BAILE DE ESTRELLAS
El cielo era misterio y en la
noche
me miraba una estrella con
rostro de mujer.
Era como si el cielo simulara
una danza al compás de los
sonidos
de un recuerdo perdido en la
distancia.
Sus brazos se alargaban en
las sombras,
buscándome en las puertas
abiertas de la sed.
No supe contestarle con
presteza
ni entrelacé sus manos con
mis manos.
Le supliqué a la noche que, en
su seno,
me acogiera, cargado
con la experiencia azul y la
certeza
de algún sueño soñado en
otras partes.
Y quise que la vida me sacara
a pasear la lluvia entre sus
gotas,
que pudiera beber hasta las
heces
el deshielo continuo de mi
vida
antes de consagrarme a su
servicio.
El baile en aquel cielo se
hizo sueño
y yo quedé varado en la
distancia,
mirando cómo el ojo de la
estrella
se fue cerrando en medio de
la noche.
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