IZQUIERDAS
Y NACIONALISMOS
Pues que, algo asustado y
empapado por la tormenta que deja el virus dichoso, sigo en mi rutina de
terraza y me engolfo en la lectura de un libro que recoge diversas ponencias de
especialistas en la materia. El título y la materia rezan así: Izquierdas
y nacionalismo en la España contemporánea. La solvencia de los autores,
la importancia del tema y su actualidad tan rabiosa me empujan a no mover los
ojos de sus páginas. Es, por otra parte, un asunto que me ocupa demasiadas
veces y ante el que me siento impotente por no saber aportar nada ni poder
hacer nada ante los acontecimientos que han llenado casi toda mi vida. Los más
llamativos, los de ETA y Cataluña, aunque no los únicos.
Sigo declarando mis
limitaciones ante tan ingente problema, que ocupa variables históricas,
sociales, religiosas, ideológicas y de todo tipo. Pero, como intento siempre,
reivindico mi derecho al sentido común, a mi voluntad y al poso que en mis años
puedan haber dejado las consideraciones y lecturas de los muchos libros que he leído.
Y repetiré de nuevo que
el asunto territorial es previo a cualquiera otra cuestión (cuestión, por si
acaso, significa pregunta). Es por esto por lo que primero hay que preguntarse.
Antes de tratar de imaginar e implantar cualquier cosmovisión y cualquier
ideología y concepción de las reglas de convivencia.
Las ponencias y sus
textos son el resultado de un seminario convocado por la Fundación Pablo
Iglesias. Podría pensarse en el peligro de un sesgo ideológico menos racional y
más partidista. No lo veo en sus páginas. Se analizan en ellas las raíces
históricas que pueden haber dado lugar a los nacionalismos en España y se
detienen más en las posiciones de las izquierdas ante ellos en el último siglo,
sobre todo desde la Segunda República. Y no hay demasiada compasión para con
las posturas del PSOE. Sobre todo, por los bandazos que en sus propuestas de
organización del Estado se han ido dando según los momentos y las
circunstancias de los mismos. Así, no era la misma la situación durante la
guerra incivil que en la posguerra o en los años de la transición o el período
democrático.
Son las palabras
literales de las resoluciones de los congresos del PSOE las que mejor muestran
esta diversidad. Ahí van ejemplos:
1: IX Congreso, Toulouse,
1964. Resolución: El PSOE propone una “Confederación republicana de
nacionalidades ibéricas”.
2: Undécimo Congreso,
1970: “El PSOE defenderá la modificación estructural político administrativa de
España, que deberá realizarse de acuerdo con las necesidades geopolíticas del
país, y no por la actual y artificiosa división en provincias, respetando la
unidad española, pero reconociendo la diversidad de los pueblos que la
integran, en una conjunción de intereses sociales que supriman el centralismo
administrativo y eviten el resentimiento negativo del separatismo”. Anda,
interpreta y no mueras en el intento.
3: 1976: “El partido
socialista propugnará el ejercicio libre del derecho a la autodeterminación por
la totalidad de las nacionalidades y regionalidades que compondrán en pie de
igualdad el Estado federal que preconizamos”. Otro tanto de lo mismo.
Son solo tres ejemplos.
Desde esta fecha, todo se ha ido modulando mucho más en todo el período
democrático y cada uno lo puede seguir casi desde su experiencia vital. Incluso
las últimas tensiones dentro de las propias filas socialistas, en las cuales se
mezclan visiones más y menos centralistas y federalistas (ya, desde luego, nada
confederales).
Creo que se puede
afirmar, con Sebastián Balfour, que “la mayoría de estas izquierdas han tenido
una relación un tanto contradictoria con los conceptos de nación, identidad y
Estado, dando lugar a cambios profundos en sus formulaciones. Esta pluralidad
de planteamientos tiene sus raíces en la relación dialéctica entre socialismo y
nacionalismo, y las contradicciones que entre ellos (los conceptos) han surgido
a lo largo de la historia del socialismo”.
Átenme esta mosca por el
rabo: socialismo e izquierda. Aceite y agua, noche y día, arriba y abajo, cerca
y lejos, razón y pasión, realidad y mito, justicia social y mitología… El
abecedario. Barrio Sésamo.
Pues ahí seguimos, sin
saber cómo conciliar ni contener ese virus que nos tiene asolados desde hace
tantos años. De hecho, cuando despertemos, el coronavirus se habrá ido
(esperemos) y la contradicción izquierda nacionalismo seguirá ahí.
Ah, y estas palabras las
escribo del PSOE, el partido que navega menos mal por este mar proceloso y
lleno de tormentas.
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