viernes, 17 de enero de 2025

CARTA A UN ¿DESCONOCIDO?

 

CARTA A UN ¿DESCONOCIDO?

Las palabras que siguen tienen un autor, que las firma y responde de ellas. A él solo hay que atribuirlas y a nadie más. Este es mi nombre y estos son mis apellidos: Antonio Gutiérrez Turrión.

En la Casa del Pueblo, PSOE, Béjar, alguna persona ha dejado este recadito colgado de la pared de la calle: «PUTAS Y SUS HIJOS». Resulta difícil descubrir cuál pueda ser el destinatario ni a quién se le atribuyen tales atributos: ¿algún vecino del edificio?, las militantes o simpatizantes del PSOE que respondan a la cualidad de madres y que tengan hijos?, ¿el sursum corda? Por localización (puerta de la sede del PSOE) habrá que deducir que es a sus militantes a quienes se les dedican tan lindos piropos, pero vete tú a saber. Tal vez la cobardía del aspirante a amanuense, que se esconde en el anonimato; acaso su estado mental, que en ese momento no le permitía concretar nada más, lo deja todo en la imprecisión… Qué sé yo.

Algo sí se puede afirmar del desconocido: con el sintagma nos ha dejado a dos velas acerca de su significado. ¿Quiénes: sus familiares, los vecinos, las mujeres del PSOE, él, ella o ellos mismos…? Qué lástima no concretar algo más para habernos enterado bien. Por otro lado, ¿a qué parte de la oración atribuimos este incompleto sintagma? Vamos a ver si al sujeto: ¿”Putas y sus hijos” hacen algo, son algo? O en el predicado: ¿Alguien fabrica "putas e hijos"? ¿Quién? ¿El que firma? ¿Alguna fábrica de jamones? Aclárese, hombre. O mujer. En fin, que se habrá quedado usted a gusto, pero necesita alguna lección para alcanzar la normalidad y la alfabetización. En nuestra lengua existe un prefijo que señala muy bien esta carencia; se trata del prefijo sub-. Si usted lo aplica al sustantivo normal, verá lo que le sale. Hasta ahí supongo que sí llegamos. ¿O ni siquiera hasta ahí?

Ya ve que podíamos seguir hurgando en la herida de la expresión, pero ya es suficiente y hay otro aspecto que apunta mucho más al significado de esta pintada, sea cual sea el autor y el destinatario.

Verá usted, buen hombre, buena mujer o lo que coño sea; esto de insultar no es buena cosa, se lo aseguro, indica falta de educación y de empatía. ¿No ve usted, pobrecito, que se vive mejor intercambiando opiniones y razonamientos que insultando y escondiéndose sin dar la cara? Cuando no se tienen apoyos en la razón uno pierde el respaldo, y usted ni ha dado razones ni tiene apoyo. Permítame que le cuente algo: “imbécil” es un término que significa falta de apoyo por no tener báculo, esa cosa que tienen los obispos. Después, figuradamente, se atribuye a quien no sabe razonar. Pues sabe qué le digo: usted es un pobre imbécil, no ha alcanzado ni siquiera la normalidad. Se lo diré de nuevo: alguien que no alcanza lo normal es un subnormal (prefijo sub-, por debajo; normal ya lo entenderá usted).

Le prometo que yo querría que las personas hablaran, intercambiaran opiniones, trataran de convencerse unas a otras; y, juntas, con buena voluntad, tratar de alcanzar una convivencia positiva y amistosa. Se vive mucho mejor, se lo aseguro. No le veo a usted con las mejores cualidades para ese intercambio, pero no se preocupe: seguro que tendrá algo que aportar que sea mejor que este sintagma incompleto, insultante y cobarde.

La Casa del Pueblo, lugar donde usted ha puesto al aire su estulticia, quiere acoger a todo el que desee venir con buena voluntad y aportar serenamente y con razones lo que crea conveniente para la mejora de los miembros de la comunidad. Le escribo de manera personal, pero puedo garantizarle que esto es así. Eso sí, hay que venir con buena voluntad y con un poquitín de formación; si no, resulta muy difícil ponerse de acuerdo en nada.

Así que aquí sigo tratando de descifrar estas cuatro palabras. En su estructura, en su significado y en su destinatario, que, supongo, no será usted mismo.

Ánimo, buen hombre, o buena mujer o lo que usted o ustedes sean. Bajen los humos, vénganse a razones, no insulten, abran las manos para un apretón de amistad… Y aprenda o aprendan al menos a formar un sintagma en condiciones. Si no, resulta todo muy difícil y no llegamos ni a la normalidad. Y ya, en estos tiempos que corren…

Un saludo.

1 comentario:

mojadopapel dijo...

Te has explayado. Bien dicho, a los cobardes, ni agua.