POR SI SIRVE DE ALGO
Casi como dando palos de
ciego y siempre por si sirve de algo, vuelvo a los estoicos. Lo hago
prestándoles la voz, porque ellos meditaron antes y lo hacen mejor que yo.
Recupero palabras de Marco Aurelio (hoy he pasado algunas horas leyéndole),
aquel emperador romano del s II d. C. que, lejos de Roma y en situación vital
de madurez, dejó escritas sus Meditaciones
con una sinceridad y una humildad más propias de cualquier otra persona que de
todo un emperador romano.
Son muchísimas las ideas
que va desgranando en forma de pequeños textos, que terminan por ser casi
máximas o píldoras filosóficas y componen todo un esquema de pensamiento: La inteligencia
como guía interior, la interrelación de toda la materia universal, el cambio
continuo de la misma, la intuición de un regidor para ese todo, el presente
como momento que ocupa todo, la armonía de la comunidad universal, la
composición del ser humano en tres partes: cuerpo (fisis), espíritu vital (psique)
y espíritu racional (nous)…
Todo viene a
concluir en la certeza de que hay elementos (no pocos: la integridad, la gravedad,
la resistencia al esfuerzo, el desprecio a los placeres, la resignación ante el
destino, la necesidad de pocas cosas, la benevolencia, la sencillez, la austeridad,
la magnanimidad -Lib. V, 5- ) que nos conciernen y, por ello, podemos
influir en ellos; pero hay otros muchos en los que no podemos incidir y, por
consiguiente, nada conseguimos con angustiarnos ante su presencia.
Estas son sus
palabras en la última parte del Libro IX:
28. Éstas son las rotaciones del mundo, de
arriba abajo, de siglo en siglo. Y, o bien la inteligencia del conjunto
universal impulsa a cada uno, hecho que, si se da, debes acoger en su impulso;
o bien de una sola vez dio el impulso, y lo restante se sigue, por
consecuencia… Pues, en cierto modo, son átomos o cosas indivisibles. Y, en
suma, si hay Dios, todo va bien; si todo discurre por azar, no te dejes llevar
también tú al azar. Pronto nos cubrirá a todos nosotros la tierra, luego también
ella se transformará y aquellas cosas se transformarán hasta el infinito y así
sucesivamente. Con que, si se toma en consideración el oleaje de las
transformaciones y alteraciones y su rapidez, se menospreciará todo lo mortal.
29. La causa del conjunto universal es un
torrente impetuoso. Todo lo arrastra. ¡Cuán vulgares son esos hombrecillos que
se dedican a los asuntos ciudadanos y, en su opinión, a la manera de filósofos!
Llenos están de mocos. ¿Y entonces qué, buen amigo? Haz lo que ahora reclama la
naturaleza. Emprende tu cometido, si se te permite, y no repares en si alguien
lo sabrá. No tengas esperanza en la constitución de Platón; antes bien,
confórmate, si progresas en el mínimo detalle, y piensa que este resultado no
es una insignificancia. Porque, ¿quién cambiará sus convicciones? Y excluyendo
el cambio de convicciones, ¿qué otra cosa existe sino esclavitud de gente que
gime y que finge obedecer? Ve ahora y cítame a Alejandro, Filipo y Demetrio
Falereo. Yo les seguiré si han comprendido cuál era el deseo de la naturaleza
común y se han educado ellos mismos. Pero si representaron tragedias, nadie me
ha condenado a imitarles. Sencilla y respetable es la misión de la filosofía.
No me induzcas a la vanidad.
30. Contempla desde arriba innumerables
rebaños, infinidad de ritos y todo tipo de travesía marítima en medio de
tempestades y bonanza, diversidad de seres que nacen, conviven y se van.
Reflexiona también sobre la vida por otros vivida tiempo ha, sobre la que
vivirán con posterioridad a ti y sobre la que actualmente viven en los pueblos
extranjeros; y cuántos hombres ni siquiera conocen tu nombre y cuántos lo
olvidarán rapidísimamente y cuántos, que tal vez ahora te elogian, muy pronto
te vituperarán; y cómo ni el recuerdo ni la fama, ni, en suma, ninguna otra
cosa merece ser mencionada.
31.
Imperturbabilidad con respecto a lo que acontece como resultado de una causa
exterior y justicia en las cosas que se producen por una causa que de ti
proviene. Es decir, instintos y acciones que desembocan en el mismo objetivo:
obrar de acuerdo con el bien común, en la convicción de que esta tarea es
acorde con tu naturaleza.
32. Puedes acabar con muchas cosas
superfluas, que se encuentran todas ellas en tu imaginación. Y conseguirás
desde este momento un inmenso y amplio campo para ti, abarcando con el
pensamiento todo el mundo, reflexionando sobre el tiempo infinito y pensando en
la rápida transformación de cada cosa en particular, cuán breve es el tiempo
que separa el nacimiento de la disolución, cuán inmenso el período anterior al
nacimiento y cuán ilimitado igualmente el período que seguirá a la disolución.
Han pasado 18
siglos, nada menos, y todo es discutible; pero ahí están. Por si nos ayudan en
algo.
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