jueves, 9 de septiembre de 2021

EN UNA CLARA Y DULCE SINETESIA

 


EN UNA CLARA Y DULCE SINESTESIA

He salido a gozar de la mañana

y el campo es una hermosa sinestesia.

Mis pisadas profanan el silencio

de la noche callada. Nada suena

y estoy viendo llegar el horizonte,

que trae luz mensajera hasta mis ojos.

Poco a poco, extasiado ante el misterio,

el día se pone en pie, se reconoce

y se rinde a la fiesta cotidiana.

 

Aquí las sensaciones se confunden,

ebrias, en una mezcla, que supone

la descomposición del silogismo:

el viento huele a verde, los castaños

componen una alegre sinfonía,

la luz canta la fábula del agua

y ha convertido todo en transparencia…

El agua huele a musgo…

El silencio se escucha…

Todo el bosque respira…

 

Supliqué humildemente a un dios desconocido

ser también uno más, ser parte activa

de la canción global que se cantaba.

Me perdí y me encontré, fui convocado

a una fiesta en que todo pertenece

a la luz, al olvido, a la pureza.

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