martes, 11 de agosto de 2015

DOS CONCIENCIAS DIFERENTES


No sé si ha existido en el discurrir histórico algún fenómeno tan importante como ese que englobamos bajo el paraguas genérico de INTERNET. Tengo la impresión de que ya pocos dudan de que se trata de la revolución más importante que las clásicas: industrial, agrícola… Todo ha quedado trastocado con esta infinita red de comunicaciones, que nos ha puesto a todos en línea y en disposición de respuesta y de intervención para que cualquiera nos escuche en el momento y participe de la comunicación. Nunca como ahora la aldea es global.

Por supuesto, pienso solo en ese período que, académicamente, llamamos Historia, para distinguirla del impreciso y largo camino de la evolución, desde el big bang hasta una hipotética confluencia final en una realidad indefinida. En este camino más largo y apasionante todavía, sí se me ocurren algunos momentos aún más luminosos que este de Internet. ¿Cómo no intentar imaginar -aunque sea solo por debilísima aproximación- el momento en el que un ser viviente fue capaz de descubrirse a sí mismo y de reflexionar acerca de su propia realidad o de su propio significado en el proceso de la evolución? Ahí, exactamente ahí, comenzó la verdadera vida, la vida de verdad, esa sí que fue la verdadera explosión nuclear gigantesca. Desde ese momento, ya todo fue y será imparable, tanto en la expresión hacia afuera como, sobre todo, hacia adentro, hacia el descubrimiento del valor humano y de sus relaciones. Y, cuando se alzó al lenguaje como elemento de fijación de la realidad y de comunicación de la misma, entonces ya fue la octava del santo. Pero esto será para otra vez que abra la ventana.

Hoy había echado el ojo a una nota clarificadora de este otro mundo de ahora mismo que citaba al principio. También, a su manera, ha transformado las coordenadas de la vida y ha revolucionado las magnitudes en las que nos hemos movido tradicionalmente. Hasta aquí, el discurrir -con todas las salvedades posibles- ha sido lineal, el tiempo y el espacio tenían su proceso y duración, y todo se describía y se sujetaba a su poder absoluto. Los relieves de las cosas y sus definiciones no podían huir de esa prisión del espacio y del tiempo.
¿Quién podría negar que esas coordenadas, ahora, si no se han destruido, al menos han adquirido una velocidad diferente, más plana y de dimensión simultánea? Alguien ha apuntado una metáfora que hago mía porque me parece muy sugerente: Estamos en un período de “modernidad líquida”. Todo se nos va de las manos en un relámpago efímero y de múltiples luces, la Historia son ya momentos compuestos por infinitas historias que se entrecruzan y ni se saludan en el espacio cibernético, la aldea es más aldea o más ciudad total si se quiere mirar con otro prisma, nadie anda oculto y casi nadie se conoce de verdad, y no hay lugar que esconda sus encantos para solo unos pocos, las distancias se miden por segundos y ya no por kilómetros, y todo anda flotando en superficie, como sin apoyatura ni bases en las que anclarse con certeza y por tiempo.
Así puestas las cosas, uno tiende a pensar si al abrir la ventana no ponemos camino hacia una especie de conciencia universal parlanchina y multieje que bulle y se evapora casi al mismo tiempo, hasta convertirse casi en una realidad realmente gaseosa.
La cosa tiene su busilis (in diebus illis)y ya hay muchas mentes que andan sobre el asunto. Yo solo apunto esto que se le puede ocurrir a cualquiera, a los que andan más en red y a los que se asoman con menos frecuencia, y siempre como apunte o índice en reserva de desarrollo.

A uno le gustaría participar en otra conciencia universal más reflexiva y vital, más de encogimiento y de dirección interior que exterior, algo un poco más pesado y menos leve, una conciencia universal hacia la que me gustaría que se encaminara la evolución humana, en sentido ascendente y desde aquel luminoso momento en el que descubrió que poseía el poder de la reflexión, de alzar la mirada hacia el horizonte y tanto para dentro de sí mismo como para otras realidades más amplias y colectivas.

Pero ya se ve, aquí paso el rato sirviéndome de esta herramienta fantástica y revolucionaria. Ojalá me sirviera para ahondar en la otra conciencia de la reflexión y para incitar a otros a sumarse a ella.

No hay comentarios: