DE VIRIS ILLUSTRIBUS
Las comunidades han
necesitado desde siempre ejemplos y referencias, espejos en los que mirarse,
modelos para ser imitados. Desde el macho alfa de la manada primitiva hasta el
ejemplo más refinado por su cultura y por su actividad social o intelectual en
otras épocas.
Los ejemplos se han
ido modelando a lo largo del tiempo y las características de esos ejemplos se
han ido adaptando a los valores que la sociedad ha ido imponiendo, o se ha
dejado imponer por poderes superiores. No es lo mismo un modelo primitivo de
buen cazador que un modelo de guerrero espartano, o que un cultivador exquisito
de virtudes religiosas, ni que un modelo de científico creador de elementos de
ayuda para la sociedad, o un deportista actual... Apasionante resulta echar tan
solo una mirada a esa panoplia de modelos para entender cómo se han ido
confeccionando las escalas de valores y tal vez para quedarnos sorprendidos por
ello.
Uno tiene la impresión
-por no asegurar que la evidencia- de que hoy se llevan la gloria aquellos
ejemplos que mejor saben explotar la pasarela pública y que mejor saben vender
el producto a una sociedad que se alimenta de imágenes vacías y de ráfagas
aisladas. O sea, de apariencias, en todas sus variedades.
Pero la paleta
cromática es muy variada y el arco iris admite muchos tonos. Quiero decir,
claro, que no todo es o blanco o negro; que no todo es solo apariencia y que
hay ejemplos que demuestran lo contrario.
Los ayuntamientos
suelen distinguir a algunos de sus vecinos con reconocimientos públicos que
suponen para los premiados algo así como ponerlos en un pequeño pedestal para
que sirvan de ejemplo ante los demás miembros de la comunidad. Se convierten en
algo así como ´ciudadanos ilustres´, al modo de aquellos viri illustres
clásicos tan celebrados en obras que llevan el título de De viris
illustribus.
Supongo que establecer
los reglamentos y los protocolos para esas designaciones no debe de resultar
nada sencillo. ¿Qué perfiles son los que van a ser premiados? Después de haber
elegido esos perfiles, ¿a quién dejas fuera, si siempre hay varias personas que
pueden merecer esos honores? Si te presentan un candidato, ¿cómo te atreves a
dejarlo fuera con tu voto negativo? ¿Hay que atreverse alguna vez a dejar
alguno de estos premios desierto? Y así una ristra de preguntas. No, no debe de
resultar sencillo esto de la designación de premiados. Aunque, en resumen,
mejor será pecar por exceso que por defecto.
En Béjar creo que este
año han acertado de pleno al premiar a vecinos que se han destacado sobre todo
en actividades que tenían como finalidad el provecho no propio, sino de los
demás ciudadanos. Dicho de otro modo, la solidaridad -además de otras
cualidades- ha sido reconocida en las personas que visiblemente la han
practicado y la siguen practicando. Por eso, mi reconocimiento y mi enhorabuena
para ellos. En este caso con nombres y apellidos: Abejarock y sus organizadores,
Festival de blues y la familia Sánchez Paso, Luis Felipe Comendador, Juan Hernández Heras,
Nayerda Slujalkovsky. Y tras ellos, para todos aquellos que no han sido
premiados, pero que ejercen en el silencio la ayuda y el ejemplo con su vida y
su escala de valores.
Como le comenté a uno
de los premiados, este puede que sea uno de los reconocimientos más bonitos y
que produzca mayor satisfacción, porque viene de la mano de los vecinos, de las
personas más próximas, de aquellas con las que se convive y en quienes más y
mejor puede lucir el ejemplo para ser imitado.
Inevitable para mí
recordar el premio que en los primeros años del siglo pasado ya se concedía, por
suscripción popular, en la revista bejarana Cultura y Tolerancia,
dirigida por el anarquista José María Blázquez de Pedro, nada menos que «A la
mujer más buena»
Este es un caso más en
el que se cumple aquella afirmación unamuniana de que «Nada hay más universal
que lo individual, pues lo que es de cada uno lo es de todos».
Así, de nuevo, lo que
parece anécdota se nos convierte en categoría y en guion de pensamiento para
cualquiera en el espacio y en el tiempo. Dicho de otra manera, que lo que se
predica para esta ciudad estrecha y para el año presente sirve para cualquiera
otra y en cualquier momento.
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