AUNQUE NO PUEDA IR
Hoy, 29 de enero, es
fiesta en Valero. Las circunstancias sanitarias obligan a que la celebración
sea restringida. Hace años que, por diversos motivos, no acudo; pero eso
no impide que sea mi pueblo del alma. A él he dedicado muchas páginas y muchos
sentimientos.
En el año 1950, la
Diputación de Salamanca editó un libro titulado Tradiciones salmantinas. Folklore. En él se recogían las aportaciones
que sus ‘corresponsales’ mandaban. En Valero fue don Bienvenido, mi primer
maestro, el que entregó el relato de diversas costumbres y conmemoraciones. Una
de ellas era -y es: yo la he cantado alguna vez- la de la alborada
de san Valerio. Sin analizar el valor simbólico de las alboradas ni de las
albadas, dejo aquí la letra de esta conmemoración. Aunque no pueda ir.
DEVOCIONES ESPECIALES DE
ALGUNOS SANTOS:
ALBORADAS DE VALERO: Algunas
conservan la tradición y siguen cantándose como en tiempo de nuestros abuelos,
entre ellas las de San Valerio y Nuestra Señora de las Candelas. Las otras
restantes han perdido la fama y costumbres antiguas y han dejado de cantarlas;
sentimos que se pierdan y olviden estas sanas y antiguas costumbres. Ya dijo
Balmes: “Quitad la virtud y las costumbres sanas y fomentaréis del vicio”.
En las vísperas de las
alboradas se usa y se hace con regocijo y alegría que el Mayordomo convide a un
grupo de jóvenes de ambos sexos de los que mejor cantan en el pueblo, luego a
familiares y amistades.
Estos invitados llevan
almireces, tapaderas y otros hierros, yendo a casa del Mayordomo a reunirse
sobre las once de la noche; a esta hora sale también el tamboril tocando un
pasacalle, yendo a casa del Mayordomo a reunirse con los invitados. En el
espacio de tiempo hasta que llega la hora de la alborada, los Mayordomos tienen
que estar continuamente obsequiando a los reunidos con dulces típicos
(mantecados), vinos generosos y tabaco. La alegría y el alboroto son en general
muy animados y grandes. De una a dos salen cantando diversos cantares y tocando
los instrumentos por varias calles, no dejando dormir al pueblo y volviendo de
vez en cuando a tomar algo a casa del Mayordomo.
Antes de amanecer echan las
campanas a vuelo y lanzan al aire gran cantidad de cohetes y bombas que
anuncian el comienzo de la alborada. A la puerta del Mayordomo la cantan la
primera vez, después tienen sitios destinados para pararse y volver a cantarla;
cada vez que la cantan indican que empieza al lanzar un cohete para que los de
las campanas las dejen de tocar mientras se canta, parándose toda clase de
instrumentos menos el tamboril que acompaña muy suavemente; al terminar tiran
dos cohetes y comienzan otra vez a tocar las campanas, los distintos
instrumentos y toda clase de ruidos cantando distintos cantares a pleno pulmón
y generalmente con gran orden. Al terminar vuelven a la casa del Mayordomo a
tomar más dulces; dan el parabién y enhorabuena a los que mejor han cantado y
se despiden deseándose salud.
La música de la alborada es
agradable, es una reminiscencia de estilo árabe, mezcla con melodías
tradicionales.
He aquí la letra:
ALBORADA DE SAN VALERIO:
Valerio, Obispo y pastor
y patrón de nuestra Iglesia,
que por ser Santo alcanzó
la mitra de gloria eterna.
La renta de su obispado
la reparte con grandeza
a los pobres más mendigos
con grande “manifacencia”.
A vos bendito Valerio
bien podéis estar contento,
porque estáis en compañía
del Divino Sacramento.
Y por estos Mayordomos
que vos sirven con gran celo,
Dios le de mucha salud
y después la gloria en
premio.
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