lunes, 28 de noviembre de 2022

COETÁNEOS Y CONTEMPORÁNEOS

 

COETÁNEOS Y CONTEMPORÁNEOS

Me parece que fue Ortega quien estableció la distinción entre un término y otro, aunque no estoy seguro. Hoy el primero anda en desuso y pocas veces lo vamos a ver utilizado en la lengua oral, e incluso en la escrita. A mí me interesan hoy ambos por otro motivo.

Coetáneo, dividido en prefijo co- y aetas - aetatis (edad) es como de cajón que significa dos elementos que poseen la misma edad. Por su parte, Contemporáneo, dividido en prefijo co- y tempus (tiempo) se refiere a dos elementos pertenecientes al mismo tiempo.

Enseguida se nos plantea la dificultad de concretar el significado de tiempo y sus límites. Hablamos hasta de Edad Contemporánea, y esta abarca muchos años. Sin embargo, utilizamos contemporáneo también para referirnos a personas que conviven y que pertenecen a la misma época y hasta poseen la misma edad. De hecho, suelen funcionar como sinónimos.

Pero (y ya vienen los peros) es que no es lo mismo la coincidencia biológica que la relación y la proximidad intelectual y de valores, de costumbres y de gustos, de ideales y de acciones. Y coetáneos serían los primeros, mientras que contemporáneos serían los segundos.

De modo que cada uno de nosotros tiene infinidad de coetáneos, pero no sé si muchos o pocos contemporáneos.

Esta disquisición, solo aparentemente filológica, acarrea un sinfín de reflexiones y de consecuencias. Solo dejo aquí abierto el camino para la posible consideración de cada uno.

Llevo demasiado tiempo pensando en que mis contemporáneos no son muchos, en que me siento desplazado de demasiados sitios y de demasiadas escalas de valores.

La última muestra me la ha dado este mismo mediodía la televisión. Resulta que un exministro de Gran Bretaña se ha convertido en una celebrity, creo que porque ahora se ha dedicado a lucir palmito en televisión, en programas de una altura intelectual adecuada a los pingüinos (con perdón para los pingüinos). La televisión está ya tan acostumbrada, que lo da por bueno y no aplaude con las orejas de casualidad. Al verlo, me pareció que el susodicho había encontrado su verdadero camino y su verdadera vocación: tal era su aspecto de alegre y satisfecho. Y la televisión está en esa disposición porque la sociedad lo está también. La de allí y la de aquí, claro. Sería bueno pensar qué fue primero, si el huevo o la gallina, si la influencia de los medios en el personal o el nivel de discernimiento del personal en los medios. En fin…

Y ejemplos de estos, a porrillo por todas las esquinas. No pongo otros más próximos por vergüenza ajena y por pudor.

Lo dicho, muchos coetáneos, pero pocos contemporáneos. Tal vez porque el inmovilista sea yo y tenga que reciclarme. Voy a ver si me convirtiera en una celebrity.

Por Dios, anda, quita p´allá, hombre. Ni se te ocurra.

1 comentario:

Berta Martín Delaparte dijo...

Resulta que un exministro de Gran Bretaña se ha convertido en una celebrity, creo que porque ahora se ha dedicado a lucir palmito en televisión, en programas de una altura intelectual adecuada a los pingüinos (con perdón para los pingüinos). La televisión está ya tan acostumbrada, que lo da por bueno y no aplaude con las orejas de casualidad. Al verlo, me pareció que el susodicho había encontrado su verdadero camino y su verdadera vocación:
Los caminos de la fama son muy extraños...saludos.