viernes, 12 de mayo de 2023

PUNTO DE PARTIDA

 PUNTO DE PARTIDA

Comienza hoy la campaña de las elecciones municipales y autonómicas. Serán dos semanas en las que se juegan los play off de representación política de los que ha de salir el campeón de liga para los próximos cuatro años. Con la particularidad de que aquí juegan todos, no solo los que mejor o peor hayan competido en la liga regular de cada día en los últimos cuatro años.

Son tantas las variables que se conjugan y que darán el poso final de las urnas, que conviene no venirse ni arriba ni abajo en ninguna de las situaciones. En primer lugar, porque la realidad es muy compleja, y, en segundo término, porque también es muy variable y volátil. ¿Cómo pedir al elector que analice, un poco al menos, lo que significan las ideologías -cuando las haya- y lo que significan -cuando no las haya-? Las miradas, además, se diluyen y se desparraman en distintos niveles, pues un ojo se va al territorio local, otro al autonómico, otro al de la ideología, otro al de la situación actual… Un laberinto.

En la ciudad estrecha, en otro tiempo industrial y fabril, se presentan nada menos que cuatro candidaturas, y eso que no comparecen ni Izquierda Unida, ni Ciudadanos, ni ninguna otra de esas que se proclaman «por la ciudad y su comarca».

No suelo detenerme demasiadas veces en asuntos locales, porque me parece que casi siempre se juega un partido de anécdota y no de categoría. Pero es mi tiempo y es mi espacio. Y yo debería tal vez manifestarme más veces acerca de esto y de lo otro, de lo mayor y de lo menor, de lo de diario y de lo del vecindario. En fin…

He revisado las fotografías que encuadran las distintas candidaturas. Dicen mucho, casi todo. En ellas se resumen las posibles ideas que encierran, los orígenes y la formación de los candidatos, los grupos familiares que las alimentan, la extracción social y económica de los aspirantes… O sea, que, aunque no se explicite ninguna ideología en los carteles, las caras dan para todo un índice y para un montón de capítulos. Como estamos en el mundo de la imagen, seguro que los ciudadanos se fijarán en las fotografías de los carteles, identificarán a cada uno de los que en ellos aparecen, se harán su composición de lugar y, en el subconsciente, tomará cuerpo la decisión final.

A mí esto me sigue pareciendo muy pobre. Ya querría yo que el ciudadano se olvidara un poco de las caras, de las amistades, y se fijara algo más en las ideologías, en el esquema de vida que plantea cada una, en la escala de valores que representa, en la historia que hay detrás de cada una, en la idea de ciudad que aporta (si es que tiene alguna), en la participación que ofrece a los ciudadanos, en los grupos sociales a los que más va a atender…

Porque sigo pensando que el orden de factores debería ser el siguiente: Existencia de ideología (quien no tenga un grupo de ideas estructuradas ni un concepto de comunidad, que se abstenga de participar, por favor), proyectos concretos que se derivan de esas ideologías (programa electoral) y, en último lugar, personas que mejor puedan llevar a cabo ese programa (candidatos).

¿Es eso lo que se practica? Cada cual verá, pensará y decidirá. De ahí para abajo, cualquier cosa.

Existe la tentación (la experiencia lo demuestra) de sacar trapos sucios y hasta de lanzar bulos estos días de campaña. Mira que hay algún hecho pasado de algún candidato que, en lógica de dos y dos son cuatro, lo inhabilitaría para casi todo. Pues mejor no se tiren los tratos a la cara y propongan elementos positivos y de convivencia. Con serenidad, con convicción, con energía.

Después, vamos a tener que convivir todos en esta ciudad estrecha. No la estrechemos más, porfa.

 

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