miércoles, 19 de marzo de 2025

DOS LOCOS PELIGROSOS ANDAN SUELTOS

 

DOS LOCOS PELIGROSOS ANDAN SUELTOS 

Dos locos peligrosos andan sueltos,

viviendo en la ebriedad de la estulticia.

Se llaman Trump y Putin y acumulan

“el mundo en la oquedad de su cabeza”.

¡Tienen sueños de tinte imperialista

avanzado ya el siglo veintiuno!

¿Cuál es su formación, cuál es su ética?

¿Qué defienden que no sea su locura

para un mundo de guerras y de luchas?

Como niños en patio de colegio

en horas de recreo, hacen juegos

mostrando a los demás su fuerza bruta.

¿Qué conciencia del mundo tienen ambos,

la del hombre cual lobo para el hombre?

¿De qué casa de locos han salido?

¿Sueñan con ser Augustos o Alejandros?

¿Saben qué valor tiene un ser humano?

¿Conocen las ventajas y provechos

que ofrecen para todo ser viviente

la ayuda mutua y el común empeño?

Dicen que se transmiten por teléfono

sus deseos más íntimos y luego

regalan las migajas a los otros,

cual jueces sin posible apelación.

 

El resto de la tribu, que hasta ahora

se ha rendido a los ecos que llegaban

de parte del imperio -papanatas

y faltos de criterio personal,

estúpidos que imitan

cualquier nota o escena en Hollywood-

se resuelve en excesos y aspavientos,

cual si todo esto fuera algún milagro

que jamás nos pudiera suceder.

 

La vieja Europa observa amedrentada,

muere gente en Ucrania y en los campos

de Gaza se consuma un genocidio

(¿habrán alguna vez visto estos sátrapas

a un niño entre los brazos de una madre?),

en el resto del mundo todo pasa

cual si de un día cualquiera se tratara.

 

Hoy no mandan los dioses ni los héroes,

lo hacen los más imbéciles, los que alzan

la voz más que los otros y las bombas

que sirven como escudo del dinero.

 

Malditos para siempre estos dos hombres,

modelos de barbarie y de locura.

 

¡Y yo aquí, en mi sillón, bien calentito,

con cara de asombrado gilipollas!

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