Recojo en este formato la reseña que verá luz en otro sitio. Porque quede al calorcito de las demás miradas que a él se asoman y no se pierda sola y al frío.
HISTORIA DE BÉJAR (VOL.I)
VV. AA.
Salamanca, 2012
ISBN 978-84-931624-9-8
Cuando hace veinte años se fundó el Centro de Estudios Bejaranos, se tenía en el fondo de armario de las mentes fundadoras, entre otras, la intención de dar a conocer un compendio del pasado de esta ciudad y de su entorno, entorno que, en términos históricos, significa la llamada Tierra de Béjar. Han tenido que pasar dos largos decenios para ver lograda la empresa, y todo ello con la realidad de su mitad aún sin haberse dado a la imprenta pero presta para ello en cuanto las condiciones económicas lo permitan.
Difícil concretar qué sea eso de la historia de algo: de una comunidad, de unos territorios, de una familia. Porque historia será todo, lo más llamativo y lo más callado, lo diáfano y lo opaco, lo colectivo y lo particular. Acumular todas las posibilidades es sencillamente imposible. En esa tesitura, se impone la selección. Y, con la selección, se aplica el apartamiento de todas las posibilidades salvo de aquellas que tienen el honor de ser seleccionadas. La moderna historiografía, con buen criterio, se enfrenta al pasado desde diversas perspectivas y las conjuga con el fin de que la vista sea panorámica y compleja, diversa y amplia, tejida y entramada hasta dar el vestido final de la fotografía panorámica.
Y aún queda un asunto peliagudo para algunos lectores, entre los que me encuentro. Se trata de la necesidad de conexión entre los hechos pasados que se describen y el lector, que vive en un presente en el que han cambiado tantas cosas y que trata de absorber para su beneficio lo que lee y lo que contempla en las historias. Lo demás, con perdón y respeto para los antepasados, es poca cosa porque duele menos en la vida del presente. También desde esta perspectiva se impone una determinada selección de los hechos, y sobre todo, una interpretación específica.
Si fuera verdad la honda afirmación de que el ser humano no tiene naturaleza sino solo historia, acercase a esa historia del tiempo y del espacio de sus antepasados tendría que ser como asomarse al álbum familiar en una tarde de terraza y añoranza. Somos un recuelo del pasado con billete al futuro, el punto de apoyo de la palanca de la Historia, de nuestra historia y de la historia de nuestros antepasados.
Ese panorama es el que nos viene a mostrar esta obra, producto del trabajo de un grupo de especialistas que han unido sus esfuerzos para trazar la urdimbre de la tela de nuestro ayer. Desde ella nosotros tendríamos que lucir nuestro presente y dejar el traje pulido para el futuro de los que nos sucedan en el collar anudado del tiempo y del espacio.
El primer bloque de la Historia de Béjar, que es el que ahora se presenta, abarca desde los períodos de la primera memoria hasta la llamada Edad Moderna, desde los condicionamientos geográficos, tan específicos aquí, hasta las huellas de la Historia Moderna de Béjar. Para un segundo volumen aguarda, ya dispuesta, toda la Edad Contemporánea.
A medida que nos alejamos en el tiempo y en el espacio, los hitos se van volviendo más borrosos y la selección de los mismos va dejando en el imaginario solo los más llamativos o aquellos que, por diversas razones, algunas muy azarosas, se han salvado de la quema del olvido. Y, además, la justificación y ajuste de los mismos se hacen más dificultosos por razones obvias. Por eso, en esta historia de la parte más alejada en el tiempo, se notarán dos variables que resultan muy importantes. Es la primera el hecho de que hay que deducir consecuencias a partir de datos escasos y a veces no sé si suficientemente documentados. La segunda se refiere al hecho de que esas consecuencias habría que tomarlas con cuidado y con algún recelo. Casi todos los especialistas ya lo hacen pero el lector, menos avezado, corre el peligro de incurrir en sueños tal vez imposibles. Un ejemplo nuestro y de este libro. Poseemos como dato una lápida romana en Béjar. ¿Es motivo suficiente para considerar que la zona de Béjar estuvo poblada en época romana? ¿Y si, por ejemplo, se hubiera trasladado dicha lápida, en época reciente, desde algún asentamiento romano próximo hasta Béjar? Cuidado, pues, y tiento a la hora de extraer consecuencias definitivas. Sobre todo nosotros, los lectores, tan predispuestos casi siempre a llenar de sueños nuestro pasado. Piénsese si no en lo que sucede con hombres de musgo, con vírgenes y leyendas y con todo un índice completo de elementos que jalonan nuestra `historia´ particular. En estos terrenos resbaladizos se traspasan los límites de la simple posibilidad para situarnos en los de la probabilidad y aun en los de la certeza con demasiada ligereza.
Precisamente a situar los elementos reales en orden, a recordarnos que lo que somos es una consecuencia de lo que hemos sido y a intentar colocar cada cosa en su sitio viene esta Historia de Béjar.
De nuevo el lector va a darse cuenta de la importancia de ciertos grupos sociales en nuestra historia. Son, otra vez, los nobles y el clero. El llorado historiador bejarano José Luis Majada llegó a proclamar en público y por escrito que Béjar había vivido en la esclavitud hasta 1868. Desde mis torpes conocimientos, suscribo la durísima aseveración. Pero vivir en esas condiciones no significa que las demás personas no fueran tejiendo su propia historia. Lo hacían, por supuesto; una historia más callada, con menos documentos para el futuro, desde un discurrir diario anodino y repetitivo, desde unas condiciones de vida más duras y desde un acceso al conocimiento y a las decisiones personales más complicado y hasta casi inexistente. Pero nadie debería olvidar que su historia sigue ahí, callada y escondida, mirando, desde el segundo anfiteatro al escenario del gran teatro del mundo, cómo se desarrollan los acontecimientos sin poder hacer mucho para modificarlos, aunque, al fin, todos terminen repercutiendo en sus propias vidas. Por ello, me gustaría que cualquier lector de esta Historia imaginara tras los hechos a las personas del común, que eran y son casi todas, a esas buenas gentes que nacen, crecen y mueren sin apenas haber levantado la voz pero que son, o deben ser, siempre el objeto de cualquier historia, también de nuestra historia.
No insisto en datos técnicos que ni siquiera sé si vienen al caso, pues una obra coral como esta responde a capacidades diversas y a modelos de expresión diferentes según los capítulos. Sí sé que todos los autores conocen muy bien la época y el apartado que historian y que han prestado sus mejores esfuerzos para que nosotros, los lectores, nos aprovechemos de esta labor individual y de conjunto. A todos hay que darles las gracias y de todos podemos aprender si leemos con buena disposición. Para mucho tiempo esta ha de ser una obra de referencia y en ella han de beber todos los que quieran aproximarse al abismo del pasado, de su pasado y del de los que nos precedieron en estos espacios privilegiados y en los tiempos que nos van dejando atrás. A la obra la acompañan, además, en forma de notas o de aparato bibliográfico, casi todas las fuentes que se pueden consultar para entender otras visiones, tanto particulares como generales, de la Historia de Béjar.
La Historia sigue su camino interminable, nuestra historia también; al fin y al cabo, no somos más que un pequeño trocito de ella. A ver qué dicen de nosotros en otros tiempos futuros.
1 comentario:
El libro no es malo. Es MUY malo. Y yo soy muy listo.
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