viernes, 22 de marzo de 2019

A TIRO LIMPIO



En los sistemas democráticos, los desacuerdos se deberían resolver con la palabra, con la razón y con la suma de las decisiones, tomada con serenidad y con cordura; todo puede ponerse en solfa, hasta los disparates más exagerados. Si la comunidad es adulta mentalmente, debería saber discriminar y elegir entre lo que se le propone y dejar con el trasero al aire aquello que se aleja de la razón, del sentido común y de la buena voluntad.
Los períodos electorales propician tal vez las mejores ocasiones para sacar al ágora las ideas más consistentes y las más peregrinas. Hay de todo y no todo es trigo limpio. Lo que apunta a la descalificación personal de los contrarios debería llenar los cubos de basura y ser retirado al menos un par de veces cada día, porque apesta. La selección se debería hacer de las ideas que se proponen. Algunas son peregrinas, otras peligrosas y otras más parecen sacadas del rincón de los horrores.
Hay un partido que propone la posibilidad de permitir la posesión de armas a particulares para defensa personal. Se conoce que han visto muchas películas de Origud y quieren imitarlas. Casi al mismo tiempo, me entero de que la policía ha detenido en la comarca de Béjar, que es donde vivo, a un individuo de unos cuarenta años con un arsenal de este tipo de artefactos.
Este colega debe responder ante la justicia por sus hechos, el partido citado no debería recibir ni los votos de sus candidatos.
¿Pero cómo se puede ser tan burro, tan asno, tan borrico, tan jumento, tan pollino, tan garañón, tan onagro, tan necio, tan torpe, tan ignorante, tan adoquín, tan tonto, tan imbécil, tan idiota, tan zote, tan zopenco, tan zoquete, tan zafio, tan ordinario, tan incivil, tan grosero, tan matón, tan pendenciero, tan provocador, tan…?
Seguramente estamos hablando de personas cuyo bagaje intelectual incluya muy pocas razones y sí mucha bravuconería, escasa confianza en el pensamiento y total credulidad en el palo y tente tieso, recelo ante los demás y ataque de chulería de sí misma.
La frase latina si vis pacem, para bellum los ha anclado en la realidad de hace más de dos mil años. ¿Resulta tan difícil entender que, en comunidades avanzadas, el uso de la fuerza solo se le puede conceder al Estado, y con una vigilancia continua para que no se exceda en su uso? ¿Por qué ven fantasmas por todas partes? ¿Creen que están en el Oeste? ¿Acaso piensan que solo existe una moral, que, por supuesto, es la suya, y que quien de salga de ella merece condena a garrote vil? ¿Esta gente sonríe alguna vez? ¿Ha repasado siquiera un índice del libro de la Historia?
Miedo da pensar qué hay detrás de la cabeza del colega que almacenaba armas (vete a saber para qué) y mucho más de una organización política que aspira a repartir en lugar de ideas y sonrisas, balas y garrotes. Qué nivel.
Pues por ahí andan, por la calle y a plena luz del día. Tal vez hasta me cruzo con ellos por las aceras y parques. Ufffffffffffffffff

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