martes, 7 de septiembre de 2021

ENEMIGOS ÍNTIMOS


ENEMIGOS ÍNTIMOS

Si la vida me trata con desprecio,

le cuento los secretos a mi sombra

(no es más que una manera, como tantas,

de tratar de engañar a la tristeza);

ella es mi perro fiel: no me abandona

ni en los días más oscuros del invierno.

Después, cuando el sol se hace más alto,

estrecha su silueta y se declara

la voz de mi conciencia. No consigo

deshacerme de ella a ningún precio,

ni siquiera se queja cuando sigue

debajo de mis pies y yo la piso

sin poder evitarla.

 

Pero he de confesaros un secreto:

me tiene hasta el cogote su presencia.

 

No sé qué podré hacer cuando la muerte

desdibuje la luz y yo me haga

vecino para siempre y sin remedio

del silencio inmortal. Acaso entonces

me convierta yo en voz de su conciencia

y le recuerde, en tono suplicante,

que hasta los más amigos necesitan

su espacio solitario en el silencio

y un poquito de tiempo en que perderse,

sin pelmas que no paran de mostrarle

lo absurda que resulta su presencia.

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