CARTA
A UN ¿DESCONOCIDO?
Las palabras que siguen tienen un autor, que las firma
y responde de ellas. A él solo hay que atribuirlas y a nadie más. Este es mi
nombre y estos son mis apellidos: Antonio Gutiérrez Turrión.
En la Casa del Pueblo, PSOE, Béjar, alguna persona ha
dejado este recadito colgado de la pared de la calle: «PUTAS Y SUS HIJOS».
Resulta difícil descubrir cuál pueda ser el destinatario ni a quién se le
atribuyen tales atributos: ¿algún vecino del edificio?, las militantes o
simpatizantes del PSOE que respondan a la cualidad de madres y que tengan
hijos?, ¿el sursum corda? Por localización (puerta de la sede del PSOE)
habrá que deducir que es a sus militantes a quienes se les dedican tan lindos
piropos, pero vete tú a saber. Tal vez la cobardía del aspirante a amanuense,
que se esconde en el anonimato; acaso su estado mental, que en ese momento no
le permitía concretar nada más, lo deja todo en la imprecisión… Qué sé yo.
Algo sí se puede afirmar del desconocido: con el
sintagma nos ha dejado a dos velas acerca de su significado. ¿Quiénes: sus
familiares, los vecinos, las mujeres del PSOE, él, ella o ellos mismos…? Qué
lástima no concretar algo más para habernos enterado bien. Por otro lado, ¿a
qué parte de la oración atribuimos este incompleto sintagma? Vamos a ver si al
sujeto: ¿”Putas y sus hijos” hacen algo, son algo? O en el predicado: ¿Alguien
fabrica "putas e hijos"? ¿Quién? ¿El que firma? ¿Alguna fábrica de jamones? Aclárese,
hombre. O mujer. En fin, que se habrá quedado usted a gusto, pero necesita
alguna lección para alcanzar la normalidad y la alfabetización. En nuestra
lengua existe un prefijo que señala muy bien esta carencia; se trata del
prefijo sub-. Si usted lo aplica al sustantivo normal, verá lo que le sale.
Hasta ahí supongo que sí llegamos. ¿O ni siquiera hasta ahí?
Ya ve que podíamos seguir hurgando en la herida de la
expresión, pero ya es suficiente y hay otro aspecto que apunta mucho más al
significado de esta pintada, sea cual sea el autor y el destinatario.
Verá usted, buen hombre, buena mujer o lo que coño
sea; esto de insultar no es buena cosa, se lo aseguro, indica falta de
educación y de empatía. ¿No ve usted, pobrecito, que se vive mejor
intercambiando opiniones y razonamientos que insultando y escondiéndose sin dar
la cara? Cuando no se tienen apoyos en la razón uno pierde el respaldo, y usted
ni ha dado razones ni tiene apoyo. Permítame que le cuente algo: “imbécil” es
un término que significa falta de apoyo por no tener báculo, esa cosa que
tienen los obispos. Después, figuradamente, se atribuye a quien no sabe
razonar. Pues sabe qué le digo: usted es un pobre imbécil, no ha alcanzado ni
siquiera la normalidad. Se lo diré de nuevo: alguien que no alcanza lo normal
es un subnormal (prefijo sub-, por debajo; normal ya lo entenderá usted).
Le prometo que yo querría que las personas hablaran, intercambiaran
opiniones, trataran de convencerse unas a otras; y, juntas, con buena voluntad,
tratar de alcanzar una convivencia positiva y amistosa. Se vive mucho mejor, se
lo aseguro. No le veo a usted con las mejores cualidades para ese intercambio,
pero no se preocupe: seguro que tendrá algo que aportar que sea mejor que este
sintagma incompleto, insultante y cobarde.
La Casa del Pueblo, lugar donde usted ha puesto al
aire su estulticia, quiere acoger a todo el que desee venir con buena voluntad
y aportar serenamente y con razones lo que crea conveniente para la mejora de
los miembros de la comunidad. Le escribo de manera personal, pero puedo
garantizarle que esto es así. Eso sí, hay que venir con buena voluntad y con un
poquitín de formación; si no, resulta muy difícil ponerse de acuerdo en nada.
Así que aquí sigo tratando de descifrar estas cuatro
palabras. En su estructura, en su significado y en su destinatario, que,
supongo, no será usted mismo.
Ánimo, buen hombre, o buena mujer o lo que usted o
ustedes sean. Bajen los humos, vénganse a razones, no insulten, abran las manos
para un apretón de amistad… Y aprenda o aprendan al menos a formar un sintagma
en condiciones. Si no, resulta todo muy difícil y no llegamos ni a la
normalidad. Y ya, en estos tiempos que corren…
Un saludo.
1 comentario:
Te has explayado. Bien dicho, a los cobardes, ni agua.
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