SED
Somos seres sedientos de deseo.
Yo quiero
que tú quieras que te quiera
y tú
quieres querer que yo te quiera.
Enséñame
a aprender esas verdades
que están
en ti y en mí con claras ansias
de dejar
de ser sed para ser agua.
Hagamos
transfusión de nuestra sangre
para que
corra libre por las venas
y encienda
fuego y vida en nuestros ánimos.
Ambos
tenemos sed, vamos sedientos
al
encuentro donde hay agua bastante
para
saciar la sed que nos consume.
No
importa descubrir cuál fue el primero
que pidió
un vaso de agua de esa fuente;
lo
esencial fue que estábamos sedientos
y bebimos
del agua hasta saciarnos.
Pero
tengo certeza si lo pienso:
yo no
hubiera bebido de tu agua
sin que
tú despertaras vivamente
mi sed
por ti y por todos tus deseos.
Teniendo
sed de mí me dignificas,
pues soy
lápiz que escribe por tu mano.
Y,
saciando los dos la sed a un tiempo,
sabemos
la verdad de aquel milagro.
Ya no
mana otra fuente en mi conciencia
ni tengo
ya otra sed que me sofoque.
Tú en mí
y yo en ti, con agua compartida
y ambos
juntos en otra luz más alta.
Agua viva
de amor y sed saciada.
1 comentario:
¡Fantástico! Antonio.
Publicar un comentario