EDADES
Estoy varado en una encrucijada
que marca dirección a cualquier parte.
No sé si ando buscando o me persigue
ese reloj del tiempo que soy siempre.
Fui un bebé abandonado por un niño
que vio llegar la vida de repente.
El niño se mudó en adolescente,
privado, sin embargo, de los dones
que ofrecen a los seres esos años.
Fui joven tal vez demasiado pronto,
y llegué tarde siempre a todas partes.
Los caprichos de la necesidad
se hicieron madurez a paso raudo,
a costa de romper todos los ritmos
que propone el trascurso de la vida.
La madurez enlaza a su capricho
con las huellas que exhibe la vejez,
y estas se dan la mano
con el frío silencio de la muerte,
que no sé si ya suena en algún eco
o vive despistada de mí mismo.
Quisiera conservar al menos algo
que pueda definir mi identidad,
ese poco que aguanta y que define
la conciencia de ser tal vez el mismo
hasta echarse en los brazos del olvido.
Etapas de un trayecto indefinido
con fronteras ambiguas e imprecisas.
1 comentario:
Tú identidad la define claramente ese yo poético que nos relata ese transcurso de vida personal y social.
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