martes, 29 de octubre de 2024

CONTRA ESTO Y CONTRA AQUELLO

 

CONTRA ESTO Y CONTRA AQUELLO

       (Sé que robo las palabras del título a Unamuno, pero las palabras son de todos y existen para ser usadas). 

Hace tan solo unos días que se ha producido la dimisión de Íñigo Errejón, político destacado de la formación SUMAR. Lo ha hecho tras la denuncia, por acoso sexual, de alguna persona. En este país parece que ha estallado la tercera guerra mundial. Me apetece -como siempre en forma casi de guion- dejar apuntadas algunas consideraciones.

1.- La conducta de este político, acerca del cual yo también poseía una buena consideración, es de todo punto reprobable y merece una censura clara. Esto creo que no lo duda nadie, yo tampoco.

2.- Será bueno que actúe la prudencia y que se siga el proceso de acusación, prueba, juicio y sentencia; por más que el reconocimiento y las noticias que se van conociendo no apuntan en muy buen sentido para el acusado.

3.- En general, en la vida, creo que es bueno tender a ser comprensivos y estar dispuestos a perdonar un error, si se pide perdón; cuando se trata de una tendencia, como parece, entonces la disculpa a mí se me hace mucho más difícil, aunque los hechos repetidos sean leves.

4.- Una persona tiene que tender a ser coherente y actuar según sus pensamientos. Incluso se puede pedir algo más a aquellos que han destacado por posturas muy claras acerca de un asunto cualquiera. Él ha sido un representante público y muy destacado de ideas que se contradicen con su actuación.

5.- Tengo la impresión de que, siempre que se trata de asuntos de tipo sexual, nos ponemos estupendos, en un país y en una cultura que tanto ha rondado por el perfil de esta moral. Cinismo se llama eso y bien estaría analizarlo.

6.- Los medios de comunicación se han lanzado en masa a crear patíbulos en los que colgar al reo para el escarnio público. Y ay de aquel que falte a la cita: se le pondrá falta en la lista de inquisidores. Son los mismos medios que, día sí y día también, se lucran con imágenes, espectáculos y manifestaciones que en mucho conducen a crear contextos en los que actúa mucho más el instinto que la razón, y el sexo que otras conductas reflexivas. Esto es cinismo elevado a la enésima potencia.

7.- Esta sociedad hipócrita suele confundir un hecho particular con el valor o la falta de valor de una ideología. Así, a partir de esta conducta, reprobable sin duda, pero particular, profetizan el fin del mundo en la formación de la que el acusado formaba parte y era portavoz. Estos hechos no ayudan en nada a la formación política, pero las ideas que esta defiende siguen siendo buenas o malas con independencia de la conducta de uno de sus miembros. Otro acto de cinismo, con mezcla de ignorancia y de mala baba.

8.- Aún daré otra vuelta más de tuerca: A pesar de los pesares, que una persona no sea limpia en su conducta no significa que lo que defienda para la sociedad sea malo, aunque sí muestra un grado de incoherencia notable que lo deja en mala situación en la estima social.

9.- Cuidado con las coherencias, que son importantes, pero siempre relativas, como relativas y no absolutas son las personas. Reconducir conductas después de pedir perdón debería estar en la lógica de la convivencia social.

10.- Si aplicamos analogía -y ya me contarán cómo se puede uno conducir en la vida sin ella- de exigir una conducta paralela a las ideas que se defienden, habrá que tener cuidado y ver si no estamos defendiendo también que aquel que defienda lo contrario esté justificado para actuar en sentido contrario. Si uno defiende que su conducta es la de robar bancos, ¿está justificado que los robe? Cuidado con las exigencias de máximos, que nos pueden llevar a todos a la cárcel o al caos absoluto.

11.- ¿Qué elementos (medios, colectivos sociales, escalas de valores…) son los que propician la creación de “héroes” de todo tipo para usarlos y tirarlos según convenga a cada momento? ¿No sería bueno darle una vuelta a esto? ¿No propician estos contextos lo que sucede más tarde?

12.- Quiero decir, para no alargarme, que los hechos son rechazables de todo punto, que las víctimas son las perjudicadas y deben ser atendidas, que los medios de comunicación son aves carroñeras que se echan sobre la presa muerta a la vez que crean contextos a diario en los que se alimentan conductas como las que luego condenan y masacran, que las ideas son buenas o malas con independencia de que el que las defienda cometa errores o no, que pedir perdón es un hecho positivo que debe favorecer a todos, que las formaciones políticas no actúan todas de la misma forma cuando se conocen hechos de este tipo o de otro, que la formación política a la que pertenecía Errejón sufrirá el rechazo de la sociedad impulsada por los medios de comunicación, que su decadencia se debe y se deberá, según mi opinión, no a estos hechos -detestables, que hay que decirlo mil veces- sino a la falta de estructura territorial y al batiburrillo de formaciones que la componen

13.- Me gustaría que las víctimas se sintieran reconfortadas y que no cayéramos todos en la confusión en la que nos envuelven los cínicos medios de comunicación de masas, que quitan y ponen, que deciden lo que es bueno y malo, y que nos guían por los caminos que les interesa.

 

Y ahora, vengan palos, que la espalda ya está puesta y es más fácil seguir la corriente social y estar al sol que más calienta. Pero uno ya está curtido y tiene la piel dura. Venga.

jueves, 24 de octubre de 2024

CONTEMPLACIÓN

 CONTEMPLACIÓN

 

Mirador del Buen Duque, padre Roca,

mañana clara, octubre, veintidós.

Dios también está azul esta mañana.

En la ladera norte de la sierra,

los colores reclaman su presencia,

el verde se degrada en amarillo

y los ocres señalan que el otoño

ha instalado su hogar entre nosotros.

Este otoño es despojo de materia,

de aquello que se muestra innecesario,

es eco de los ecos que perviven

y van hasta humillarse y apagarse.

Como a vivir invita al que contempla

lo que le ofrenda la naturaleza.

 

Ungido por la luz, que de los cielos

baja a tomar contacto con el suelo,

mis sentidos se esponjan del misterio

de la naturaleza, de ese don

que ofrece la materia en su camino

de nacer y morir continuamente,

sin causas que lo expliquen ni lo empujen.

 

Así mi vida toda, en la que paso

también mis estaciones;

mas, ay, con permisos limitados

en la carrera inútil

del espacio y del tiempo

jueves, 17 de octubre de 2024

AGENDA PARA UN NUEVO DÍA

 AGENDA PARA UN NUEVO DÍA


De repente, comprendo que el otoño

se ha adueñado del cielo y del paisaje.

Me cuesta despegarme de las sábanas,

donde he tejido sueños que me siguen

rondando en la cabeza. Debo alzarme

a contemplar la vida en la terraza.


Hay niebla a ras de suelo, sopla un viento

que susurra los ecos de otros días

y acompaña a una lluvia de tristeza

que transporta mensajes imprecisos

que no me dicen nada. Me preparo

a cumplir con mi agenda cotidiana,

tan larga de deseos y tan corta

de logros y de gratas realidades.


Envolveré mis actos en ternura,

olvidaré razones y pretextos

que siempre comprometen mis acciones

y estaré para todo lo que venga

de parte de la vida. Y a la hora

de volver a las sábanas, la noche

será abrigo y examen de ternura

para dormir en calma las noches de este otoño

que alfombra ya el paisaje y me convida

a esperar dulcemente la luz de otra mañana.

jueves, 10 de octubre de 2024

LA FE, LA CONCIENCIA Y EL LAGO

 

LA FE, LA CONCIENCIA Y EL LAGO

Una circunstancia deportiva y familiar me ha llevado este fin de semana hasta Sanabria, esa comarca del noroeste de Zamora que ya apunta claramente hacia Galicia, donde la naturaleza es ya toda verde y los llanos ya son chanos, o sea, de base lingüística gallega. Hasta allí he acudido en varias ocasiones y por distintos motivos.

Cada vez que me desplazo hasta Sanabria (Puebla, El Puente, Galende, Ribadelago, San Martín de Castañeda…) incluyo entre mis enseres el librito San Manuel Bueno, mártir, de Unamuno. Y, en cuanto encuentro un rato, me lo despacho con fruición. Me gusta su lectura precisamente en los lugares físicos en los que se inspira la novela. Allí, a la orilla de las aguas esmaltadas, espejo de los cielos y tumba de la soñada Valverde de Lucerna, a los pies del monasterio de San Martín de Castañeda, mirador casi altivo del lago y de todo el horizonte.

Este libro despierta en mí casi mil sensaciones, tal vez una por cada párrafo y varias por cada página. La principal, claro, es la de la ocultación de la falta de fe con tal de no despertar en los demás la conciencia de la racionalidad y de sus posibles (casi seguras) inquietudes y desilusiones. Este cura de pueblo que era capaz de todo, de engañarse y de engañar a los demás, con tal de no romper una esfera mágica de inocencia entre los habitantes de Valverde de Lucerna y que consiguió algo parecido incluso con Lázaro, el único que en el pueblo poseía la capacidad para dar sentido y cabida a la razón.

El libro está cargado de simbolismos y de incitaciones a la disputa y al intercambio de opiniones. El primero y principal sigue siendo precisamente esa de someter el valor y el desarrollo de la razón a una fe tradicional, sin ninguna grieta, esa fe del carbonero que no necesita preguntarse por nada, y que todo lo somete a la costumbre, a lo que le llega del representante de esa fe, y que con ese dejarse llevar se siente alegre y como si nada le alumbrara nada diferente.

 ¿Es eso cobardía?, ¿es ignorancia?, ¿es producto de alguna desilusión?, ¿existe algún nivel de conciencia en este comportamiento? Y, desde la situación del cura de la aldea, ¿es egoísmo?, ¿es temor?, ¿es sublimación?, ¿de qué?, ¿es cobardía personal?, ¿el cura es en realidad bueno y mártir?, ¿cómo se puede mantener una actividad y una actitud vital de fe durante mucho tiempo con una base de incredulidad?, ¿se puede progresar así, con esa ceguera racional y solo en el mundo nebuloso de la fe?, ¿a quién beneficia esto, a todos o solo a algunos? Y muchas más preguntas que yo no sé contestar con certeza.

Porque, por encima de cualquier teoría, Unamuno ensalza y defiende el valor de la vida, de la vida en positivo, de la vida que desarrolla las ilusiones y los sentimientos. Y esta vida se halla sobre todo en las gentes sencillas, esas que tienen en común solo algunas cosas que han llegado a crear posos quién sabe cómo, pero que las mantiene en esa identidad común, lejos de las teorías y de las agitaciones sociales, académicas o económicas. “-Lo primero, decía (el cura), es que el pueblo esté contento, que estén todos contentos de vivir. El contentamiento de vivir es lo primero de todo”. Y en boca de Ángela Carballino: “Y más tarde, recordando aquel solemne rato (el de la muerte de san Manuel) he comprendido que la alegría imperturbable de don Manuel era la forma temporal y terrena de una infinita y eterna tristeza que con heroica santidad recataba a los ojos y a los oídos de los demás”. O en sus conversaciones con Lázaro: “¿La verdad? La verdad, Lázaro, es acaso algo terrible, algo intolerable, algo mortal; la gente sencilla no podría vivir con ella”. (…) “-Y el pueblo, dije, ¿cree de veras? -¿Qué sé yo…! Cree sin querer, por hábito, por tradición. Y lo que hace falta es no despertarle. Y que viva en su pobreza de sentimientos, para que no adquiera torturas de lujo. ¡Bienaventurados los pobres de espíritu!”.

Qué añadir como comentario si se me ocurren mil en contra y otros mil a favor. Así me sucede tantas veces con este don Miguel de Unamuno a quien tanto admiro y con quien tanto discuto cada vez que me asomo a cualquiera de sus textos.

¿Y la metáfora de la nieve cayendo mansamente en el lago hasta fundirse con el agua, como la fe se funde con la vida sencilla y humilde de tantas gentes? ¿Y la frase trágica “¡Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado!?”, que encierra todo un tratado de doctrina filosófica y de teología? ¿Y el cura, hombre de acción, sin concederse ni un respiro para la reflexión, tal vez por aquello de que “La verdad es acaso algo terrible”? Ya digo, todo un cúmulo de indicios y de símbolos en tan pocas páginas. El libro se lee en un rato, pero deja huella para mucho tiempo. Para trasladar sus sugerencias al contexto de nuestros días, que siguen manteniendo un ritmo, ahora frenético, que apenas deja espacio para la reflexión y que inyecta en las masas símbolos y mitos de otro tipo que igualmente alucinan y conducen como rebaños a tantos ciudadanos.

Sigo sin saber si don Manuel es un santo o un cobarde, un héroe o un villano, un idealista o un desencantado… Esas mismas preguntas debo formulármelas a mí mismo, por si me sirven como ejemplo para mis actividades diarias y para mi conciencia de ciudadano. Cada cual sabrá lo que tiene que hacer con su vida y con su conciencia.

viernes, 4 de octubre de 2024

HOY DIOS ERA...

 

HOY DIOS ERA…  

  

Hoy Dios era la menta en El Regajo

y era gris en el cielo, entre las nubes.

Los ocres y amarillos dibujaban

ese Dios otoñal, descolorido,

que entristece los verdes en las ramas.

Hoy Dios era la fuente donde un lobo

era agua entre sus fauces y el sendero

apuntaba en zigzag hacia el regato

que deja los rumores mortecinos

de un son de agua y viento a ras de suelo.

Hoy Dios era un discurso de la naturaleza

y era un feliz festejo en los sentidos.

Hoy Dios era el otoño recitando

las notas de una hermosa melodía

 

Y yo era Dios también en ese coro

que ensaya sus canciones cada día

y a veces desafina y da la nota,

pero siempre regresa a dar lecciones

de sapiencia y real sabiduría.