EL TIEMPO NO EXISTE
Qué
afirmación tan rotunda y peligrosa. Pero no me importa dejarla expresada,
aunque sea solo en forma de índice y como provocación.
El
filósofo Kant, que, según me parece, viene a intentar poner remedio a la
oposición entre el empirismo y el idealismo, esas dos tendencias que ordenan y
jerarquizan de manera diferente, dando prioridad a lo que captan los sentidos o
a aquello que alcanza la razón, o sea, las ideas, quería partir de dos a prioris, el del espacio y el del
tiempo. Los entendía como algo externo al ser humano y con entidad propia. Todo
lo que sucedía y sucede se producía en un espacio y en un tiempo, ya
determinados como conceptos.
¿Y
si el tiempo no fuera otra cosa que el desarrollo de la voluntad de los seres
humanos en sus actividades y en sus intenciones?
La
vida se consume en expectativas de alcanzar metas y de conseguir objetivos, de
manera más o menos consciente: los estudios, el trabajo, los amores, la
familia, el dinero, un viaje, una actividad social… Nuestra propia conciencia
es la que consigue traer hasta nosotros los hechos vividos, que pasan, cuando
queremos, a eso que llamamos presente, y que no es otra cosa que un acto de
voluntad positiva, un recuerdo en sentido etimológico (recuerde el alma dormida…). De este modo, es la conciencia la que
mide y crea el tiempo, el pasado, el presente y el futuro.
En
realidad, todo es presente, consciencia de vida de la que se parte y con la que
se pone en actividad y en movimiento eso que llamamos tiempo. La conciencia estira
y encoge el tiempo a su gusto y conveniencia, lo hace real porque lo hace
conciencia y vida. Cuando uno no tiene la conciencia activada, no hay tiempo
que valga, solo un discurrir absurdo de las cosas, un caos sin sentido, una
sombra y una anulación de cualquier medida.
Si
la conciencia es la que crea y ordena el tiempo, a ella le corresponden su
división y su intensidad, su anulación o su vigencia. Y en la conciencia está
también el gozo o el dolor de ese tiempo que ha creado. Porque desde el
presente, que es la conciencia en activo, recuerdo o imagino, y ese recuerdo o
esa imaginación (pasado o futuro) se me vuelve presente alegre o presente
doloroso.
¿Existirá,
entonces, conciencia (tiempo) individual o cada ser tendrá su propia conciencia
(tiempo)? ¿Existirá conciencia (tiempo) universal? ¿O fuera todo será oscuridad
y muerte?
Sea
como sea, necesitamos el tiempo (como realidad externa o como creación de la
conciencia) para poder sobrevivir. ¡Cómo imaginarse la vida sin este baile en
el que damos un pasito hacia delante y otro hacia atrás! No habría latido, ni
recuerdo, ni ilusión… ni vida.
Pero
ahí queda. Que cada cual se lo tome como menos le indigeste. Vale.
1 comentario:
Me ha encantado esta entrada tuya, y estoy muy de acuerdo contigo en las premisas que expones.Creo que esa conciencia personal de encoger y estirar las vivencias y traerlas al presente como queramos, es el revivir, lo podemos hacer a nuestro libre albedrío y es una opción individual, cuando la hacemos coincidir con el tiempo de los demás, somos participes del hecho histórico, que se relatará posteriormente, también se puede estirar y encoger y traerlo a nuestro presente pero solo la historia dará cuenta de nuestro tiempo filtrando y criando la realidad, nuestra conciencia y nuestro tiempo personal es único e intransferible. Los demás puede que no lo vivan de igual forma que la percibimos nosotros.
Publicar un comentario