CATÁSTROFES DIVERSAS
En
agosto, si te mueres, corres el peligro de que no te entierren, por falta de
enterrador, porque no hay médico que firme el certificado de defunción e incluso
porque el de la funeraria se haya ido unos días a la playa. Todo parece que se
detiene en espera de la llegada de setiembre. Ante tal panorama, los medios de
comunicación se agarran a un clavo ardiendo con tal de llenar sus páginas y de
mantener abierta su ventanilla.
Este
año, sin embargo, la realidad les ha prestado dos asuntos de mucha enjundia y
en ellos andan embarcados, sacándoles jugo y poniéndonos al día de todo lo que
nos pueden beneficiar o perjudicar en nuestras vidas. Uno de ellos es el del
cambio climático y otro el de la despedida de Messi.
El
primero viene ayudado por estos altibajos tan llamativos de la temperatura, de
la sequía y de las olas de calor, un buen montón de variables como para que el
asunto no se agote en pocos días. Es posible que hasta el primo de Rajoy se
haya subido al carro de los creyentes en tal hecho y hasta se haya caído del
caballo como nuevo converso; todo puede suceder. Pero parece que, a pesar de todos
estos elementos, la cosa no ha dado para tanto y las voces se han apagado, tal
vez escondidas a la sombra de los árboles de las piscinas o bajo las sombrillas
en las playas. Vaya por Dios.
El
segundo, sin embargo, no tiene visos de atisbar su final. Ya conocemos los
detalles de su despedida del Barça, los lloros que incluía, la epidemia de
tristeza que ha invadido a la ciudad y a media España ante tamaña pérdida, las
alegrías desmedidas en la ciudad de la Torre Eiffel, el número de dorsal, los
euros que cobrará por cada zapatazo y mil cosas más. Pero, a la vista de lo que
se publica, el asunto tiene cuerda para rato. Aún no se conoce cuál será la
casa en la que vivirá, ni el colegio al que asistirán sus hijos, ni el coche en
el que acudirá a los entrenamientos, ni si sonreirá a tal o cual compañero, ni
el día en que debutará, ni si le gustará o no la comida parisina o se la
llevarán directamente de Argentina, ni si hablará alguna vez con la prensa… Muchas,
muchas cosas, y todas de suma importancia para el devenir del cambio climático
y hasta de la humanidad en su conjunto.
Así
que llegará setiembre y acaso por entonces habrá tiempo para ocuparnos de otras
minucias. Y, si nos viene bien, ya rellenaremos con ese asunto recurrente e
insignificante del cambio climático, que nos vale lo mismo para un roto que
para un descosido y además ya habrán bajado algo los calores y el personal
andará volviendo a las rutinas de los días. Eso sí, entre los asuntos transcendentes,
seguirá estando la noticia de que Messi ha marcado o ha dejado de marcar un
gol.
Y
así, mientras haya pan para hoy, nos olvidaremos de la posible hambre de mañana
mismo. Que pensar en mañana -pensar es como pesar y como sopesar- cansa mucho.
Pues eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario