UNA RONDA A DESHORAS Y A DESTIEMPO
¿Y si un cántaro se diera a la
bebida
después de contemplar que tanto
líquido
no debería guardarse solamente
para otros labios y para otras bocas?
¿Cuál sería su actitud robando
sorbos,
dejándose llenar cada mañana
para sentir nostalgia cada noche?
Un porrón, un botijo, una botella
se juegan su pudor entre los
labios,
que se llevan aprisa mar adentro
lo que alcanzó reposo en todos
ellos.
Me detengo en la imagen de un
botijo,
manando sobre un rostro. ¿Qué
contempla
sin que acaso le pueda la
añoranza
de vivir entre malas compañías?
El cántaro será un alma de
cántaro
viendo cómo se queda en el vacío;
la bota pertinaz reirá en lo
alto,
sin ganas de bajar a ras de
tierra
por no desmerecer en el
concierto.
Y yo mirando aquí tal
desconcierto,
sin saber si beber por un botijo,
si por cántaro, bota o simple
vaso
que me sacie la sed y me bendiga
como buen recipiente y buen beodo.
N.B. No creo que este sea el
mejor medio para comunicarlo, pero, como varios me han preguntado por los
lugares en que se puede comprar mi libro Al paso de los días, responderé un
par de veces aquí. Está disponible en Salamanca,
librería Víctor Jara. Y en Béjar, librería Malú.
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