CONFORME A LA NATURALEZA
En el Libro I de sus Meditaciones, recoge el emperador Marco
Aurelio una lista de agradecimientos a todos aquellos que han dejado huella en
su carácter y en su manera de ser. Sin todos esos elementos que van
configurando una educación, no se entiende la manera de comportarse que cada
uno tiene en la vida. Después, cuando la edad y la experiencia lo permiten, es
el individuo el que, con su esfuerzo y sus reflexiones, va creando una escala
de valores desde la que orienta sus actuaciones y su manera de comportarse
consigo mismo y con los demás.
Hace tan solo unos días
comentaba de pasada a unos amigos que los gustos también se educan. Lo hacía
pensando en la lectura, pero se puede aplicar a cualquier aspecto de nuestra
actividad vital. Tal vez detrás de una costumbre que, en una determinada
persona, parece que no supone esfuerzo, haya un recorrido de constancia y de
convencimiento que conducen a un momento en el que efectivamente parece que no
cuesta nada su práctica.
El comportamiento de
Marco Aurelio obedecía exactamente tanto a las huellas que en él habían dejado
sus próximos como a su ejercicio en la virtud.
Quiero destacar una de
esas enseñanzas y agradecimientos. Dice M. Aurelio: “De Sexto (filósofo estoico e instructor del mismo) aprendí la benevolencia, el proyecto de vivir conforme
a la naturaleza; la dignidad sin afectación; el atender a los amigos con
solicitud; la tolerancia con los ignorantes y con los que opinan sin
reflexionar; la armonía con todos; la capacidad de descubrir con método inductivo
y ordenado los principios necesarios para la vida; el ser menos afectado por
las pasiones y a la vez el que ama más entrañablemente a los hombres; el elogio
sin estridencias; el saber polifacético, sin alardes”. Lib. I, 9
Todo un proyecto de vida.
Para darle la importancia que merece, ya destaco en negrita el ajuste de la
vida con la naturaleza.
Estamos pasando unos días
en los que la naturaleza nos queda un poco a tras mano. Pero no del todo. Algunos
tan solo pueden intuirla; otros la podemos contemplar desde casa, sin tocarla; algún
privilegiado podrá tener alguna parcela para él solo. Sea cual sea nuestra
relación con ella, será bueno que la llamemos a diálogo y que analicemos el uso
que le estamos dando y la falta de integración que con ella tenemos.
La naturaleza posee sus
propias leyes. Y las va a seguir queramos o no, nos alejemos o nos acerquemos a
ella. No vamos a escapar de sus inapelables decisiones. Y no lo podremos hacer
porque somos parte de esa naturaleza, una pequeña porción de ese todo que flota
en el espacio.
El desarrollo de esa
adecuación posee muchísimas variables y niveles, pero el principio sigue ahí
después de cualquier sueño: concentraciones en megalópolis, extensiones
vaciadas, superexplotación, consumo, residuos, ritmos de vida… Escala de
valores, en suma. Y todo ello en cualquier nivel, en el de la comunidad y en el
personal, también y sobre todo.
¿Nos estamos fijando en
la respuesta inmediata de la naturaleza en tan solo unos días sin maltratarla? Polución,
extensión de animales, ruidos y silencios, consumos… ¿Qué pensarán los pájaros
y los animales del bosque al verse solos? Pero si hasta el sol parece que está
asustado.
Cada cual extraiga sus
propias conclusiones.
Día 15 de confinamiento. Vale.
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