VARIACIONES
Todos fuimos del tiempo
en el que habita
la luz y el resplandor de la inocencia.
Pienso en mi propia
infancia y me parece
que miro la de todos los
que un día
tan solo fueron niños,
esa etapa
que nadie sabe bien en
qué consiste,
que es láudano, es edén y
no pregunta
por qué ni para qué: es y
eso basta.
El encanto de ser tan
solo aquello
que estaba destinado a
ser nosotros,
sin causas ni tampoco
consecuencias.
Allí las carboneras en el
monte,
los zancos y los aros por
las calles,
las latas con carbón
haciendo ascuas
para entrar al refugio de
la escuela,
los ríos, los ancianos,
los maestros…
Los días en que amábamos
la vida
como un día de fiesta
inagotable.
El tiempo puso coto a
todo aquello
con soles y tormentas que
dejaron
un rastro indefinido de
naufragio
y el trabajo tenaz de la
conciencia.
Ya lo dijo el poeta:
Que
la vida iba en serio
uno
lo empieza a comprender más tarde.
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