CUTIO / DE CUTIO
Definitivamente,
nos reintegramos todos a lo cotidiano, a la costumbre, a la agradable monotonía
de la costumbre. Los de los estudios, los del ocio, los del trabajo, los
parados… Todos en el ritmo de la
repetición. Podríamos hablar de la normalidad, como costumbre, si no fuera por
esa amenaza maldita e invisible del virus y de nuestro estado especial en la
pandemia.
En
realidad, me sirve esta entradilla de pretexto para bajar al mundo de la
historia en la palabra. La lengua es siempre un buen reflejo de la vida, y
acercarse a sus entrañas no es más ni menos que destripar al cerdo en tiempo de
matanza. Por eso mi afición -nunca callada- del mundo de las expresiones y de
esas palabras que se van quedando en el camino. Como nos vamos quedando todos
en la senda azarosa de la vida. Nacer, crecer, desarrollarse, acaso procrear, y
dar con nuestros huesos en la huesa. La palabra y el ser humano; el ser humano
y la palabra. Dos seres que van de la mano por un camino incierto y sin
retorno.
Pues
vayamos a ello.
Por
los lugares en los que vivo y me voy haciendo viejo y apartándome de la senda
del uso y de las referencias -tal como la palabra-, el término cutio se ha venido usando hasta no hace
muchos años. Creo que ha perdurado más que en otros lugares. Asunto de las
hablas occidentales, siempre un poco más conservadoras. Su significado refiere
algo que se realiza con frecuencia, ‘cotidianamente’, y el origen hay que
buscarlo en la palabra latina quotidie,
que parece incluir la suma de quot y dies, algo así como ‘¿cuántos días?’ o
‘todos los días’. Y de ahí ‘cotidiano’ y toda su familia léxica,
Con
ese sentido se ha usado cutio por
aquí.
De cutio nos envía al verbo ‘cutir’, también
desusado, cuyo significado se concreta en ‘golpear algo con una cosa’. ¿A que
enseguida nos acordamos del verbo ‘percutir’? El léxico es un racimo de uvas
que se enzarza con otro de cerezas y no hay más que dejarse llevar para viajar
por senderos enredados, apasionantes y misteriosos. Así que de cutio vendría a significar ‘golpear’
y, por extensión, ‘realizar un trabajo material con percusión y golpeo’.
¿Se
ha utilizado esta expresión en esta zona occidental? Por supuesto que sí. Pero -y
esto es tal vez lo más curioso- se ha hecho mezclando ambas formas. De tal
manera que lo frecuente era usar la expresión de cutio, pero para significar ‘cotidianamente, de continuo,
diariamente, con frecuencia…’ Y, al menos que yo sepa, no con el significado de
‘realizar un trabajo golpeando’. Tal vez en el uso se encontraron alguna vez
ambas formas, pero no tengo constancia de ello. Más bien sospecho de la
analogía entre de cutio y ‘de
continuo’. Como en casi cualquier familia, podemos hallar algún garbanzo u
oveja negros, que se desdibujan y pierden el pegamento de las reuniones y los
afectos de la tribu; así en las familias léxicas, sobre todo si son próximas y
tienden a la endogamia. Algo de esto parece haber ocurrido entre cutio y de cutio, que se han avenido y han contraído matrimonio. Al menos
en estas tierras occidentales, en las que el leonés y el castellano pasean de
la mano y se prestas mutuos favores.
Así
que vale ya de pretextos y de aclaraciones filológicas, de usos y desusos, de
parentelas y de relaciones consentidas, y volvamos a lo de hoy.
Pues
eso, que de de cutio seguimos andando
mal, aunque los que tienen que ‘cutir’ ya andan en ello cutio, o, como se dice por aquí, de cutio. O sea cotidianamente, con la frecuencia y la monotonía de
las horas y los días, con la repetición y la constancia que nos hace
reconocernos en el camino de la vida. Cosas del mes de setiembre y del otoño
que ya casi nos saluda.
Venga,
a ello. De cutio.
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