miércoles, 9 de mayo de 2018

ALEJANDRO Y LOS GIMNOSOFISTAS



Pocas personas como Alejandro Magno representan la velocidad de la vida, el triunfo fulgurante y el poder en una sola mano. Para darle mayor lustre, su muerte se produce siendo joven y eso lo eleva a la categoría de mito, de héroe y de referencia histórica. Así andamos y esta es nuestra escala de valores. No debía andar falto de capacidades el hombre, pero de ahí a atribuirle tanta cualidad…
Todos estudian sus conquistas, sus luchas y victorias, sus cualidades guerreras y hasta sus amoríos. A mí esto me interesa más bien poco y no seré yo uno de esos palmeros que aplauda con las orejas ni sus conquistas ni siquiera sus monturas a Bucéfalo.
Hoy traigo a esta ventana una anécdota que me invita a pensar. En cierta ocasión, cayó en su poder un grupo de sabios indios; los juntó y enseguida quiso mostrarles cuál era la situación de cada uno. Ellos eran sabios, pero él era el poderoso. Les formuló preguntas presuntamente enigmáticas, tal vez buscando difíciles respuestas: así quedaría claro su poder sobre ellos. Por si fuera poco, les amenazó con la muerte para aquel que peor respuesta aportara.
Estas son algunas de sus preguntas:
“1.- ¿Hay más vivos o muertos?
2.- ¿Quién cría más bestias, la tierra o el mar?
3.- ¿Cuál es el animal más astuto?
4.- ¿Qué fue creado primero, el día o la noche?
5.- ¿Cómo puede lograr uno ser el más amado entre los hombres?
6.- ¿Cómo puede uno llegar a ser dios?
7.- ¿Quién puede más, la vida o la muerte?
8.- ¿Hasta cuándo debe vivir el ser humano?”.
Todas las preguntas tuvieron respuestas por parte de los gimnosofistas. Y todas cortas y creo que acertadas. Pero a mí me interesan como preguntas, porque las respuestas tengo que intentar dárselas yo, en mi tiempo y en mi espacio. Y no es poca cosa lo que se pone encima de la mesa. Así que, al rincón de pensar.

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