sábado, 7 de diciembre de 2013

LA VIDA Y MI IDENTIDAD (Apunte filosófico)


¿De qué depende que uno tenga un día bueno o un día aciago? El ser humano siempre es el mismo y debería responder de la misma manera un día que el siguiente. Si dependiera de él, habría que concluir que no es el mismo siempre, que las circunstancias han cambiado y que los entornos son diferentes, esos contornos en los que él tiene que responder a las situaciones que se le van presentando. O tal vez resulte cierto que en realidad no sea él, que ya sea otro distinto, que cada instante sea único porque la persona ha cambiado elementos suficientes en su ser y en su conciencia como para responder de manera distinta. Y, si no fuera el mismo, no se le podría exigir que mantuviera la conciencia de la continuidad en sí mismo. Terreno peligroso este porque nos estaríamos adentrando en la identidad del ser y el mantenimiento de esa identidad, en la continuidad de los elementos necesarios para seguir considerando en la conciencia al ser un mismo ser. ¿Cuál y cuánta es la parte que se puede entender que se modifica sin perder esos elementos esenciales de la identidad? Porque yo no soy el mismo que aquel niño que corría por las estrechas calles de mi pueblo rodando el aro o encima de los zancos, o aquel joven que veía y constataba los estertores del franquismo, o el joven profesor que se comía el mundo y que lo soñaba transformado, ni siquiera el caminante tranquilo y satisfecho que esta mañana hollaba los caminos de las laderas de estas sierras frías y otoñales. Y, sin embargo, me sigo reconociendo el mismo, con el mismo nombre y con los mismos apellidos, sigo teniendo la conciencia de que soy el mismo; mis seres queridos me siguen respondiendo de la misma manera y hasta mantengo el mismo nombre ante los demás.
¿Y si el asunto dependiera de lo externo, de lo que rodea al ser? Entonces el día aciago o el día bueno hundiría sus causas en el contexto, tan diverso, tan extenso, tan incontrolado e incontrolable, tan poderoso, tan indiferente ante mis deseos y mis gustos… A veces las realidades exteriores parecen presentarse idénticas a las de otras ocasiones y, a pesar de todo, los resultados de mis actuaciones y de mis interferencias con ellas son totalmente distintos; eso me deja perplejo y sin saber dar respuesta a esta dualidad en la que yo y todos los demás nos movemos.
Tal vez no somos conscientes de que, acaso, esa separación entre la persona y los contextos realmente no existe y es el intercambio constante entre ambos lo que va configurando al ser humano y a los otros contextos, ese espacio indeterminado pero común que compartimos todos y que no solo nos roza sino que nos penetra y nos obliga a la reacción, no solo física sino también fisiológica y mental. Puede que en ese conglomerado no hagamos otra cosa que moldearnos y cambiar los combinados químicos, los enlaces intrincados que nos componen y nos sostienen, y con cada reacción nos mostramos con otra cara un poco distinta a la anterior.
O tal vez sea algo más complejo, eso que llamamos vida, que nos ocupa y que nos envuelve, que nos empuja y que nos conduce sin que sepamos muy bien ni cuáles son las causas ni cuáles las reacciones. Por eso andamos tan confusos y nos extrañamos ante lo que entendemos como un día con suerte o un día desafortunado.
¿Cómo habrá sido hoy mi día?, ¿hacia qué extremo apunta y apuntará en las horas que aún le quedan? Repaso y no me quejo.

En todo caso, como apuntó Paulo Coelho, “la vida siempre espera situaciones críticas para mostrar su lado brillante”. No he tenido situaciones críticas ni las espero. Prefiero hoy también alguna arista de la vida menos llamativa y espectacular. Mañana será otro día.

1 comentario:

mojadopapel dijo...

Antonio... pienso que siempre somos los mismos desde que nacemos, y vamos evolucionando, siempre, desde nuestra propia identidad que la va conformando la experiencia vital y como reaccionamos emocionalmente ante ella,cada día es distinto aunque parezcan iguales porque aparte de un ente espiritual somos un ente químico con diversas reacciones y no siempre iguales... esa maravillosa diversidad es la persona, cada uno de nosotros, variable y único al mismo tiempo.
Ohú!... qué filosófica me he puesto.Buen día.