miércoles, 4 de diciembre de 2024

LOS SABIOS Y LA POLÍTICA

 LOS SABIOS Y LA POLÍTICA

Su diálogo Sobre el ocio, lo concluye Séneca con estas palabras: «Si me dedico a recorrerlas (las políticas en las que puede intervenir el sabio) una por una, no encontraré ninguna que pueda soportar a un sabio o que un sabio pueda soportar». Los sabios de su época se encontraban sobre todo entre estas escuelas filosóficas: la estoica, la epicúrea y la contemplativa de la Academia.

Duras estas palabras, sin duda, las que separan de la actividad política clásica a los sabios, bien porque la política no los llamaba, o bien porque ellos no consideraban la política una actividad que se pudiera desarrollar con total nobleza.

Acaba de celebrarse un congreso del PSOE en Sevilla. En los mismos días, el PP ha contraprogramado una reunión de sus alcaldes en Valladolid.

La actividad del PP se descalifica por sí sola sin necesidad de argumentación. Si los réditos políticos se han de alcanzar con este tipo de triquiñuelas, ¿a quién le pueden extrañar las consideraciones de Séneca? ¡Qué poca nobleza! ¡Qué cabeza vacía de ideas! «El mundo en la oquedad de su cabeza». Y tengo la impresión de que -tal vez con menos descaro- otros partidos realizan actos parecidos cuando da la vuelta el aire. Como para no dedicarse al ocio, a un ocio que permita la contemplación y el análisis de uno mismo para practicar la virtud…

De los congresos de partidos suelen trascender solo aquellos momentos que seleccionan los medios de comunicación y que normalmente responden a presencias, ausencias, cambios de nombramientos, liderazgos y toda esta ralea de elementos intrascendentes. ¿Dónde los resúmenes de las ponencias? ¿Cuáles las principales resoluciones ideológicas? ¿Dónde se esconden las discusiones acerca de las proposiciones y las enmiendas? Y en este plan.

De esta manera, aquello que debería ser el meollo y la esencia de estas reuniones o no existe o duerme el sueño de los justos. Y sí que existe. Al menos en la teoría y en el papel. Otra cosa es comprobar si estas resoluciones son concretas o se pierden en vaguedades e imprecisiones. Y, sobre todo, si no se olvidan al día siguiente o los medios de comunicación los olvidan en el mismo momento en que se votan, pues ya se sabe que vende más la imagen del líder invicto o del líder caído. Y así nos va.

De Séneca hasta nosotros han pasado veinte siglos. Las circunstancias y los contextos han cambiado mucho. No sé si las ideas y los comportamientos han cambiado tanto. Ahora mismo, el ambiente de desánimo es bastante acusado. Yo sigo pensando que la participación pública es una de las más nobles. Pero también me pregunto con Séneca en qué tipo de política podemos participar, o cómo podemos participar en la política, es decir, en la cosa pública. Incluso los que no somos sabios. Porque maneras hay muchas, y no todas son orgánicas ni exigen carné en la mano.

domingo, 1 de diciembre de 2024

¡ERA VERDAD!

 ¡ERA VERDAD!

Yo sabía que era verdad, pero entiendo que a alguno le podía parecer una broma de mal gusto. Mo, no, era y es verdad. No me resisto a copiar la noticia tomada del periódico Cinco Días. Ya la comenté hace unos días. Hoy me reconforto con el argumento de autoridad.

«El inversor chino Justin Sun cumple la promesa y se come la banana que compró por 6,2 millones.

La obra de arte conceptual fue diseñada por el italiano Maurizio Cattelan

La banana en la edición de Art Basel Miami de 2019, cuando el artista italiano Maurizio Cattelan la pegó a una pared blanca con un pedazo de cinta adhesiva. RHONA WISE (EFE)

 




Juan Pablo Quintero

Madrid - 29 NOV 2024 CET

El coleccionista chino y fundador de la plataforma de criptomonedas Tron, Justin Sun, dice haber probado la mejor banana de su vida. “Está bastante buena, mejor que las otras”, aseguró. No podía decir otra cosa: la fruta le costó 6,2 millones de dólares (5,6 millones de euros). Es la que estuvo pegada a la pared con cinta adhesiva gris y que se considera una obra de arte conceptual. La pieza dividió al mundo de los críticos del arte en 2019 y es fruto del italiano Maurizio Cattelan, que la tituló Comedian.

Lo que sí puede decir la banana— si las bananas hablaran, claro —es que es la única que no se ha vendido en un supermercado. Sun, de 34 años, la compró en una subasta de Sotheby’s en Nueva York el pasado 21 de noviembre. Ese día, el cripto empresario dijo sentirse incrédulo de haberla ganado y tan solo 10 segundos después de proclamarse su dueño, prometió comérsela. “No se trata solo de una obra de arte; representa un fenómeno cultural que une los mundos del arte, los memes y la comunidad de criptomonedas. Creo que esta obra inspirará más reflexiones y debates en el futuro y pasará a formar parte de la historia”, dijo el día de la subasta. La promesa está cumplida: la ha pelado frente a periodistas e influencers, argumentando que el acto de comérsela formaba parte de la experiencia artística».

¿Cómo se puede ser tan gilipollas? Menos mal que por lo menos se la comió. Por cierto, no eran miles de euros como yo creía, sino millones. Repito por enésima vez que lo importante no es que haya por ahí algún imbécil mental suelto, sino que tenga legión de seguidores. Dios mío, llévame pronto.