EL MUNDO EN SERVILLETAS DE PAPEL
(DE USO MÚLTIPLE)
A la hora fijada previamente
se anunciaba en la calle a los
transeúntes
y pedía cualquier tipo de limosna
con la que socorrer a unas
familias
que habitaban muy cerca de su
casa.
Con lo poco que hubiera
conseguido,
regresaba pensando si era el
mundo
más justo o más injusto que al
comienzo
de hacer sus peticiones en la
calle.
Pensaba que el esquema de
injusticia
iba a seguir lo mismo que un rato
antes,
que esta no era la forma
conveniente
para cambiar del mundo los abusos.
Pero, al llegar al barrio, su
mirada
se paraba en la gente que esa
noche
iba a comer caliente. Su
conciencia
ponía a remover su pensamiento
y en él trababan lucha los
conceptos
de justicia y de blanda caridad.
Resolvía casi siempre que es la
misma
justicia en ambos casos y no es
serio
hablar de caridad en ningún modo.
Después pensó en el mundo y, en
silencio,
volvió sobre sí mismo y cada día
salía a pisar la calle y a
ofrecerse
a cualquier inmediata petición.
Allí sigue olvidando y olvidado
de todas las teorías económicas
que dibujan un mundo inmejorable
en simples servilletas de papel.
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