martes, 17 de marzo de 2020

PARA DÍAS DE DUDAS


 PARA DÍAS DE DUDAS
Es tiempo de compartir ideas y maneras de dar esquinazo a la monotonía y a la mosca que anda detrás de la oreja, sin dejarnos tranquilos en ningún momento. Los medios ya se encargan de tenernos al día y al minuto de todo lo que va ocurriendo, en una mezcla extraña de servicio social y de atosigamiento que no tiene un fácil término medio, pues en esto también todo exceso es poco bueno.
Andamos todos procurando ofrecer lo poco que tenemos y el consuelo que se nos ocurre por si los demás pueden sumarse a ello y aliviarse un poco en esa especie de vacío en el que nos vemos todos. Cada uno según es nuestro talento, como decía la canción: “el lo que tiene importancia y yo todo lo importante”.
Uno no sabe qué hacer para al menos no estorbar y para echar una mano, emocional al menos, a los que saben que existimos.
Sobre los elementos de higiene, sin duda los más importantes en estos momentos, parece todo claro: distancia, limpieza y respeto.
Pero hay muchos más ámbitos en los que nos movemos a lo largo del día. Casi todos tienen que ver con los más próximos, en los espacios que tenemos que compartir y explorar serenamente, y en aquellos otros que tenemos que seguir reservándonos para nosotros mismos. Yo no tengo imaginación para proponer juegos comunes ni de manipulación de elementos físicos: soy así de simple y de manazas. Pero me atrevo a proponer algo distinto.
Tal vez pensar no es malo. Dedicar un ratillo a abrir las puertas a la mente y a la imaginación no es de lo peor. Sin dejar que el ambiente nos domine y nos anule, que valemos mucho más que todo eso, pero tratando de poner en orden la escala de valores que rige nuestra vida. Tal vez nos servirá para encoger un poco el pecho y para levantar con calma la cabeza.
Quiero añadir aquí a cualquier manual de autoayuda el valor que aportan las páginas de los pensadores estoicos, aquellos filósofos griegos y romanos que supieron enfrentase a la vida, incluso en sus peores momentos, con la serenidad de quien sabe que podemos actuar ante muchas situaciones, pero que hay otras que nos exceden y que suceden sin importar cuál sea nuestra situación anímica. Ante todos estos últimos, el sosiego, la serenidad y la aceptación resultan remedios muy eficaces. Esta es la base de todo su pensamiento. Parecen negativos y tristones, pero no os lo creáis porque aportan un grado de serenidad extraordinario. Y siempre desde la razón y desde la contemplación de la propia naturaleza, lejos de asociaciones milagreras y sobrehumanas.
Zenón, Séneca, Marco Aurelio, Cicerón, Epicteto, Crisipo…, incluso Nietzsche. Si tenéis oportunidad (hoy es muy sencillo abriendo internet), expurgad alguna página y leedla con tranquilidad, saboreadla, rumiadla y asimiladla. Luego, vosotros mismos decidiréis.
Se diría que, con la que está cayendo, vengo yo aquí ahora con proposiciones casi deshonestas. Como para mandarme lejos y poner cara de enfado. Tal vez. Por si esto fuera verdad, ya me falta tiempo para pedir perdón. Pero creo que tengo algo de razón y, y por eso, ahí lo dejo, por si sirve de algo.
Cualquier terapia es buena, no solo la risa. Si se quiere ese camino, bienvenido sea; pero hay muchos más y están al alcance de nuestra mano. Ánimo.

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