PRIMAVERA
Son los últimos días del mes de marzo.
Está la primavera reclamando
su salida a la luz, su nacimiento:
se despiertan las prímulas, apunta
el verde en el vigor de los capullos
-aprendices de hojas-, llegan ecos
de un dulce amanecer de los naranjos,
con el azahar que embriaga los espacios;
el viento anda nervioso por los montes
y llama a su presencia a todo aquello
que estaba en el olvido del invierno
y aspira al bienestar de la abundancia…
La tarde es un exceso de existencia.
Es ese afán tenaz que, sin descanso,
reordena la materia a cada instante,
y es esa edad biológica sin alma
que se agita con una fuerza ciega
que no tiene conciencia de sí misma
y no exige ni fines ni principios.
Llega la primavera y yo me asomo
a ver cómo me miran esos ojos
de la naturaleza. Me parecen
ser rosas que en mis manos se hacen
gloria.
Soy también primavera, sol y lluvia
rezando una oración. La vida estalla:
el cielo sangra su semilla y canta.
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