…SABIENDO
QUE ME ENGAÑO
Desorientado, confuso,
despistado, confundido, turbado, aturdido…, y con la mosca detrás de la oreja.
No sé cuál de estos
adjetivos le conviene a la situación por la que paso y por la que supongo que
están pasando muchos. Quizás todos y ninguno, qué sé yo.
La realidad se impone por
encima de cualquier consideración personal. La aceptación de la misma no es de
las peores cosas que puedo y que podemos hacer. Serenamente, sin exageraciones
y acaso sin demasiados disimulos.
La serenidad nos tiene
que venir de la certeza de que en nuestras manos está lo que está y solo eso.
Es principio estoico y no es malo recordarlo en estos momentos. Otras fuentes
religiosas nos indican que todo está en manos de algún Hacedor. Cada uno busca
consuelo por donde puede y quiere. Tiene todo el derecho. También para la
búsqueda de este consuelo será bueno no perder la calma ni la perspectiva y la
serenidad. Al fin y al cabo, somos componentes de la naturaleza y a ella hemos
de volver (pulvis eris…). Pero ya me
estoy poniendo demasiado trágico, coño, que de esta hemos de salir, y tal vez
más fuertes.
Pero decía yo que “acaso
sin demasiados disimulos”. Y ahí es donde se me aparecen los adjetivos del
principio y las sensaciones contradictorias que me agitan. Porque no sé muy
bien cuál es la actitud menos mala, si la de seguir la evolución de todo esto,
acompañando emocionalmente a los afectados y a la sociedad entera, en compasión
y en condolencia, o huir anímicamente y evadirse, hasta que pase lo peor, en
otra realidad, no menos real, pero buscada y más personal e idealizada por cada
uno de nosotros.
A ver si un ejemplo real nos
sirve: ¿Qué es mejor, abrir a cada hora los medios de comunicación, seguir el
ritmo macabro de la pandemia y compungirse con todos, o evadirse, abrir la
novela de Valle Inclán Tirano Banderas
y enfrascarse en su lectura, que deja un mundo absolutamente desbordante y
deslumbrante de imaginería verbal y creativa? ¿Significa esto una huida hacia
no se sabe dónde? ¿Es tan solo una forma de defensa personal? ¿Se trata de
abrir un paraguas mientras escampa? ¿Sería mejor entrañarse en algún tratado de
reflexión filosófica? O, por la otra esquina, ¿hasta dónde dar cabida a toda la
riada de ingenios que circulan por las redes, en busca de una sonrisa y de un
pasatiempo liviano? Ufffffffffff
A veces tengo señales de
mala conciencia. Otras veces me aíslo impotente y me encierro en mi
imaginación. No sé cuándo hago bien y cuando menos bien. Creo que una buena señal de supervivencia es
saber engañarse. Eso sí, me gustaría engañarme sabiendo que me engaño.
1 comentario:
El engaño a veces es una defensa, engáñate mucho pero bien.
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