JURAMENTO
HIPOCRÁTICO
Repaso con calma el
Juramento Hipocrático y trato de imaginar el estado de ánimo de tantos médicos,
enfermeros, auxiliares, limpiadores, conductores de ambulancias, y tantísimos
otros profesionales distintos a los sanitarios que, en estos días aciagos,
cuidan de nosotros. Son gente con familia, con maridos, esposas, padres,
abuelos, hijos, nietos; se despiden cuando empiezan cada turno con un deseo no
disimulado de volver cuanto antes a su hogar para estar con los suyos y tal vez
con una concentrada mirada de cariño a todos los que dejan en casa, por si
acaso. No solo lo hacen los médicos. Son miles y miles los que lo realizan, y
de profesiones muy diversas. Nadie debería quedar en el olvido, todos merecen
el reconocimiento y el aplauso. Si aquí se señala a los sanitarios es porque
suponen la primera línea de fuego en esta guerra invisible que nos asola.
Porque, como escribía Celaya, cada uno es un
obrero, que trabaja con otros a España en sus aceros.
Este es el Juramento Hipocrático:
En
el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica me
comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad.
Conservaré a mis maestros el respeto
y el reconocimiento a que son acreedores.
Desempeñaré
mi arte con conciencia y dignidad.
La
salud y la vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones.
Respetaré
el secreto de quien haya confiado en mí.
Mantendré,
en todas las medidas de mi medio, el honor y las nobles tradiciones de la
profesionalidad médica.
Mis
colegas serán mis hermanos.
No
permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones
de religión, de nacionalidad, de raza, partido o clase.
Tendré
absoluto respeto por la vida humana, desde su concepción.
Aun
bajo amenazas no admitiré utilizar mis conocimientos médicos contra las leyes
de la humanidad.
Hago estas promesas solemnemente,
libremente, por mi honor.
Juramento de Hipócrates. Fórmula de Ginebra.
Asociación Médica Mundial: Asamblea 8/11 - IX – 1948
No sé si todos hemos
hecho -aunque no haya sido de manera solemne- nuestro juramento particular a la
hora de desarrollar nuestra profesión. Tampoco sé si el juramento conlleva el cumplimiento
diario del mismo. Pero me reconforta saber que existen unos principios solemnes
que buscan el bien común. Sí estoy seguro de que en estos días todos los
sanitarios y los de las demás profesiones tienen como fin el bien común, y en
ello se están dejando sus mejores esfuerzos. Me emociona y los aplaudo hasta
quemarme los dedos. Será, sin duda, un gran ejemplo para el futuro y para la
nueva escala de valores que tendremos que construir y defender. Gracias.
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