martes, 19 de enero de 2021

LA GIMNASIA CON LA MAGNESIA

 

 

LA GIMNASIA CON LA MAGNESIA

Un castizo diría el culo con las témporas. O cualquier lindeza semejante. Ni la pandemia da tregua a calmar un poco los ánimos.

Ayer mismo oía, en boca del vicepresidente del Gobierno, igualar a los exiliados republicanos en la guerra civil con la huida de Puigdemont hace un par de años.

Creo que casi todos, con una frecuencia que llama la atención, tendemos a confundir nuestra opinión con las bondades o maldades de la ley; a creer que, si nosotros pensamos que algo es de una manera, la ley tiene que acomodarse a esa manera de pensar. Y así no vamos a ningún sitio en la convivencia.

Que al señor Iglesias le parezca bien o mal la acción de Puigdemont entra dentro de lo que es opinión y tiene derecho a ella. A partir de ahí, yo coincidiré en todo, en parte o en nada con ella. Pero una comunidad tiene que regirse por las leyes positivas que sus miembros hayan acordado, por más que cada individuo particular se sienta más o menos cómodo con ellas. Salirse de ahí es invocar la ley del más fuerte y el caos para casi todos.

A mí nada me gusta que el dueño de Zara tenga tanto dinero y, con él, tanto poder; pero no se me ocurre ir mañana a robarle. Vivimos en un Estado social y democrático de derecho. En él caben todas las reformas que queramos acordar; pero conseguidas desde los mecanismos que nos hemos dado para ello. Parece elemental el razonamiento, por más que, a veces, tendamos a disculpar que se fuerce un poco esa reglamentación. Para dirimir las diferencias están los tribunales. ¿Hace falta explicar esto? Pero si es el abecé del sentido común y del derecho.

Pues esto ha salido por la boca de un vicepresidente del Gobierno. Así llegamos poco lejos. Y, como un desliz lo puede tener cualquiera, se le podría perdonar y aquí paz y después gloria; pero es que se ha vuelto a repetir cuando le han preguntado de nuevo.

Tengo la impresión de que, en numerosas ocasiones, una defensa débil de las ideas que defendemos se nos vuelve contra nosotros y nos lleva al efecto contrario al deseado. Para terminar de arreglar el desaguisado, se trata de un muy importante representante público.

¡Qué dirían los exiliados republicanos, defensores de la legalidad ante los sublevados contra ella, al ser comparados con un huido de la justicia, que puede defenderse ante los tribunales de un país en cuya vicepresidencia se halla una persona que los equipara!

En nada desdice esto a la verdad o mentira de las ideas que el vicepresidente, señor Iglesias, profese o defienda en otras ocasiones. Pero esta me parece muy gorda, porque engloba un fondo general peligrosísimo de organización social y jurídica.

Sospecho que muchos confunden también la gimnasia con la magnesia cuando, tratándose del líder de Unidas Podemos, meten todo en el mismo saco y descalifican porque sí.

Pero esta… Es que esta…

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