¿Tiene sentido que yo dibuje aquí unas líneas y un esbozo
de idea acerca de las elecciones catalanas si ya se ocupan de ello todos los
medios de comunicación? Aparentemente, poco sentido tiene; pero nihil mihi
alienum puto, nada me impide echar mi cuarto a espadas, persigo que no me
pueda del todo el desencanto o la desidia y sigo creyendo que todo nos afecta a
todos. Por ello, anotaré aquí alguna consideración, aunque sea, como siempre,
en forma casi de índice o guion. Por supuesto, huyo de abrir todas las
variables y me quedo solo con aquello que considero más importante.
Como considero que la ideología socialdemócrata, en los
tiempos que corren, es la menos mala -he dicho la menos mala, no la mejor-, me
alegro de que el PSC haya sido el partido más votado. Con todos los
acontecimientos políticos últimos, el contexto era el más favorable de los
posibles. Solo faltaba que al menos parte de la ciudadanía catalana no dijera
algo así como gracias. Era ahora o nunca.
Casi de manera unánime, se afirma que, con estos resultados,
el llamado “procés” ha terminado: «El debate de la amnistía, que ha agriado hasta
el límite la política española, ha tenido el efecto contrario en Cataluña, ya
que ha desactivado el independentismo y ha finiquitado lo que quedaba del Procés
sin darle(s) a las derechas un papel clave en la formación de gobierno». Son
palabras de un especialista en el diario nacional de mayor tirada.
Esta me parece a mí la clave de todo este
embrollo, porque alcanza mucho más allá en el tiempo y en el día a día que
cualquier formación de gobierno que se articule. Yo no tengo nada claro que esa
afirmación responda a la realidad. Es verdad que no se intuye la posibilidad de
un gobierno inmediato regido por partidos independentistas; pero es que lo
importante es la suma de consecuencias que uno y otro gobierno acarree.
¿Cuál va a ser la actitud que va a tomar Ezquerra
a partir de ahora? ¿Se nos ha olvidado ya que antes que actuar como de
izquierdas actúan como independentistas? ¿No responde a la lógica la sospecha
de que se radicalice mucho más como independentista y confronte son Junts echándose
como estos al monte? ¡Que EL ASUNTO TERRITORIAL sigue estando en la base de
todo! Y no hay leyes ni programas sin tener claro cuál es el territorio en el
que se van a aplicar. España, por desgracia, sigue siendo “un país sin hacer”.
Y, si el “mundo” nacionalista e independentista
se queda fuera del gobierno, ¿no tienen campo abierto para pedir, pedir y
seguir pidiendo, incluso desde la más burda demagogia?
Y, si entran en el gobierno, ¿no corren el
mismo peligro de chantaje continuo?
Alguna vez he escrito que los golpes de estado
se dan de muy diversas maneras; no es necesario siempre entrar con los fusiles
en ristre. Uno de ellos, más sibilino y de guante blanco, consiste en ir
vaciando de contenidos las leyes comunes hasta que un día cualquiera uno mira y
se da cuenta de que allí no queda nada de donde tirar. Este proceso es el que
creo que se está dando en parte en Cataluña. Así que yo ya no sé qué es mejor,
si todo de golpe o poco a poco. ¡Si al menos activáramos el significado de las palabras lealtad y solidaridad...!
Y nunca se ha tratado de que nadie renuncie a
nada, siempre que sea con las ideas y con las leyes. Es la misma razón que debe
sustentar a los que se sitúan radicalmente en contra de los nacionalismos y los
separatismos; sobre todo si el que los promueve es sospechosamente el rico
frente al más pobre.
Así que yo no apunto demasiado al optimismo.
Pero la gente habla con sus votos y a ello hay que someterse como mal menor.
Por más que analicemos de dónde proceden y veamos si responden a ideas, a
razonamientos, a coraznadas o simplemente a instintos. ¿Qué pensarán los dirigentes
de Ezquerra que pagaron con la cárcel de sus resultados comparados con los de
Junts, cuyo principal representante huyó en un maletero?
Como siempre, el tiempo pasa, que es lo que siempre
pasa, e irá diciendo lo que tenga que decir. Ah, y amanecerá Dios y medraremos.
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