nos traiga nuevos ecos.
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