sábado, 28 de marzo de 2020

JURAMENTO HIPOCRÁTICO



JURAMENTO HIPOCRÁTICO
Repaso con calma el Juramento Hipocrático y trato de imaginar el estado de ánimo de tantos médicos, enfermeros, auxiliares, limpiadores, conductores de ambulancias, y tantísimos otros profesionales distintos a los sanitarios que, en estos días aciagos, cuidan de nosotros. Son gente con familia, con maridos, esposas, padres, abuelos, hijos, nietos; se despiden cuando empiezan cada turno con un deseo no disimulado de volver cuanto antes a su hogar para estar con los suyos y tal vez con una concentrada mirada de cariño a todos los que dejan en casa, por si acaso. No solo lo hacen los médicos. Son miles y miles los que lo realizan, y de profesiones muy diversas. Nadie debería quedar en el olvido, todos merecen el reconocimiento y el aplauso. Si aquí se señala a los sanitarios es porque suponen la primera línea de fuego en esta guerra invisible que nos asola. Porque, como escribía Celaya, cada uno es un obrero, que trabaja con otros a España en sus aceros.
Este es el Juramento Hipocrático­:
En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad.
Conservaré a mis maestros el respeto y el reconocimiento a que son acreedores.
Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad.
La salud y la vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones.
Respetaré el secreto de quien haya confiado en mí.
Mantendré, en todas las medidas de mi medio, el honor y las nobles tradiciones de la profesionalidad médica.
Mis colegas serán mis hermanos.
No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, de nacionalidad, de raza, partido o clase.
Tendré absoluto respeto por la vida humana, desde su concepción.
Aun bajo amenazas no admitiré utilizar mis conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad.
Hago estas promesas solemnemente, libremente, por mi honor. 
Juramento de Hipócrates. Fórmula de Ginebra. Asociación Médica Mundial: Asamblea 8/11 - IX – 1948
No sé si todos hemos hecho -aunque no haya sido de manera solemne- nuestro juramento particular a la hora de desarrollar nuestra profesión. Tampoco sé si el juramento conlleva el cumplimiento diario del mismo. Pero me reconforta saber que existen unos principios solemnes que buscan el bien común. Sí estoy seguro de que en estos días todos los sanitarios y los de las demás profesiones tienen como fin el bien común, y en ello se están dejando sus mejores esfuerzos. Me emociona y los aplaudo hasta quemarme los dedos. Será, sin duda, un gran ejemplo para el futuro y para la nueva escala de valores que tendremos que construir y defender. Gracias.

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