ALBORADAS
Hoy vienen las palabras a prestarme
la voz que se guardaba en la memoria,
dormida y en el reino del olvido.
Con las palabras vienen los sonidos
que forman melodías de alborada:
San Valerio, Candelas o las Águedas,
esos puntos de luz del calendario
que alumbran los festejos de Valero,
los gozos y las risas de mi pueblo.
Regreso, como pájaro, volando
hasta el fértil terreno de la imaginación.
Recorro, conmovido, estrechas calles,
me acerco a la ladera que domina
la vieja plaza del Humilladero,
donde sigue jugando mi niñez,
y veo a todo el pueblo congregado
en torno de los bailes y la fiesta.
Luego voy al salón donde, más tarde,
tienen su sitio el gozo y la alegría;
y, cuando reina ya la media noche,
me sumo a la alborada por las calles,
que canta por los barrios la esperanza
de otro año caminando por la vida.
Solo el tiempo ha olvidado a algunos otros
que cada año cantaban y reían.
Los llamo, los abrazo y los animo
a cantar todos juntos la alborada,
que a todos junta y a vivir invita.
Mi pueblo es ahora un patio en el que cantan,
sueñan, bailan o duermen. Yo los miro
y me duermo en sus sueños y en mis sueños.
2 comentarios:
Los recuerdos del lugar que acogió nuestra infancia nunca se olvidan.
Muy chula!!!!
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