miércoles, 29 de enero de 2025

VALERO EN LA MEMORIA

 

VALERO EN LA MEMORIA

Hay días que se repiten, pero siempre son especiales porque guardan algún sabor que deja poso en la piel y en lo hondo de la conciencia y del corazón. Definitivamente, la niñez sigue siendo el territorio del misterio y de las ilusiones.

Hoy es 29 de enero y hay fiesta en Valero, el lugar donde vi la luz y el espacio en el que se me ofreció el primer cuadro de la vida. Ya casi no acudo a la celebración con mi presencia física, pero, durante este día, mis recuerdos están con todos los que la festejan, con los que también querrían estar y no pueden y con los que se fueron para siempre.

Hace ya muchos años escribí este poema, que hoy recupero con la misma ilusión y con la misma nostalgia.

 

VALERO EN LA MEMORIA

Tú fuiste siempre mi último refugio

al que acudir en tiempos de tormenta.

Desplomado del cielo, entre las aguas

del Chico y el Quilama, te sorprendes

mirando al sur, por entre los cañones

profundos y escarpados de tus sierras.

Apenas si adivinas a lo lejos

la lentitud del cielo entre la nieve

-cima del Calvitero-;

lo demás, roca y jara, encina y nube.

 

 

Tus diminutas calles, avenidas

para el inmenso mundo en mi niñez,

las largas tardes del Humilladero

con las pozas del agua y el borcín,

las tiznadas cocinas, los sobraos,

las bodegas cargadas de matanzas…

Y los montes, señores de la vida,

con sus huertos minúsculos,

deudores del agua de los ríos,

robando las terrazas diminutas,

escalones al cielo de la sierra.

 

Desde lo más profundo de tus simas

me levanté a la vida sorprendiendo

el vuelo de las aves

y otras noticias que citar no quiero.

Tú me ofreciste, lento y tortuoso,

un camino de acceso a la llanura;

por él quiero volver hasta tus calles,

tus ríos y tus montes, que me enseñan

el origen fecundo de la vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Valero, Valero…
Valero me recuerda la evocación de tus años infantiles, tan magistralmente narrados en tu relato… En especial, todo aquello de la carbonera y el carbón.
Valero me recuerda también la miel de tus hermanos…
Y sobre Valero escribía Santonja hace pocos días en ABC…