(Se cumplen diez años del hundimiento del Prestige y Madrid está inundada de basura,
sobre todo en los corazones de muchos dirigentes sociales y políticos)
ES TIEMPO DE MAREAS
Es tiempo de marea en las
ciudades
y tiempo de basuras en las
calles:
excrecencias del mal que nos habita
y que vive en las mentes y en las
leyes.
El mar guarda en su seno la ponzoña
que enterramos huyendo de las
olas,
pero a veces se enfada y nos
recuerda
la mierda en el vaivén de las
mareas:
rugen las aguas, se alborota el
viento
y nadie duerme a gusto por las
playas.
En las ciudades sube la marea
y se viste de blanco muchas
tardes,
otras cambia de traje y se
convierte en verde,
o se cubre de rojo reluciente.
A veces se confunden todas ellas
y forman oleaje y mar de fondo,
caminan hacia el mar de la
conciencia
de tantos capitanes y almirantes
que dicen gobernar mejor los
barcos
en tiempos de zozobra y de
tormenta.
Las olas han traído hasta las
calles
-playas de toda España-
la pobreza, la mierda, la
injusticia,
el negro chapapote
y el olor a podrido en todas
partes.
Hay playas exquisitas, sin
embargo,
y setos replantados en
urbanizaciones
que impiden que el olor y las
mareas
depositen los restos en su
orilla.
Pero hay mareas altas que
devuelven
el recuerdo escondido a la
memoria
y de nuevo vomitan
en las calles y playas las
basuras,
como voz y redoble de conciencia.
Entonces el olor se torna enfado,
enojo, rebelión, cólera, grito.
Pleamar, bajamar, esa basura
que inunda el corazón en cada
esquina.
1 comentario:
Con todo respeto ÇD. Antonio, ¿y que haría usted para solucionarlo?
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