DE
LA MANO DE PESSOA (I)
No sé qué es mejor, si
huir de la realidad o enfrentarse a ella cara a cara. Para dilucidar esto
habría que saber antes qué es eso de la realidad. Dejémoslo estar de momento.
Estoy seguro de que casi
toda la comunidad anda pendiente de la situación sanitaria, económica y social
que se nos ha echado encima de repente. No creo que esté mal que conozcamos los
datos, pero sigo con dudas acerca de si nuestra mente tiene que dedicarse en
exclusiva a deglutirlos y a rumiarlos. Sobre todo, porque no es demasiado lo
que individualmente podemos hacer para remediarlos, salvo, por supuesto,
atender con celo todas las recomendaciones que se nos hacen. El peligro del
desánimo y de la melancolía y hasta de la depresión acechan. En ese caso, el
resultado sería peor. Sin desatender las informaciones, pero sin obsesionarse
con ellas, deberíamos tal vez hacer un poco de caso a los escépticos que
citábamos ayer y a su principio: Todo aquello sobre lo que no podemos
actuar y no depende de nosotros no
debe preocuparnos. No es ningún principio egoísta, sino práctico. Otro
día le opondremos aquello de nihil mihi
alienum puto, pero será otro día,
no hoy.
El caso es que hoy he
huido de la insistencia de los datos y me he refugiado en Pessoa. Fernando
Pessoa es un extraordinario escritor portugués, de una gran hondura poética y
de pensamiento. A mí me gusta mucho y lo tengo como uno de mis referentes. He
releído hoy una obrita suya titulada Erostratus.
En ella, y partiendo de la figura de aquel imbécil que, con tal de adquirir
fama, incendió el templo de Diana en Éfeso (uno de los primeros influencers de
la Historia, aunque no sé si el más tonto, porque menuda competencia la que le
ha salido en nuestros días…). en apenas cien páginas, vierte pensamientos
breves pero muy hondos acerca de la celebridad, tanto ocasional como
permanente, tal vez eso que nosotros llamamos fama, famoseo o ser famoso.
Que nadie se llame a
engaño porque a todos los famosetes del tipo de los de ahora mismo los
desprecia totalmente y nada quiere saber de ellos. Se refiere en sus escritos a
todos los creadores de arte, aunque se fija más en la creación literaria.
Casi cada párrafo sugiere
un montón de opiniones. No siempre estoy de acuerdo con Pessoa, a pesar de mi
gran respeto por su obra. Apunto algunos de sus juicios:
1.- “Hay hombres de
intelecto puro y estos son los filósofos y científicos; hay hombres de puro
sentimiento y son los místicos y los profetas; hay hombres de pura voluntad,
que son los estadistas y guerreros… Hay tres tipos mezclados: hombres de
intelecto y sentimiento y que son los artistas de todo tipo; hombres de
intelecto y voluntad y estos son los más grandes estadistas y constructores de
imperios y naciones; hombres de sentimiento y voluntad que son los fundadores
activos y los difusores de religiones (espirituales o materiales) y los
creyentes en la democracia”.
2.- “La esencia del genio
es la inadaptación al medio”.
3.- “La voluntad y solo
la voluntad nos hace ganar”.
4.- “El genio conlleva adaptación al ambiente
abstracto que se forma por naturaleza general de la humanidad, que es común a
todas las naciones y a todas las épocas; la adecuada recompensa del genio es
por tanto la inmortalidad. Es evidente que el talento implica una adaptación a los elementos esenciales que hacen
de una época o una nación lo que es en un momento determinado; la recompensa
adecuada del talento es por lo tanto lo que hemos dado en llamar fama. Es obvio
que el ingenio supone una inmediata
aplicación al ambiente inmediato”.
5.- “La civilización
moderna se basa, fundamentalmente, en tres principios: la Cultura Griega, el
Orden Romano y la Moral Cristiana”.
6.- “El ingenio se divide en tres tipos: ingenio
propiamente, razonamiento y crítica; el talento
en dos: habilidad constructiva y habilidad filosófica; el genio es solo de un tipo: originalidad. Los tres grados mentales
forman una pirámide”.
Media docena de
afirmaciones que dan para rumiar acerca de este asunto tan actual (y en estos
días tan en contraste con la miseria general), durante todo un día de
reclusión. Y para mucho más.
Mañana las aplicaré a la
creación literaria, de la mano de Pessoa. Ánimo. Ah, y los influencers que se
tapen y se escondan, por favor, que apestan y aquí se habla de otra categoría.
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