ESE
NIÑO QUE CUMPLE SIETE AÑOS (Para Rubén)
La
vida se ha posado en ese niño, que juega, por jugar, una partida, y, a su
antojo, se queda con los naipes que le gustan para seguir jugando con la vida.
Es pura fantasía su experiencia, su experiencia de vida, pues no está aún
revestido con el disfraz pesado de la duda ni el peso crucial de la razón. Todo
él es vida plena, vida real y vida verdadera. Como la luz que viene con el alba
y no sabe qué ciega detrás de la montaña, ni rompe con la piedra hasta que luce
encima y la destella. Como novicio simple que acude hasta los claustros,
dejándose llevar por esa inercia lejana del misterio. Como el que va a la
compra y se da de bruces con cualquier vendedor que llega desde el campo con su
cosecha a cuestas, tan solo con el ansia de venderla, de ser solo un sencillo
transmisor de cualquier mercancía que ha cultivado antes. Como un invitado que
acude, sin conocer la causa, a una gran fiesta y entra hasta el fondo la sala,
sonriendo a la gente. Como el río que corre monte abajo, sin presentir la faz
de la llanura donde ha de remansarse y dialogar con ella. Como una virgen
blanca con túnica de seda, que se aparece limpia, llevada de la mano por el
aire. Como el torcer la vuelta de la esquina y descubrir que el cielo ríe y
llueve…
Así,
te he recogido de la mano, mi mano temblorosa, por no romper la vida en el
misterio. Y hemos paseado alegres por las calles, nos han visto los parques y
los campos, nos besó castamente la luz de las estrellas, nos vimos incluidos en
la noche, nos perdimos por todos los caminos, y supimos del ritmo de otra vida.
Del canto de la vida cuando se siente niña y no razona nada, pues no quiere que
nadie la perturbe ni la vista con trajes de razón.
A
tu lado he sentido el pulso de otro juego sin normas, de otro sesgo sin trabas
ni censuras, de la gloria de ser sin ser sirviente de no sé qué razones, de
otro mundo de luz, de risa y juegos en el que tú sigues escondido con el placer
de solo siete años y en halo de algodón y de ternura.
Son
solo siete años. Te ha de cargar la vida con pesos y medidas, con reglas y con
tragos de amargura. Hasta donde tú puedas, sigue siendo desnudo, roba también
las llaves de las puertas y entra cuando tú quieras. La vida es una fiesta y un
camino para andarlo lejos del abandono de los días.
1 comentario:
Suspendido he quedado de tus letras.
Publicar un comentario