LA DULCE
SENSACIÓN DE LA COSTUMBRE
Buscar cada mañana entre las horas
una manera nueva de quererte
que tenga en su memoria los placeres
que siempre me ofreció tu ardiente boca.
Y dejarnos llevar por lo que ahora
nos invita a vivir sencillamente,
compartiendo el placer de lo que sientes
cuando a sentir contigo me convocas.
Ya son cuarenta y tres años cantando
la misma melodía y es ya larga,
pero aún suena muy bien y no decrece.
Deja que el fuego siga siendo tanto
como le pida arder la dulce llama
y seamos esa llama eternamente.
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