lunes, 15 de diciembre de 2014

A PROPÓSITO DE UN "SABINAZO"


Cuentan los medios que, hace un par de días, el cantautor Joaquín Sabina terminó un concierto antes de lo esperado, anunciando a los espectadores que se encontraba mal y que no podía continuar. Ha faltado tiempo para que los medios de comunicación de derechas se cebaran y se aplicaran en poner toda clase de negros calificativos encima del cantante, como si el hombre hubiera desatado el diluvio universal. Los artículos han servido de cebo para que los comentarios de esa masa anónima que pulula por las redes se haya dejado ir toda la bilis que acumula en sus cuerpos: drogas y más drogas, insultos y más insultos, inquina y más inquina, odio y más odio… en expresiones deslavazadas e inconexas.
El ejemplo vale por notorio y por simbólico en un personaje público y creador, firmante de una banda sonora que abarca generaciones enteras y que pega patadas en las conciencias para que no se olviden de la existencia de personas marginadas y marginales, ni tampoco del valor incalculable de la sensibilidad y de las imágenes que descubre en todas y cada una de sus canciones.
Pero lo peor es que el esquema se repite a diario y en todos los niveles. Y, cuando un hecho se convierte en costumbre, termina por crear un ambiente que resulta fétido e invivible y que dificulta, hasta anularla, cualquier posibilidad de comunicación y de entendimiento.
Yo mismo me siento concernido en algún caso personal, que no tiene, ni mucho menos, el alcance del ejemplo anterior pero que responde al mismo esquema. En mi reflexión anterior me quejaba, en un párrafo, de que asistía poca gente a coloquios que tenían que ver con la creación literaria en Béjar. Faltó tiempo para que alguien respondiera lo siguiente: “Si quires que vayan a tus coloquios deberías ir tú a los que organizan los demás, no?. Qué criticamos mucho pero no predicamos con el ejemplo!.” Y el anónimo comunicante se quedó tan pancho. Veamos.
.- Se advierte la presencia de cinco errores ortográficos en estas pocas palabras. Los reproduciré subrayados y en negrita: Si quieres que vayan a tus coloquios, deberías ir tú a los que organizan los demás, ¿no?- Que criticamos mucho pero no predicamos con el ejemplo!.
Parece evidente que este nivel, en el que se pude perdonar una errata a cualquiera, no alcanza ni el muy deficiente.
.- Esconder la firma no invalida la verdad o la falsedad de lo que se escribe pero sí descubre la inseguridad y hasta la cobardía del que se oculta y no reconoce ni siquiera su identidad y su nombre. ¿Cómo se puede dialogar e intercambiar opiniones con estas desconfianzas? Señoras, señores, jóvenes, ancianos, mediopensionistas o seres de cualquier condición, identifíquense, den la cara y, desde esa imagen real, podremos dialogar con serenidad. Desde el anonimato o la cobardía solo se pueden hacer conjeturas y plasmar exageraciones.
.- Los coloquios, por definición, son plurales pues se trata de cum loquor, o sea, de hablar todos y de intercambiar impresiones. ¿Cómo van a ser míos? Si algo defiendo es la participación y no el lucimiento personal.
.- El anónimo aprendiz (o aprendiza), a tenor de este esbozo de opinión, se mueve en un plano demasiado pobre y grueso. Defender que a las actividades culturales hay que asistir por amistad y no por curiosidad o por el valor del asunto que se va a desarrollar es rebajar el valor de la cultura hasta niveles de miseria y de encefalograma plano. Así andamos, claro. Bejarauismo puro y del peor.
.- Y una última consideración -para no ahondar más en algo que solo tendría que tener el valor de un ejemplo-: asisto a muchos más actos de los llamados culturales que la media de habitantes entre los que me muevo, y aseguro que de muchos de ellos salgo bastante decepcionado.
¿Por qué este nivel de ensañamiento, de salidas de tono que no vienen a cuento, de falta de atención en las lecturas, de pillar el rábano por las hojas sabiendo que así no se puede arrancar, de invocar la libertad de expresión para decir tonterías sin tino y para el desahogo más instintivo que no entiende ni argumenta nada?
Durante los inviernos secos, las ciudades se cubren de una nube oscura, cargada de polución y de elementos que apenas te dejan respirar aire puro. Hay contaminaciones de todo tipo, no solo atmosférica. Algunas son incluso más perjudiciales para la salud que esta. Y crean una atmósfera que no la lava ni un período de lluvias muy extenso.

Hay que invertir en educación. Más que nunca. Ah, y seguir escuchando a Sabina. Y conocer y comentar la literatura que tiene que ver con Béjar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Cómo se puede dialogar e intercambiar opiniones con estas desconfianzas?.
En todo un profesor de Lengua y Literatura omitir signos de interrogación ¿cómo se considera, muy deficiente también?. Me puesto a que cojo más textos de las entradas de este blog y me hago un libro con sus erratas. No pienso hacerlo. Usted solo se retrata con esto de ir corrigiendo a los demás.
Lo del anonimato de los comentarios en internet es un tema tan manido que ni se lo discuto.
Yo no he defendido en el comentario que a las actividades culturales que se organizan en Béjar haya que asistir por amistad, esta bobada de argumento se la ha sacado usted solito de la chistera. Pero, ya que hace estas consideraciones de la curiosidad o el valor del asunto, dadas sus ausencias en muchas de las actividades culturales que se organizan en Béjar (de las que doy fe), ¿qué debo yo -sujeto de encefalograma plano- de considerar? ¿qué le importan un pimiento?. Pues lo mismo su coloquio del mecenazgo literario le importa un pito a los demás, incluso a los “que andan en bibliotecas, entre legajos u otros documentos”. Y no por ello estos a los que usted considera iletrados de nivel cultural miserable dejan de interesarse por la literatura bejarana.
Usted y sus dardos don Antonio, tan contaminados de nubarrones negros como sus estúpidas y cursis atmosferas limpias de aire puro que tan bien le lavan su perjudicado espíritu de tanto paisano iletrado. Siento su decepción continua.
En fin, acabo, que tampoco me siento a la altura de enfrentarme con los dioses.