TENGO UN VIEJO CARNET
Tengo un viejo carnet de extranjería
que está lleno de manchas y de arrugas.
Me lo dieron en blanco un día de agosto,
mediado el siglo veinte. Permitía
la entrada a territorios en que el hombre
podría dejar la seña de sus huellas.
Nacer siempre es llegar a la frontera
de un país extranjero. En él se vive
la historia en que se tejen los momentos
que dicen ser del tiempo y del espacio.
¿Será morir también la última arruga
de ese viejo carnet en que se ha escrito
la fecha de regreso al territorio
de la noche, del frío y del olvido?
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